domingo, diciembre 06, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 60

 

Faltaba muy poquito para terminar el colegio y llegasen las vacaciones de verano, pero un par de fin de semanas antes de eso, me encontraba sentada en el sofá de casa mi tita Mari del Prat de Llobregat, ya me había vestido y arreglado para la ocasión que estábamos a punto de presenciar. Mi primo José se estaba por casar con lo que sería mi nueva prima Heidi, si el nombre igualito a la serie de dibujos, pero relinda ella, la conocía de poco tiempo, pero me hacía muy feliz ir a un casamiento. Para mí era la primera vez, aunque mis padres me dijeron que cuando tenía un año o dos, me invitaron a uno pero la verdad es que no me acuerdo, era muy chiquita y como ya les dije, empecé a tener memoria fija a partir de los tres años.


Me sentía algo nerviosa, en todo momento estuve agarrando el brazo de Uriel y no lo soltaba ni para ir al baño. Antes de que pudiese decirle nada, el tito Alfonso me dejó a la Abuela Victoria que ya estaba preparada con su vestido a dos piezas de color azul celeste muy bonito sentada en su silla de ruedas, la aparcó cerca de mí.

-        Laia, cuida de la abuela mientras nos cambiamos nosotros, ¿quieres?- dijo mi tio Alfonso.

-        Claro.- contesté, pero él ya estaba de vuelta en la habitación.

Me puse de pie a su lado, le agarré la mano y le miré a los ojos directamente.

-        ¿Estás bien, abuela?- le pregunté.

Entonces ella me mostró otro recuerdo…

La abuela era muy jovencita, apenas hacía un año o dos que se había casado, tenía una barriga de embarazada muy grande, se encontraba tumbada en una especie de sofá con las piernas abiertas y sin ropa interior debajo del vestido. Gritaba de dolor, no entendía lo que estaba sucediendo, pero hacía una calor.

-        Ya asoma la cabeza, la quilla…- decía una mujer que no había visto jamás.

Otra mujer le agarraba de la mano, al parecer estaba de parto de su primer hijo, en este caso de mi tita Julia. En la otra sala estaba la sombra de un hombre reflejado en el cristal translucido, adiviné que ese debía ser mi abuelo Hilario. Se me revolvió el estómago volverlo a ver, aunque fuese su sombra, esperaba que no entrase, de hecho sentía que mi abuela se sentía más segura rodeada de mujeres que de su marido.

-        ¡Vamoh vitorina, vamoh! ¡Puja fuerte! ¡Qué dios ya la está sacando!- decía la mujer que se puso entre las piernas de mi abuela.

Mi abuela hacía fuerza, una de las manos que me agarraba notaba su fuerza, me dolía pero también me puse a animarla, para que tuviese valor.

Entonces un silencio se asomó y acto seguido el llanto de su primer bebé cantó por primera vez el aliento de vida.

-        ¡Es una niña, Vitorina!- le dijo la mujer emocionada con la niña entre sus brazos.

La otra mujer agarró una toalla y envolvió la niña que seguía llorando, entonces se la entregaron.

-        ¡Ay… aquí estah mi Julia! ¡Qué guapa ereh!- decía emocionada mi abuela que acababa de ser madre por primera vez.

Me emocioné. Nunca había presenciado un parto en mi vida. La abuela me miró con los ojos llorosos, me sonrió.

Regresamos ambos al presente, al aquí y ahora, con lágrimas en los ojos de felicidad. ¡Qué bello momento! En realidad perdió bastante el acento puesto que tres de mis titos nacieron en Andalucía en la provincia de Jaén, luego se mudaron a Cataluña.

-        ¿Por qué recordabas eso, abuela?- le pregunté aún emocionada.

-        Se me acaba el tiempo, chiquilla. Sé que no voy a conocer a mi primer bisnieto.- solo pudo decir eso, pues nos interrumpieron los familiares.

Colocaron a la abuela en el asiento del copiloto, atrás se sentó por un lado el Titi y a mi izquierda mamá, papá conducía. Había un segundo auto dónde iban los demás titos, Alfonso y Rafalé., junto al tito Juan y la tita Mari. Los primos Juanito y Jordi fueron caminando hasta la iglesia, ya eran grandes y sabían el camino.

Me agarré fuertemente a la mano del Titi y con la otra que parecía tener libre, me agarré al brazo de Uriel. La iglesia daba mucha impresión, en realidad esa fue la primera vez que entré en una, durante mis seis años no había tenido el placer de entrar ni en las de Manlleu ni en ningún sitio, como mucho a una simbólica capilla que tenía la escuela pero, nada que ver con una Iglesia, las había visto por fuera, pero por dentro… nunca. Me pude sentar al lado del Titi, pero Uriel tuvo que pasar toda la misa de pie a un lado de los bancos, no había lugar para él y como estaba con el Titi, lo aceptó.

Esa iglesia decía Uriel antes de entrar de que era bastante moderna, recién reformada. No lo entendí hasta que entré a dentro. Me quedé mirando las paredes, según fotos que había visto en los libros de religión, no había ningún fresco, todo era tocho y yeso blanco, incluso el altar. ¿Qué había pasado allí? Entonces, cuando el cura empezó su homilía empecé a mirar el techo por todos los lados, esperando una respuesta que no llegaba, así que llamé la atención del Titi y le susurré al oído.

-        ¿Cuándo va a hacer Dios acto de presencia en esta unión sagrada?- pregunté.

El Titi me miró a los ojos y se puso a reír disimuladamente, le pareció gracioso mi pregunta que al contrario que a mí, no entendía qué hacía tanta gracia.

-        En esta boda, ni Dios ni Jesús vendrán. Es una boda humana, amor. Que lo hagan por la iglesia es por respeto, pero si miras en su interior, no vibran en la sintonía. – informó el Titi.

Era cierto, sus corazones no marcaban la misma frecuencia que un Ser de Luz casándose, por lo que me había comentado el Titi, se casaban por la iglesia por respeto, pero no porque sintiesen la unión entre el universo y la humanidad. Me puse triste. Dios aceptaba la unión, pero no de la forma que yo esperaba, me sentía traicionada por mi primo, ¿cómo era capaz de traicionar su propia existencia como humano y como ser universal? ¿Sabía lo que eso significaba? Por la cara de felizmente casado con la mujer que más amaba en esta vida, y quizás en sus otras vidas también, me daban la respuesta contraria a la que yo quería escuchar. No, no sabía lo que realmente significaba lo que estaba haciendo y de la forma en como lo hacía.


En un momento en que el cura nos dio permiso para sentarnos, perdí el equilibrio y terminé encima del Titi sin perder el conocimiento, pero me sentía mareada. El Titi me agarró, preocupado empezaba a decir mi nombre susurrándome, para no llamar la atención. No le escuchaba, cada vez su voz era como un eco que perdía fuerza, la iglesia daba vueltas y un calor repentino me atravesó el alma. Miré al altar, más allá de las paredes y vi a un señor muy mayor que me miraba directamente. ¿Cómo había aparecido ese señor allí de repente? ¿Quién era?

Caminaba por el altar, observando a la parejita pero parecía ser un fantasma, entonces el tiempo se detuvo, excepto él y yo, nos pudimos mover. Recuperaba la compostura poco a poco.

-        Laia, ven aquí, por favor. – dijo su voz era potente pero amorosa.

-        ¿Quién eres? – le dije mientras caminaba por el medio del pasillo y me dirigía al altar.

-        Eso no es relevante ahora. Esperaba que vinieras hoy aquí, Laia. Hace mucho tiempo que te estoy esperando, te he estado observando en cada vida que has tenido, desde que te conocí por primera vez. Sinceramente, me puso feliz saber que en esta vida has decidido trabajar y cumplir con tú destino. Todos nos pusimos contentos, incluso tu madre. – dijo ese Ser de luz.

-        ¿Mamá?- miré de ubicarla en la iglesia.

-        Si, pero no estoy hablando de la madre que tienes en esta vida, pues hablo de tú primera madre en tú primera encarnación. – dijo seguro de sí mismo.

Aún no recordaba mi primera encarnación, pero al parecer ese Ser de luz tan mayor, provenía de allí. Subí las escaleras del altar y le quise dar la mano, pero le atravesé, me asustó.

-        ¿Eres un fantasma?- le pregunté.

-        No, claro que no. Ahora lo que estás viendo es un holograma, te estoy hablando desde mi lugar de trabajo. Siento mucho que nuestro reencuentro sea así, pero no puedo venir todavía a la Tierra físicamente, pero algún día será. – dijo como disculpa que no entendí.

-        ¿Quién eres? ¿Por qué no me dices tú nombre o lo que eres? ¡Cualquier cosa! Pero necesito una identificación, por lo menos…- le exigí.

-        Tengo muchos nombres, por eso no es importante eso ahora. Me llaman Creador… entre otros nombres. Lo importante aquí es que he congelado el tiempo incluso a Uriel, porque tengo algo importante para ti y esto no se lo puedes decir ni a tú ángel guardián, ¿de acuerdo? – dijo él.

Me giré miré a Uriel, efectivamente estaba congelado en el tiempo, fuese lo que fuese, era importante, volví a mirar al Creador, aunque no entendía su nombre y le escuché.

-        Tengo un trabajo para ti, Laia. Quiero que hagas una cosa por mi. – dijo, se puso serio.

-        ¿Qué quieres?- le dije preocupada.

-        No naciste en esta familia por casualidad, detesto esta palabra, parece que todo el trabajo del universo no sirva para nada… en fin… cuando supe que vendrías a esta familia, lo tuve claro lo que tendrías que hacer. Quiero que les muestres la verdad a través de tus enseñanzas, solo así estarán listos, ¿aceptas? – informó el Creador.

-        No entiendo. ¿listos para qué?- le pregunté.

-        Ya lo sabrás más adelante. Pero tú eres la indicada para hacer este trabajo, ya sé que todavía no tienes los permisos para trabajar como Ser de Luz ni Emisario, pero yo me encargo para que empieces con esto, ¿aceptas? – dijo.

-        ¿Por qué yo?- le dije.

-        Es tú naturaleza de SER, tú origen, allí están todas las respuestas a tus preguntas, querida. ¿aceptas, si o no? – dijo.

-        Cuenta conmigo.- le dije.

De repente volví a sentirme mal, cuando recuperé las formas, me encontraba sentada al lado del Titi, todo estaba como si nada, excepto en que en el altar no había nadie más que el cura y los novios que se estaban terminando de casar.

PD. La semana que viene no habrá capítulo, quizás una reflexión pero estaremos de vacaciones toda la semana próxima.

Recomendación: Dile - Rosalía. 

HR.

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jueves, diciembre 03, 2020

La Organización Del Coro De Los Ángeles

 

¿Quiénes de ustedes que están leyendo esto ahora mismo les gustaría escuchar al famoso coro de ángeles cantar en sus habitaciones como si fueran la emisora de radio prendida a las 3am todos los días de sus vidas? Si ya les escuchas, tranquilo no estás loco, es normal de hecho ahora los ángeles se están permitiendo verse y escucharse con mayor frecuencia que antes, porque desde la normativa nueva universal del pasado 30 de Octubre de 2020, ahora los Seres de luz de las 9D físicas que nos envuelven tienen permiso para dejarse aparecer ante nosotros y empezar a vincularnos en nuestro destino, la ascensión del planeta.

Hace unos días les conté en un video de Instagram, que las conexiones del YOSOY des del pasado 13 de octubre del 2020 que el coro de ángeles participa en las meditaciones diarias, que por cierto, estamos empezando el quinto mes, solo nos faltarán siete meses para terminar, unas 120 conexiones ya realizadas de 365 que debemos realizar. Todas transmitiendo el mensaje en historias de Instagram, el de mi yo superior Haia Hoë y el mensaje del coro de ángeles.


En cada conexión mi yo superior le da permiso al coro de ángeles para que canten la nota y el mensaje que traigan del día, es maravilloso, porque incluso yo que no organizo nada, sino que todo es de los Seres de Luz y de mi yo superior, me quedo sin palabras cuando ocurre algo nuevo. En teoría ahora será así hasta el final, pero escuchar al coro de ángeles es de las cosas más esperadas del día, normalmente hacemos la conexión a las 8:30pm en la Torre del Reloj de la Iglesia de Santa María de Manlleu. El Arcángel San Gabriel es quién se encarga burocráticamente de los ángeles que deciden venir desde Agartha a las conexiones, aceptamos mínimo 5 y máximo 30, porque el lugar no es muy grande, ellos vienen en su vibración de 5D pero ese lugar es sagrado, está en medio de la ciudad y se les escucha con sus propias voces charlar contigo directamente y sientes sus presencias. ¡Maravilloso!

¡Ni se imaginan lo lindo que es cuando el Coro de Ángeles empieza a cantar y se escucha en el cielo su canto! Todo está en silencio, a esa hora ya no pasan tantos autos, y los vecinos de los edificios se quedan en silencio en sus terrazas, para escuchar qué tienen preparado los ángeles para el día de hoy. Ayer mismo, me quedé tan impresionada y enamorada que terminé llorando de felicidad, con el frío que hacía de 4ºC pero valió mucho la pena. Para que se hagan una idea, les dejo a continuación una lista de canciones que he encontrado que cantan los ángeles y que otros autores que han tenido el placer de escucharlos y de canalizar esas canciones, las han podido grabar y crear un disco y se encuentran en spotyfi:

·       Heaven is for real (film) – Heaven de Nick Gleinne-Smith.

·       Elías Argüello – Mi amor

Esas voces que se escuchan en la segunda canción que les acabo de mencionar, son de ellos, es una canción grabada en el 2010, pero que ahora si los escuchas en tú casa o en el lugar que sea, si grabas el audio, se queda grabado y se escucha súper fuerte. De todos modos en diciembre grabaremos el audio de la conexión y lo pondremos en youtube, ya les digo de antemano que se va a escuchar y van a flipar, como ya les dije, yo no sé manipular audio, tal cual pase lo pondremos.

¿Por qué se puede escuchar al coro de ángeles? La base para entenderlo es imaginar que un coro en realidad está compuesto por varios grupos, al igual que una orquesta. En el coro de ángeles, durante estas conexiones está organizado por 4 grupos (normalmente son 6):

·       Primer Grupo Vibraciones → Suelen ser voces de ángeles que emiten un sonido de una consonante como la “M” o la “N” en Sayónico (lo usan porque es el idioma de la vibración universal). Está compuesto por un máximo de 50 ángeles tanto hombres como mujeres. A la derecha del director de orquesta (el Arcángel Anael).

·       Segundo Grupo Instrumentos → Son instrumentos de viento, campanas, cuerdas e incluso piano o guitarra. Compuesto por hombres y mujeres, se encuentran a la izquierda del director de orquesta, solo tocan en la canción del final o mientras la vibración en la torre. Unos 50 ángeles mínimos.

·       Tercer Grupo Voces Femeninas → Estas voces son bastante altas, todavía cuesta de encajarlas en el oído humano, pero suelen apoyar el mensaje, normalmente repiten una palabra “amor” o “aleluya” durante los diez minutos del mensaje, son 100 voces femeninas y se encuentran al lado del primer grupo más en el centro.

·       Cuarto Grupo Voces Masculinas → Son los que cantan el mensaje del día, unos 150 ángeles que están al lado del segundo grupo. Suelen bajar físicamente a la Torre a través de un portal o se pueden ver en el firmamento camuflados como estrellas que se mueven raro (en plan avión pero las alas se doblan como un pájaro), duran diez minutos.

Al final cantan todos, una canción como las que les he pasado antes, o una que tenga que ver con el mensaje del día. Acostumbrar al oído a escucharlos es fácil, si últimamente notan que les pican mucho las orejas o se taponean, es que la frecuencia que normalmente escuchan se está perfeccionando para que escuchen más de lo que ya escuchaban, beben agua constantemente e intenten no poner música muy alta. Si les pican las orejas, pueden rascarse sin hacerse daño, es algo fisiológico nada importante, eso es debido a que los filamentos que hay en la oreja para escuchar cosas, que según la medicina moderna una vez mueren (por ruidos altos) ya no se recuperan, en realidad renacen y eso es el agua que tiene propiedades muy importantes para el ADN.

Recomendación: Un ángel Desobediente – Netflix.

HR.

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domingo, noviembre 29, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 59

 

El Ser quedó inmovilizado boca abajo en el suelo, me subí enseguida a su espalda, agarré sus patas delanteras con una mano y con la otra, le di un pequeño golpe en las rodillas, ese ser era mitad mantis mitad hombre, le fusioné las rodillas, él gritó de dolor.

-          En nombre de la Hermandad Blanca y la Guardia de San Miguel Arcángel, queda usted detenido, por incumplir las normas 487 de conducta Universal, la norma 82 de armonía espacial y la norma 134 de pertenencia de armas ilegales. – dije, entonces sonó la trompeta, la prueba había terminado.

El resultado no lo iba a saber hasta dentro de unos días, pero me sentía que había hecho un buen trabajo todos los días. Para mí era importante superar este examen, porque de este modo, me centraría más en la recuperación del cargo que según Lonan decía, como guardiana de la Unidad 23, que al mismo tiempo estaban esperando mi regreso. Sentía que mi lugar era allí, formando parte de la unidad de la guardia de San Miguel Arcángel, aunque recordaba la opinión del Chico de Ojos Verdes, era importante para mí.


Salí por la segunda puerta, ya de nuevo con la ropa de siempre, a fuera cerca de la cancha del juego de la Rata me esperaba el Chico de Ojos Verdes, ya era demasiado tarde como para ver un trozo de un partido, todos nos teníamos que ir a casa, así que con la compañía del Arcángel Uriel, nos fuimos los tres a buscar el metro. Al salir una hora más tarde de lo habitual, ese metro iba directamente a Manlleu. Me sentí muy feliz saber que habían podido venir al final, y también por las críticas constructivas que daba Uriel respecto a la prueba.

-          ¿Sabías que te iba a tocar enfrentarte con un… insectoide?- me preguntó el Chico de Ojos Verdes, que no había abierto la boca en todo el trayecto.

-          Un… ¿qué?- dije.

-          Insectoide, la especie más hostil del universo conocido. ¿por qué elegiste enfrentarte a una proyección así?- dijo el Chico, se le veía emocionalmente afectado, preocupado por mí y por más cosas que no llegué averiguar.

-          Ni sabía. Solo he metido la mano en el saco y ha salido esto. Ni sé quién era.- le confesé.

-          Bueno… solo era una proyección, chicos… - decía Uriel para calmar los ánimos, pero no daba resultado.

-          ¡Ves, sigues recordando lo que pasó! ¿Por qué decidiste volver? ¿No sabes al peligro que te estás exponiendo y yo no voy a poder protegerte siempre, si te pones constantemente en peligro, sabes?- confesó con los ojos emocionados, indignado el Chico.

-          ¿Perdón? ¿qué tú me protejas a mí? ¡No me conoces como soy en esta vida, chico! Pero de ningún modo soy una princesita, y no lo pienso ser. ¿entiendes? ¡Además ya te lo dije! Es algo que siento que debo hacer, tengo que volver a la guardia, sí lo quiero hacer.- le dije sinceramente.

-          Esas palabras que ha dicho la proyección, son ciertas. Ellos mataron a tu mamá.- dijo el Chico.

Las dos paradas que faltaban para llegar a Manlleu, las pasamos en silencio mirando el paisaje, pero ambos llorando en silencio. Uriel me agarró la mano, pero también se la agarró a él y las juntaron.

-          Ustedes dos no se pueden pelear, son amigos y a los amigos se les cubre las espaldas, pase lo que pase, decidan lo que decidan. – dijo Uriel poniendo paz, esta vez lo consiguió.

Me lancé a los brazos del Chico y le susurré “perdón” y él dijo lo mismo, entonces llegamos a mi parada. Con Uriel bajamos del metro, y al girarnos para saludarlo desde la distancia, me di cuenta de que el Chico ya no estaba en el metro. Se cerraron las puertas y el metro prosiguió su curso, me puse a caminar junto a Uriel, pero alguien me dio en la espalda, me giré, era el Chico, había bajado del metro.

-          ¿Qué haces?- le pregunté.

-          Ah… te tenía que decir una cosa… me he mudado a Manlleu.- dijo con una sonrisa que cambió por completo el momento agrio.

-          ¿Cómo?- dije pero él me abrazó y salimos juntos del andén.

Aunque no me dijo dónde vivía, por lo menos sabía que lo tenía super cerca, incluso en 3D, puesto que él también vive en esa dimensión. Quizás me lo cruce por algún lado de la calle y no me dé cuenta de que es él, pero cerquita lo tengo.

La última semana antes de terminar Abril, en el colegio terminamos el proyecto de los dinosaurios, la Ramona nos dio un cuadernito impreso que habíamos hecho entre todos en algunas horas en informática y al fin dábamos por terminado el proyecto. Había aprendido muchas cosas sobre nuestro antiguo reino, los Dinosaurios. Ya de por sí, me enamoraron aquellos que tenían el cuello tan largo y comían hierbajos tanto de las hojas más altas de un árbol hasta las más bajas en el suelo. Mientras que los demás se peleaban por el Tiranosaurios Rex, yo me quedaba con mi cuellilargo pacífico y amoroso.

-          Bueno alumnos, hoy iremos a la clase de Octavo B para presentarles nuestro proyecto, ¿de acuerdo?- dijo la Ramona.

Me alegré mucho porque tenía la posibilidad de volver a charlar con Silvana, aunque la última vez no fue demasiado bien, esperaba que con este proyecto quizás consiguiera algo. De camino hablaba telepáticamente con Uriel.

-          Dary, ¿cuál es la mejor forma de decirle a alguien que te acuerdas de ella pero que la última vez que se vieron fue en otra vida?- le pregunté.

-          Quieres un consejo…- dijo yo dije que si con la cabeza.- dale pistas, es mejor que lo descubra ella misma, es una forma de que no te tome por loca, si va descubriendo paso a paso quién es. De la otra forma, la perderías para siempre. – dijo Uriel.

-          ¿Cuál me puede asegurar que a pesar de que se tome un tiempo para averiguarlo solita, pueda seguir con ella?- le dije.

-          Ninguna, solo hay que tener paciencia, mi amor. Es la base para que todo ocurra. – contestó.

Mientras la tutora de aquella clase, nos presentaba en conjunto, empecé a buscarla, se encontraba en la tercera fila a la izquierda, nada más verla le sonreí, ella me vio y resopló. Algo me decía que le molestaba algo… pero no entendí qué… tenté a la suerte, porque no sabía ni por dónde empezar, ¿cómo podía vincular este proyecto con la vida en la antigua Roma? ¡Ay Dios, dónde me había metido!


Caminé hacia Silvana sin dudarlo, curiosamente nadie iba hacia ella, hasta que llegué, le sonreí y ella me lo devolvió. Bien, eso era un buen comienzo. Puse el cuaderno encima de su mesa y ella empezó a revisarlo, observando las fotografías y los títulos, sin ceñirse mucho al texto del proyecto, me quedé observándola. ¿Por qué estaba tan nerviosa?

-          ¿Por qué me dijiste la última vez si sabía quién eres?- me preguntó.

-          Porque me suenas mucho, y pensaba que a ti también.- le dije, los nervios me hacían tartamudear un poco.

-          No sé quién eres, pero me resultas conocida. ¿Te llamas Laia, verdad?- dijo, me mostró la portada del documento que llevaba mí nombre.

-          Sí.- dije.

-          Lo siento, pero no me suenas.- confesó.

Me giré un momento, miré la pizarra, curiosamente estaban dando clase de historia, miré lo que había en la pared, historia Romana. ¡Qué curioso es el universo! Le volví a mirar.

-          ¿Daban historia ahora?- le pregunté.

-          Si, es algo aburrido… ¡qué suerte tienes de no pensar en eso!- dijo no tenía mucho interés por el tema.

-          En mi clase no damos eso, pero yo la estudio aparte, por mí cuenta. Dime ¿cuál es tú parte de la historia de Roma favorita?- le pregunté.

-          ¿Eres un celebrín o qué?- dijo para reírnos un rato.

-          No, no lo quiero ser. Pero voy por tú nivel en realidad, aunque esté en primero.- le confesé.

Silvana alucinó, no se lo esperaba.

-          Entonces, ¿sabrás explicarme la antigua roma, cuando fueron las conquistas de España, verdad?- me preguntó.

¡El universo ya lo dice, todo está conectado! Le sonreí y después de tomar aire, le empecé a explicar, parecía perdida en el tema, así que le ayudé un poco. Hasta que se quedó muda, mirando a la cuarta pared durante bastante tiempo, al volver, me miró con los ojos algo bañados en lágrimas.

-          Ampurias, Barcino y Tarragona fueron ciudades muy importantes, ¿verdad?- me preguntó.

-          Si.- le dije.

A partir de aquí, ella empezaba a recitar sus memorias, de forma inconsciente pero recordaba, y se acordaba del general, aunque no me reconoció como tal, pero se acordó. Para mí también fue nuevo eso, me dejé llevar por el flujo del universo y pude decir lo que quería decir. Pero en el momento en que le iba a decir algo más, nos tuvimos que ir, no pude decirle que era yo el general, que la manzana que comía la había compartido con ella, pero no quiso y que durante toda una semana, estuve yendo a ese pozo para solo verla. No le pude decir eso, tuve que esperar al fin de curso.

Durante la última semana de clases, ya en Junio, la Ramona para despedirse de nosotros, quiso hacer un ejercicio escrito.

-          Les estoy repartiendo una ficha, dónde hay dos preguntas, quiero que me digan ¿qué más les ha gustado del curso? Y en el otro lado ¿qué no les ha gustado del curso? – dijo.

Mire a mis compañeros, pensaban y pensaban pero no escribían, tampoco era tan difícil, para mí me fue más difícil rellenar la parte positiva, puesto que ese curso había sido una mierda, la relación con la Ramona no era nada bueno, aunque me he callado algunas pullas, pero fue nefasto, su actitud antes las cosas, la forma de ponerme en peligro sin tener el mísero interés en procurar por sus alumnos,… siempre que ocurría algo, salía mí nombre aunque no hubiese hecho nada, solo era el centro de su atención, algo que detestaba.

La parte que menos contenta estaba, fue que ella era la de oposición, en cuanto me pasó lo de Gämael, en vez de intentar ayudarme, me puso contra las cuerdas del tiempo y el espacio, aumentando así ya las burlas entre los alumnos. ¡Fue la guerra que no quise empezar y no empecé pero ella daba guerra! Durante ese curso, me sentí muy indefensa, los compañeros se metían conmigo, cada vez que abría la boca, se reían de mí, y la Ramona aunque tenía una sonrisa falsa, también me metía en ridículo, apuntándose a las burlas de mis compañeros. ¿Tenía que mentir en esa ficha? ¡Claro que no! Pero mis compañeros sí que le hicieron la pelota, por miedo a suspender. A mí me daba igual, la había peleado hasta el final.

Entonces, me levanté y me dirigí hacia la mesa de la Ramona y le entregué la ficha, en la parte positiva solo puse la excursión al Gnomopark pero la otra pregunta no me quedó ni un espacio libre. La Ramona se asombró, se puso de pie y caminó por la clase, leyéndola.

-          ¡Escuchen esto que ha puesto Laia!- dijo la Ramona.

¡No me lo podía creer! ¡No sería capaz de…!

-          Positivo, la excursión al Gnomopark.- los compañeros estaban normal.- pero en negativo, ha puesto <la Ramona, su actitud ante el sufrimiento de uno de sus alumnos es inaceptable> - dijo la Ramona, me miró sorprendida.

Los compañeros se quedaron en silencio, me miraban como si me fuesen a castigar.

-          ¿Por qué has puesto esto?- me preguntó la Ramona.

-          ¡Por qué es cierto! No estoy contenta con sus servicios, seño. Ha estado todo el curso, buscándome para su guerra, y como ha podido comprobar, no lo he aceptado en ningún momento. Si lo que quería era poner en ridículo a alguien, que sepa ha sido usted quién lo ha hecho consigo misma. Porqué si hubiese hecho un buen trabajo, quizás ahora no tendría este moco delante de los compañeros.- le dije con sinceridad.


Los alumnos empezaron a reírse, pero esta vez no eran de mí, sino conmigo. Aunque yo no estaba contenta del numerito que se había formado, me senté entre aplausos, mientras que la Ramona se sentaba avergonzada.

Aprendí muchas cosas durante ese curso, una de ellas era a no aceptar injusticias, solo había montado dos numeritos en todo el curso, el de la psicóloga y el de la profesora. Pero eran para no convertirme en el juguete de nadie. 

Recomendación: Crónicas de Navidad 1 y 2 - En Netflix (Película).

HR.

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jueves, noviembre 26, 2020

Normas Sociales

 

¿Por qué aceptarse es tan difícil pero cuando nos referimos a las normas sociales parece que todo sea más sencillo? La sociedad por naturaleza dicta unas normas de comportamiento, en que todos sin ningún tipo de excepción deben cumplir, y estas normas las regimos nosotros mismos. Son normas en que un gobierno en realidad no tiene el poder, por ejemplo la moda, ¿por qué pensamos que todos tenemos que vestir en los distintos estilos que uno debe marcarse? Es decir, cuando bajo a Barcelona me doy cuenta de ello, si eres Emo, debes vestir como uno, si eres Punk debes vestir igual, pero ¿Y si en realidad tu estilo de vestir no cumple ningún estilo identificado y solo según lo que te vaya gustando vistes algo u otra pieza más cómoda a ti?


Las normas sociales es como la moda, son normas en que nosotros y sin reunirnos para debatir si debemos ser de esta forma u otra, aceptamos las condiciones sin rechistar. Miren las tiendas cuando paseen por las calles de sus ciudades o pueblos, tenemos definidos estilos de vestir, de forma de vivir entorno al hogar, la tecnología… ¿por qué las aceptamos? Por ejemplo, hace unos 200 o 300 años, la diferencia de clases sociales era algo muy definido, que se medía según si comías todos los días o no podías comer ni una miga de pan. Ahora parece que se haya disipado, pero no… porque sigue habiendo personas viviendo en la calle, mendigando, siguen habiendo gente que debe ocupar casas porque no puede pagar ni el alquiler social que les dan tras perder sus propias casas. Y esto, aunque no nos guste, también lo aceptamos, porqué ¿Cuántos de ustedes han dado algo de comer al mendigo o le han saludado o ayudado en algo? Con el mundo que vivimos, seguramente que serían tan pocas personas que se podrían contar con los deditos de una sola mano.

Así que aceptas que un mendigo no tenga hogar, ni trabajo, ni nada para comer, pero lo único que gana es para un cartón de vino y emborracharse porque lo único que le queda es eso… día tras día emborracharse para ver la vida de otro color, porque esa persona más negro y no la puede ver mejor. Entonces, te justificas con que es una estafa, porque en vez de invertir el dinero en comprar comida, lo hace para emborracharse… ¿Qué tienes por corazón? A ver… ¿y si te dijera que ese es tu futuro? Imagina si aquella persona que está mendigando, en realidad es tú yo del futuro que ha viajado en el tiempo para decirte “eh, vigila porque con esta actitud, acabamos así”. Te lo repito por si no te quedó claro, ¿Acaso el mendigo y tu han dejado de ser humanos? Entonces… ¿por qué tomas esta actitud?

Aceptamos las normas sociales de igual manera que se elige una papeleta en un cuenco de cristal con los ojos cerrados, como ciegos que no quieren ver la realidad y se centran en sus vidas, pensando que importan más que los demás. En las ciudades se ve como las personas caminan por cualquier lugar, pero entre ellas, ni se saludan, ni se miran… uno anda con los audífonos escuchando música, otro con el celular, una paseando el perro y al mismo tiempo contestando una llamada de teléfono, otro corriendo… pero ninguno se mira, todos a lo suyo… y si los miras y se dan cuenta, te miran con cara de no entender nada, pero pasan de ti… desvían la mirada y ya… y solo los miras a la cara aunque no los conozcas simplemente para ser amables y no ser tan autómatas que a lo tonto… ya no podemos ni abrazar a quién nos importa.

Debemos abrir el corazón y darnos cuenta de la cantidad de normas sociales que aceptamos ciegamente y que poco a poco nos separa aún más de seres sociales. Como el que tanto se repite en la adolescencia de tomar alcohol o fumar, no saben la cantidad de jóvenes que empiezan a drogarse así, por tan solo permanecer a un grupo de amigos y no tengas que estar solo cuando intentas respetar tú salud y sobre todo tus principios. ¡No somos tontos! Aceptamos estar normas sociales, pero no nos aceptamos como somos cada uno de nosotros mismos, vaya controversia, ¿no?

Recomendación: Apoligize – One republic.

HR.

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¿Un Demonio Siempre Ha Sido Malo?

  ¡Feliz año a todos! Dejamos atrás el año del infinito (2+0+2+4=8) y nos vamos centrando en el año de la divinidad (2+0+2+5=9). El año pa...