EL BLOG DE LOS SERES DE LUZ CAMINANDO JUNTOS HACIA LA 5D. Mensaje del àngel (5€), Terapia emocional (10€), Canalización en directo (17€) si quieres un servicio envía un correo a laiafgali@gmail.com
Has dejado atrás el miedo, para seguir y aquí estás, delante
de tú mayor oportunidad de crecer y aprender a vivir tal y cómo resuene tú
propio corazón. Te damos la bienvenida a tú hogar de nuevo, la última vez que
viniste, te fuiste a la Tierra a mantener una vida ajena a lo que realmente
estás destinado a ser, porqué tú mismo lo decidiste hacer antes de nacer en
esta vida en la que sigues estando. Ahora tú mundo está entrando a la Era de
Acuario, y tú cuerpo ha sufrido ciertos cambios importantes, que te van ayudar
a seguir caminando en esta nueva vida que se te presenta ante tus ojos y has
decidido aceptarla.
Primero de todo, debes recordar que somos los Seres de Luz y
que siempre hemos estado cuidándote desde lo más invisible, pero ahora ya
puedes sentir nuestra presencia, si das tú permiso, nosotros te daremos
nuestras manos para invitarte al abrazo de luz más hermoso que jamás habrás
imaginado nunca. Te esperan misiones complejas pero si sigues adelante, sabrás
salir y aprenderás a vernos cuando nosotros te estemos comunicando algo
importante de quién o qué debes hacer o ayudar.
Nosotros respondemos a tú corazón, pues él solo resuena amor
porque el miedo reside en tú cabeza todavía, aunque ya estás aprendiendo a
volver a confiar, tanto en ti, como en los demás. Entendemos lo duro que habrá
sido, que te hayan traicionado o que en alguna ocasión las cosas no pasaban
cómo tú querías, pero ahora todo esto ha cambiado, tú corazón es el guía y el
cuerpo simplemente admite quién uno es, un SER conectado con un proyecto más
grande que tu propia vida. No te preocupes, estás preparada aunque no lo
sientas al principio, tú espíritu tiene toda la información que vas a necesitar
para aprender a manejarte en esta nueva vida, solo deberás aprender a meditar y
escucharle, puesto que es el aire que resuena en tú oído y a veces le llamas
intuición.
Somos los ángeles y arcángeles que te acompañamos, pero
pronto nos podrás ver cara a cara, tú trabajo y tú nueva vida, solo han
empezado. Pero te queda aún mucho por vivir. Ten Fe en ti, no necesitas una
figura de cerámica y rezarle, para saber ¿qué necesitas? Solo necesitas pararte
y preguntarte “¿qué necesito yo aquí y ahora?” luego escucharás la respuesta
dentro del corazón, el espíritu hablará a través de tú intuición. ¡No temas
puesto que tú vida ahora depende de que seas valiente y le marques al miedo una
tregua!
En cuanto llegamos al aeropuerto me cagué encima de lo
grande y diferente que era, estaba acostumbrada a los hangares de 5D, llenas de
naves de todos los orígenes de las estrellas, y en un aeropuerto, solo son
pájaros de metal que viajan de un país a otro sin salirse de la gravedad del
planeta. Literalmente me llevé una pequeña decepción, porque pensaba que
estarían un poquito más modernos… quizás de nuevo me había “adelantado” en el
tiempo, me suele pasar mucho.
El camino de Manlleu hasta el Prat fue bastante corto para
mí, porque me quedé dormida a la segunda curva de la autopista, mientras que mi
abuela charlaba con mis padres y la radio, que en ese tiempo era radio
teletaxi, se escuchaba muy de fondo. Al llegar al aeropuerto fuimos a facturación,
lo recuerdo como un proceso algo tedioso, pero luego el sistema de seguridad
fue aún más, porque me tuve que quitar los zapatos, mis padres se tuvieron que
quitar los cinturones y eso… después de lo que había ocurrido hacía casi un año
después del atentado de las Torres Gemelas, las seguridades en los aeropuertos
aumentaron el triple.
La espera de subir al avión fue interesante, aunque me di
cuenta de cómo eran, estuve todo el tiempo observando como preparaban un avión
que acababa de llegar de su viaje, ver tantos transportistas llevando maletas y
entre otras cosas, me fascinaban, cómo ya se habrán dado cuenta soy de
naturaleza curiosa y me gusta aprender mucho a través de la observación. Mi
madre tuvo que irse a una tienda a comprar chicles, así que le acompañé, porque
así podía elegir de los que me gustaban, por eso agarré los de hierbabuena que eran
riquísimos.
Una vez que embarcamos, me tocó ventanilla junto a mi mamá,
como era el primer asiento de la zona de turista, en medio de los tres asientos
no podía ir nadie sentado, así que mamá le tocó pasillo, detrás, mi padre le
tocó en medio y la ventanilla fue para mi abuela. Mientras que esperábamos a
que cerrasen las puertas, ya me puse el cinturón de seguridad, me impresionó
que no fuese como en el auto, sino solo de cintura, otra persona con mentalidad
catastrofista pensaría que tendría más posibilidades de morir, pero yo pensé
que a lo mejor este cacharro me iba a impresionar… aunque tenía pocas chances
la verdad, me había desencantado demasiado rápido.
El avión arrancó el motor y empezó a moverse hacia adelante,
tras salir de su estacionamiento, aproveché para ponerme el chicle en la boca y
le di la mano a mamá, porque me daba como impresión, ¿ahora que iba a pasar
para ponernos a volar se alzaría como una nave del hangar o tendría que tener un
espacio a gran velocidad? Había visto cómo los Centuriones para poder volar con
sus alas, necesitan una pista a máxima velocidad, yo sinceramente esperaba la
primera opción, ver como te alzas de repente, en plan gancho de una máquina de
la feria, es mucho más impresionante, que ir a máxima velocidad y luego
emprender el vuelo.
Las azafatas, terminaron de indicarnos los lugares de
seguridad en caso de emergencia, yo confiaba que los ángeles no intentarían que
el avión le pasase nada, confío más en un ángel que en el piloto de los aviones
aunque llevan miles de horas de entrenamientos. Lo siento, pero sinceramente,
le entregaría mi alma a un ángel de luz antes que a una persona que no sabe qué
hacer ni con su alma. Siento ser algo brusca en este sentido, pero es una
cuestión de fe y de consciencia, los ángeles siempre han estado a mi lado, las
personas, simplemente huyen a la primera de cambio, cuesta confiar que podrías
darle tú alma en caso de peligro.
-Señores pasajeros, estamos entrando en la zona
de pista, en breve emprenderemos el vuelo y nos dirigiremos hacia el aeropuerto
de Orly en París. El viaje tiene aproximadamente una duración de dos horas y
diez minutos, espero que disfruten del viaje con nuestra compañía con un
refrigerio. Les ha hablado el comandante.- dijeron por radio.
Miré por la ventanilla, el avión giró y pasamos un paso de
peatones, siempre me pregunto ¿qué hace un paso de peatones allí? El avión se
paró y delante se veía otro avión en espera. Enseguida emprendió la velocidad
el avión de adelante y nosotros nos colocamos dónde esperaba. Esos minutos de
espera fueron muy largos, y los nervios empezaban a jugármela un poquito, no me
estaba cagando, más bien lo contrario, sentía lo mismo que sentía cuado me
montaba a una montaña russa en un parque de diversiones. Esa sensación de que
la voy a pasar realmente bien, aunque al principio parezca que vaya a vomitar o
a morir en el intento, yo estaba feliz, contenta, nerviosa, haciendo ritmos con
las manos tocando los muslos, esperando a que arrancase el avión y sentir esa
velocidad… tenía mucha esperanza en que iba a ser espectacular.
El avión encendió los motores más veloces, y empezamos a ir
a toda mecha por la pista, me quedé literalmente pegada en el asiento de la
velocidad que iba, en ese momento la mano de mi madre se estaba gangrenando,
pobrecita de lo fuerte que le agarraba, hasta que la solté e hice como cuando
me subo a la montaña russa, manos arriba, automáticamente se me fueron allí,
entonces escuché la risa de Gabriel a mi derecha giré la cabeza y lo vi sentado
en medio imitando lo qué hacía y gritando de alegría (yo no gritaba por respeto
a los demás pasajeros pero me venían ganas), hasta que el avión empezó a volar inclinado
hacia adelante dirección las nubes. ¡Wow!
-¡Hacía
demasiado tiempo que no me subía a un avión, Laia! – dijo extasiado Gabriel.
-¡Wow! ¿Esto es así?- le dije tan alto que mi mamá
me respondió con una sonrisa.
-Si, ¿te ha
gustado? – preguntó Gabriel.
Dije que si con la cabeza.
-Pero ahora
viene lo mejor, mira por la ventana. – me dijo Gabriel.
Me puse a mirar por la ventana, Gabriel se puso también como
si no llevase el cinturón, se apoyó a mi hombro derecho y señalaba lo pequeño
que se iba quedando la ciudad de Barcelona, en el día soleado y despejado que
se había quedado tan hermoso para volar. No tuve ningún problema con las
alturas, puesto que tenía una sensación hermosa en mi corazón, fue en ese
instante cuando me recordé a mí misma porque había decidido volver a encarnar
en este planeta, porque nada más verlo en las alturas, te enamora su belleza.
Gabriel estaba disfrutando como un niño mirando por la
ventana junto a mí, era maravilloso. En cuanto llegamos al cielo francés, empezó
a ver una capa de nubes blancas que tapaban las bellezas de Gaia y hacían el
viaje un poco más interesante, porque en vez de aburrirme, empezamos a ver
naves del Comando Ashtar que nos seguían un poco lejos para no levantar
sospechas y ángeles volando alrededor del avión. ¡Qué hermoso!
-Gab, ¡mira!- susurré para que mi madre no
escuchase que estaba haciendo una sopa de letras.
-Allí
llegan nuestros amigos, les pedí que nos protegieran por fuera, para que este
avión llegué a su destino sin problemas. – dijo Gabriel.
-¡Qué maravilla! Es la primera vez que los veo
desde 3D.- comenté.
-Más
adelante, los podrás ver cada vez que viajes, tanto en avión como en auto. Tenemos
previsto dejarnos ver a aquellos hermanos que acepten nuestra presencia, y tú
estás en esa lista, mi amor. – informó.
-¿De verdad? ¡Wow! ¡Qué ilusión! – dije contenta.
La azafata nos sirvió un desayuno bastante pobre, que en
esos tiempo regalaban con el billete y que ahora solo lo hacen los vuelos
largos. Recuerdo que no tenía mucha hambre porque estaba demasiado ilusionada
por lo que estaba viendo por la ventana, verlos a ellos a los ángeles como si
nada, haciendo su trabajo que les había mandado, me sentía muy especial porque
de alguna forma me estaban dando el mensaje de que para cambiar el mundo,
solo debes empezar con tener esperanza de que puedes lograrlo.
Mientras que le pedía a la azafata una taza de leche con
colacao, miré a Uriel que estaba en el pasillo agachado, le hice un gesto
aprovechando que mi madre estaba de pie agarrando algo de la valija de mano que
tuvo que guardar en las dependencias de arriba, para que se acercase, Uriel
vino hacia nosotros.
-¿Vas bien,
mi amor? – preguntó agachándose delante del asiento del medio.
-Si, ¿has desayunado?- le pregunté.
-No. –
respondió, pero antes de que dijera nada, Gabriel le dio una tostada que le
sobraba y la aceptó.- gracias, Gab. –
dijo.
-¿Quieres
jugo? – preguntó Gabriel.
-¡Dale! ¿De
qué es? – habló Uriel con su hermano.
-De
frambuesa y coco. – respondió Gabriel.
Compartieron el vaso porque para él no había, me dio ganas
de tomar un sorbito porque olía increíble. De hecho me gustaba más el desayuno
angelical que el humano, demasiada bollería que no estoy acostumbrada a tomar. Croasans,
leche con chocolate, mantequilla, mermelada… demasiado denso y dulce. Aunque
los adultos lo acompañaban con café, ¡qué asco!
-¿Te has puesto perfume, Laia?- preguntó mi mamá.
-¿Eh? ¡No! ¿por?- le respondí.
-Huele a fresa…- dijo.
Me encogí de hombros, pero realmente me tuve que sostener la
risa, miré a los angelitos y ellos se pusieron a reír, evidentemente mi madre
podía oler las frambuesas del jugo. Quería decirle, pero no estaba autorizada a
decirle qué ángeles teníamos sentados entre nosotras.
-En casa no tenemos perfume, porque eres alérgica,
mamá. ¿Recuerdas?- le dije.
-Por eso, porque huele demasiado bien.- respondió
arrugando la frente.
-Debe ser de otro pasajero que quizás pidió jugo
en vez de café o leche.- le comenté.
-Puede ser…- dijo mi mamá.
Es verdad que en casa no había perfumes, porque ella es alérgica
a algún componente y se pone horrible, por eso los desodorantes y perfumes
estaban prohibidos en mi casa, y según qué tipo de champú para el baño también,
porque mi madre le provocaba asfixia. Teníamos que vigilar y por eso usábamos champú
sin un olor exagerado, eso me causaba problemas en el colegio, porque mientras
que mis compañeros olían rico en clase, yo no podía y enseguida las olores del
tabaco de mis padres se me enganchaba a la piel y a la ropa. En parte, era difícil
de explicar eso en clase, porque se reían de mi voz y también de que no me solía
bañar mucho, básicamente por dos razones, la primera esto de mi madre, porque
la queremos mucho y no queremos que se muera, antes era más sensible, pero
cuando me hice más mayor ella mejoró y ya pude usar esos productos con cautela.
Y segunda, porque mi piel también es especial, si me baño todos los días, me
pica mucho la piel (da igual qué jabón usé), me pica y se me cae, por eso debo
esperar mínimo tres días antes de pasar por la ducha. De pequeña solo pasaba
una vez a la semana y siempre era en domingo, más mayor pasé con más frecuencia.
Los niños pueden ser muy crueles de pequeños, si no te
quedas a escuchar, ¿cómo vas a poder saber qué ocurre de verdad? Por eso este
tema siempre fue controversia en clase, porque un día Nil me preguntó “¿Cuántas
veces te bañas?” y yo le dije “el domingo y ya” pero no me permitieron
explicarlo. Y ya me tacharon de guarra que me siguió toda la adolescencia y el Bullying.
Mi padre no tiene ningún tipo de problema, pero a mi ahora
con casi 30 años, estoy empezando a tener algunos síntomas que tenía mi madre a
mi edad con algunos productos, más en los de limpieza del hogar.
Sigue nuestros videos de youtube aquí:
Recomendación: Canción dulce - Libro de Leila Slimani.
De repente llegaron dos autos, uno Seat rojo y un Renault
negro que estacionaron cerca de los columpios, enseguida reconocí a los
integrantes de los dos autos, en uno iba mi tío con su mujer y detrás los
mellis, pero en el otro iba Líon con una chica. Automáticamente se me activaron
todas las alarmas, ¿quién era?
-Mira, ya han llegado. Hoy conoceremos a la novia
de Líon.- dijo mi padre.
-¿Cómo la novia?- primera sorpresa que me llevé y
repetí susurrándolo tanto que solo Uriel me pudo escuchar.
Me bajé del columpio y le di la mano a Uriel, caminamos
hacia el auto y esperamos mientras que observaba a la chica, llevaba el pelo
largo morocho, con una coleta agarrado con una pinza grande, al mismo tiempo
que llevaba los anteojos de sol en la cabeza, se bajó del auto después de
quitarse el cinturón de seguridad. Iba vestida con pantalones blancos y una
camiseta amarrada al cuerpo con un estampado marrón y negro, al mismo tiempo
que llevaba tacos en los pies de color negro.
¿Realmente había llegado ya el momento que menos quería que
pasase, las novias de Líon? Esta era la primera que nos presentaba, pero hasta
cuando estaríamos así, ¿serían temporales o permanentes? En ambos casos, el
miedo que sentía era cada vez mayor. Me daba miedo, dejar de jugar porque él ya
había “madurado” y ya no jugaría más conmigo, sus hermanos literalmente pasaban
de mí, era demasiada chiquita para estar a su “altura”, el único que seguía
jugando era él, mí Líon. Uno de mis primos favoritos… ¿ahora todo se iba a la
mierda?
Mi primera impresión de la novia, fue muy mala, y estuve de
morros durante toda la comida junto a Líon. Por primera vez, no quise sentarme
a su lado durante la comida, y me senté al lado de la abuela y mi padre. Esa
chica se llamaba Flora, un nombre muy raro, jamás lo había escuchado en esta
encarnación, pero bonito. Fue en ese momento en que pensé que el año 2002 fue
un año de muy mala suerte, pierdo al Titi, me lastimo el brazo y además Líon
tiene novia. ¡Qué año más malo! Ya tenía ganas de que llegase Navidad y
cambiásemos de año.
Me pidieron canelones de carne, en ese tiempo por ser
chiquita solo tenía derecho a comerme un solo plato, tenía hambre pero al ver a
Líon me cortaba el hambre. La vuela terminó dándome a trozitos los canelones,
hasta que me dejé uno entero porque ya no podía más. Me tocó ser la cabeza de
la mesa, y cuando me miraba Líon me daban ganas de salir del comedor e huir muy
lejos. ¿Qué me estaba pasando? Después de tomarme el helado de postre, pedí
permiso para estar en el patio del restaurante, al dármelo, Uriel vino conmigo
y nada más salir vi al perro que se vino hacia a mí y me quedé allí con el
perrito tocándolo e intentando hacer tiempo.
-¿Qué te
pasa, mi amor? – preguntó Uriel preocupado por mí.
-He perdido a Líon.- le dije muy triste.
-¿Por qué?
¿Por tener novia? – preguntó sorprendido.
-No, porque sé que se va a casar con ella. Todo
va a cambiar, se acabó nuestro pacto. – le respondí.
-¿Has visto
algo de él? – preguntó arqueando las cejas Uriel.
Dije que si con la cabeza, pero en vez de responderle,
abracé al perro que se había quedado tumbado en el pasto delante de mi, puso mi
cabeza encima de su espalda, el perro estaba tan tranquilo. Respiré
profundamente, mientras que miraba a través de las ventanas del restaurant la
mesa de la familia y miraba a la Flora.
-Se va a casar con ella, en unos años.- le dije a
Uriel.
Uriel miró hacia dónde estaba mirando pero simplemente se quedó
en silencio. También se puso a acriciar al perro y no quisimos sacar más el
tema por ese día. Unos minutos después, salieron todos y decidieron ir dónde
estaba para hacernos la típica foto familiar, el perro se levantó y se fue de
allí. Me senté en el banquito de piedra y la gente se puso para tomarse varias
fotos. No la voy a compartir, pero salí triste, siempre salía en las fotos
sonriendo, pero esa quise salir triste.
El primer día de Septiembre, fue el momento en que me
quitaron el yeso, fu algo traumático porque me había hecho un dibujo muy bonito
hacía poco tiempo y no quería que lo cortasen por el medio, pero nadie me
entendió y me rompió por dentro. Imaginense, hacer un dibujo con todo tu amor y
viene el médico y decide cortar por la mitad del dibujo. ¿Duele o no duele?
Claro que si, rompe la ilusión y provoca un trauma, ¿soy suficiente en mi arte?
Pues automáticamente mi EGO me repite esa imagen y me da a entender que soy una
mierda, y por eso, me cuesta el doble en compartir a veces cosas que escribo,
cuando no está nada relacionado con el trabajo. Allí se me creó un trauma que
actualmente sigo intentando lidiar, creo que me está impidiendo hacer un libro
y publicarlo, aunque sea un libro espiritual. Pienso, “no será suficiente, será
una mierda y nadie lo querrá” ahora que tengo varias ofertas de editoriales, no
me atrevo. ¡Menudo medico! ¿Verdad?
Dos días después, me despedí de mis nuevos compañeros del
Anigami de Torelló, porque se suponía que las dos semanas que faltaban para
empezar el colegio, el casal tenía un grupo de alumnos para que los niños no
estuviesen desemparados durante esos días. Como yo no podía ir a Torelló, una
de las monitoras me venía a buscar a la tarde a casa de mi abuela, para
llevarme en su auto a Torelló. Al volver, era la última pero molaba mucho.
Por las tardes, estaba en el colegio Rocapervera, en la
sección infantil, allí venían niños y niñas de todas las edades hasta seis
años, a hacer actividades, un día nos pusimos a construir un fuerte, que nos
salió de maravilla. En otras ocasiones hicimos sombras chinescas y en otras más
actividades, todas al aire libre aprovechando que aún estábamos en verano y
hacía buen tiempo. Pero yo tenía que haber estado una semana más, pero no fue
así, porque mi abuela no hizo un regalo muy especial a mis padres y a mí, un
viaje a París y Eurodisnney una semana antes de empezar el colegio.
El fin de semana antes del viaje, en casa estábamos muy
ocupados haciendo las valijas, por primera vez en mí vida me iba a subir a un
avión y estaba algo nerviosa, porque no sabía lo que me iba a encontrar, los
había visto volar desde tierra por tanto tiempo, que ahora volar con la
compañía Iberia, estaba muy nerviosa que dos días antes ya me costaba agarrar
el sueño. Internamente, adoro agarrar los transportes públicos, lo que la
humanidad ha sido capaz de crear a lo largo de la historia y lo cercanos que se
están volviendo a la tecnología de luz para que algún día, pueda viajar a otros
mundos y conocer a nuestros hermanos estelares. Siempre y cuando, dejen de
pensar como posibilidad de que haya razas extraterrestres, y acepten que la
vida existe más allá de nuestro planeta, y sobretodo para cuando llegue aquel
día en que ya digan públicamente que la vida en otros planetas es posible y no
imaginación.
-¿Por qué me da tanta impresión subirme a un
avión si yo he tenido el placer de subirme a una nave de origen estelar?- le
pregunté a Uriel.
-Porque la
humanidad aún desmiente que existamos, mi amor. El simple hecho de que piensen
que no son el único mundo habitado, les da pavor. Algun día estarán listos,
pero por el momento lo más parecido a un viaje estelar, será viajar en avión de
país en país. – Respondió el arcángel Uriel.
-No saben ni lo que se pierden.- dije y me puse a
reír Uriel también.
-Existen
unas normas básicas para la apertura estelar, ¿sabías? – me preguntó.
-Algo me comentaron alguna vez los maestros
pleyadianos.- respondí.
-Ellos se
encargan de preparar a la humanidad para que los cumplan. La más importante es
no ser egoístas y aprender a compartir, ahora que andan en países, muchos de
ellos están peleados por la “posesión” de tierras. Pero la humanidad vive en
una misma “tierra”, y no es suya, ni nuestra, ni del universo. Solo es el
espacio, dónde ahora vivimos, pero y mañana, quizás nos vayamos. –
compartió Uriel.
Las guerras están prohibidas en las normas de convivencia
estelar, en este planeta vivimos en guerras, que por mucho que se encuentren en
otros países, e intentamos ignorarlo, mucha gente muere, de hambre, de
enfermedad que no puede atenderle ni un médico, o por guerras. Hacemos nuestra
vida sin pensar que nos importa al ignorarlo, pero eso sí, cuando es Navidad,
allí si que son solidarios y ayudan, ¿y antes? El que muere de hambre, seguirá
hambriento después de Navidad, ¿saben?
Cuando voy a Barcelona y veo a los sin techo, me da
vergüenza ser humana y pensar que la “sociedad” no es capaz ni de darse cuenta
y hacer algo al respecto. La cantidad de personas que pasan por paseo de
Gracia, con sus bolsas de compra de marcas caras, pasan delante de un sin
techo, que tiene un vaso de plástico para que alguien le de alguna moneda para
poder comprarse algo para comer ese día o durante la semana. Ves como miles de
personas pasan por delante de ese sin techo, y nadie le da nada. Incluso
alguien que lleva su bolsa del McDonald que no es capaz ni de compartir sus
patatas o su hamburguesa con un sin techo. ¿Ustedes están evolucionando?
Casi no podía dormir de lo nerviosa que me encontraba, en
pocas horas agarraría un avión y no sabía qué era lo que me iba a encontrar,
porque literalmente era mi primer avión. Ahora que recuerdo mejor mis vidas
anteriores, nunca había agarrado ninguno,
como mucho naves espaciales pero una vez ya viviendo a paseándome por 5D, nunca
en 3D. Lo había visto tanto en las películas, que la incertidumbre me mataba
lentamente. ¿Me encontraría con algún famoso? ¿Vería algo inusual por la
ventanilla? ¿Me perderían la maleta? Me fascinaba averiguar lo que me esperaba,
un vuelo de dos horas y veinte minutos con mis padres y la abuela. ¡Algo bueno
tenía que pasar por fin, no! Después de un año de mierda, eso me daba la
esperanza de que quizás el final del 2002 sería algo mejor. Aunque me aterraba
saber algo sobre el colegio, primero esperaba entrar en Eurodisnney, después ya
me enfrentaría a lo inevitable, cuarto curso de primaria.
-¡Deberías
descansar, mi amor! Sino mañana no disfrutarás del viaje…- decía Gabriel
que se encontraba delante de la puerta de la habitación.
-¡No puedo! ¿Por qué no hacen de su magia y
adelantan el tiempo?- les pedí.
-¡Ay mi
amor! – comentaba Uriel que estaba cerca de la cama.- ¿no crees que es mejor saber apreciar el tiempo con sus segundos y sus
minutos? ¡La rapidez solo trae estrellas fugaces! – comentó, se pusieron
ambos a reír.
-¡No mola! ¡Quiero subirme ya al avión!- dije
indignada, arrugué la cara, me tapé la cara con las sábanas y me giré de cara a
la pared.
Escuché los pasos de lo que pensé que era el arcángel Gabriel
acercándose a la cama, se sentó y con una de sus manos me quitó la sabana de la
cara.
-¿Te canto
una canción para que te duermas? – sugirió.
Dije que si con la cabeza.
-Cuando
alguien observa el cielo, las estrellas le responden, recordándoles, que su
hogar sigue allí y si se les ocurra irse, les recuerdan que ya están en casa. Allí
dónde haya una mano amiga, unas orejas que escuchen, o unas palabras dulces que
enamoren, es mi hogar. Allí dónde las palabras no sean promesas sin cumplir,
este es mi hogar, dónde un par de ojos reconozca la compañía, este es mi hogar.
Y aunque las estrellas lejos estén, este es mi hogar y ese mi origen. – cantaba
Gabriel, a la mitad apareció su guitarra y con sus acordes, siguió cantándolo varias
veces, hasta que dejé de escucharle porque me quedé profundamente dormida.
-Mi hogar es dónde… dónde… estés tú…- dije
dormida mientras que mi mano reposaba calmadamente encima de la rodilla de Gabriel.
Él se quedó en silencio, observándome.
Noté un beso en la frente y me dormí.
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