domingo, septiembre 13, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 47

 

Dos noches antes de los Reyes, en el viaje astral, y tras pasar todas las medidas que el arcángel Raffaello y Anasiel habían querido que pasase para saber si volvería pronto a IÓN, pude volver a Agartha aunque fuese a dar una vueltecita por alguna ciudad que me habían invitado. Así que con Uriel, cambié a viaje astral y nos fuimos a buscar el metro, esta vez fuimos por la cola de turistas, agarramos el metro de la línea 23 que iba hacia bajo california, tardamos como cuarenta minutos en llegar a una ciudad que se llamaba Telos, pero esa no era nuestra parada. Así que tuvimos que agarrar otro transporte para irnos a Posid.

-          Pero… ¿una nave espacial? ¿vamos con eso?- pregunté extrañada.

-          Si, es una línea interna de Agartha, se hacen llamar Confederación Galáctica, ¿te suenan? – dijo Uriel.

-          ¿Debería?- dije frunciendo el ceño.

-          Pues si. Pero veo que no. – dijo Uriel.

-          No entiendo.- dije.

-          En otra vida trabajaste con ellos, pero hace mucho tiempo, mi amor. Ya te acordarás a su debido tiempo, no importa ahora. Ven que sino perderemos nuestro transporte. – dijo me agarró de la mano y empezamos a caminar por unos amplios pasillos con ventanales a los sistemas de Agartha.


Me quedé pensando en lo último, y me preguntaba a mi misma ¿fui taxista? Sin decirle nada a Uriel me puse a reír y él se me quedaba observando intentando comprender qué me sucedía, pero como estaba ocupado para irnos a buscar nuestro transporte, lo ignoró.

Giramos varias veces a la derecha, hasta que los ventanales ya no daban a los sistemas de Agartha, pues se veían grandes naves en forma de triángulo dónde muchos pasajeros de todas las razas posibles e imposibles del universo, subían o bajan del transporte. Aluciné, igual que una película de aquellas que mi madre le encanta. Nos paramos en el número 12B, me senté en las sillas reconfortantes porque teníamos que esperar a que llegase, que todavía estaba en órbita.

-          Cuéntame más, Dary…- le dije

-          La Confederación Galáctica es la unión de todas las civilizaciones de todo el universo, estas naves facilitan que civilizaciones lejanas o cercanas en el universo puedan estar hoy aquí en Agartha. Se estima que dentro de pocos años, puedan estar en la superficie con ustedes, pero para eso, deberán acordar muchas cosas para que no haya mal entendidos. – explicó Uriel.

-          ¿Mal entendidos? – pregunté.

-          La humanidad piensa que si vienen los “extraterrestres” son para dos cosas, la primera para terminar con el planeta y la segunda, para que ustedes sean sus esclavos. – dijo pero antes de que pudiera decirle nada, prosiguió – incluso dice esto de nosotros, los ángeles. Algunos piensan que somos demonios y que os manipulamos a nuestro antojo para hacer lo que nos dé la gana, solo algunos saben quiénes somos y otros nos ignoran diciendo que no existimos. La humanidad todavía tiene que crecer en espíritu, por eso esperan a que vengan los “hombrecitos verdes” a saludarlos o a matarlos. – dijo Uriel que terminó riéndose yo también.

-          Por eso me dijiste que no contara nada de ti a mi familia ni a mis amigos, ¿cierto?- le dije.

-          Sino quieres terminar como Aros, deberás guardar el secreto por un tiempo largo. ¿te da miedo terminar como Aros?- me preguntó.

-          No, no me da miedo eso. Más bien, me da miedo cagarla o no estar a la altura de todo lo que debo hacer. Es tanta responsabilidad, que a veces me noto que es demasiado.- me quejé.

-          Aprenderás a manejarlo, mi amor. Pero recuerda, lo importante es que te diviertas haciendo lo que tienes que hacer. – dijo Uriel, me dio un beso en la mejilla y sonrió.

Los grandes secretos de la vida siempre han tenido un coste muy importante en la vida en que uno haya tenido que vivirlo, y ocultar la existencia de todo esto que ahora les estoy compartiendo, ha sido un camino muy difícil para mí, pues yo quería des del primer momento compartirlo con ustedes, pero si lo hacía los mismos guías no me ayudaban a colaborar con la verdad. Por eso lo mantuve en secreto, como si fuese un guardián de la sabiduría universal, ese ermitaño que no dice nada pero sin decir nada ya lo dice todo. En aquel tiempo solo viajaban a Agartha el 5% de la población mundial de aquí en la superficie, cada uno de ellos era escogido para guardar y al mismo tiempo formarse para el mañana, una formación muy distinto a la habitual. Otro 5% se formaba fuera de este planeta, con personas que también eran escogidas minuciosamente por sus aptitudes psíquicas y su nivel de compasión, pero estudiaban en otros planetas, y cada noche agarraban una nave de estas para irse a Venus o donde fuese para recibir clase en una institución con Seres de luz.

Este coste aparte de guardar el secreto, consistía en aceptar ser responsable ya a unas edades que no son muy comunes, también en aceptar que vivirían una doble vida, como si fueran espías multidimensionales en este multi-universo. Con tan solo 5 años, yo ya sabía lo que eran las ecuaciones de segundo grado, sabía interpretar textos sin dibujos, aplicar la energía fluvial para crear situaciones de paz y armonía a nivel energético-emocional, con las personas que tenían un conflicto emocional, sabía ver a través de los ojos del otro lo que estaba viendo y lo que recordaba entrando en su campo áurico… Pero tengo que admitir que este secreto era fabuloso, ¿no les parece? Creo que Agartha sería un buen lugar para vivir…

-          Me quedaría a vivir aquí abajo para siempre, todo es tan fabuloso aquí…- dije suspirando con una sonrisa de enamorada de la vida.

-          ¿Fabuloso? ¿Así lo llamas ahora? Agartha, es tú hogar, mi amor. Tú no vienes de allí arriba, tú vienes de aquí abajo… - informó Uriel.

Me quedé callada observándole, esperaba que fuese una broma, pero no parecía que lo fuese.

-          ¿Cómo que soy de aquí?- le pregunté.

-          Entre tú última encarnación allí arriba – señalaba el techo para referirse a la superficie de 3D- y esta, pasaron más de cincuenta años y por eso decidiste vivir una temporada en Agartha, decías que este era tú nuevo hogar – dijo Uriel.

-          ¿Cómo lo sabes?- le dije, arqueaba una ceja porque aunque resonaba con ello en mi corazón, parecía una broma.

-          Venía a visitarte muchas veces a la semana, recuerda que nuestra amistad no empezó en esta encarnación, hace muchas vidas atrás que empezamos a conocernos, mi amor. A pesar de que no eras humana en ese tiempo, por ende no eras mi protegida “oficialmente” venía a visitarte para estar contigo – confesó Uriel.

-          Si no era humana, entonces ¿qué era?- le pregunté, me asustaba saber que era extraterrestre.

-          Agartiana o mejor dicho Gaiadiana. Así es como se les llama a los de Agartha pero además, este término de Gaiadiana se atribuye a los Nuevos Humanos del Futuro o sea tú encarnación actual. Humanos con conceptos espirituales y aptitudes de un Ser de Luz, que reencarnan para ayudar a los Viejos Humanos a realizar su Salto Cuántico que sucederá dentro de unas cuantas décadas. – dijo Uriel.

Esa fue la primera vez que escuché la palabra Salto Cuántico, no tenía ni idea de lo que significaba pero el corazón empezó a latir con mucha fuerza que inesperadamente se me aceleró la respiración.

-          ¿Dónde vivía de Agartha? – le pregunté.

-          En Posid, es dónde nos dirigimos. Tenías un departamento allí, que si quieres podemos volver, de hecho sigues teniendo algunas de tus cosas allí y sigue siendo tuyo. – dijo Uriel, feliz de regresar se le veía.

Dejé de escucharlo cuando vi por el gran ventanal como aterrizaba la nave en forma de triángulo más grande que jamás había podido imaginar, era blanca por debajo y por encima diferentes tones de gris y plateado y en su cola había dos cañones de fuego a modo de propulsores que se ubicaban hacia el suelo para hacer la maniobra de aterrizaje, que era muy parecida a los helicópteros que había visto por la televisión, pero con la diferencia de que no tenía hélices y apenas se notaba ningún sonido. Pero era maravilloso, esa era mi primera nave extraterrestre que mis ojos testificaron como si fuese la primera vez. Al menos para mí lo fue, aunque apostaba cualquier sueño de que en realidad no era la primera vez.

-          ¡Qué belleza!- susurré.

-          Sí, eso mismo dijiste las otras veces… Siempre acabas diciendo eso, y no sé qué decirte, prefiero… mis alas. – bromeó Uriel con sus alas, las subió un poco y luego las volvió a poner dónde estaban justo detrás de su espalda, haciéndonos sombra.

-          Claro, supongo que no me acuerdo.- me excusé.

Me ofreció la mano, se la acepté y tras dejar que la puerta se abriese y entrase los turistas al pasillo dónde nos encontrábamos, nos tocó pasar por la puerta hacia la zona de afuera del hangar, justo en la pista de aterrizaje, de la cola de la nave, bajó una rampa  blanca impoluta, era el lugar dónde ingresaríamos. Empezamos a subir por la rampa, y a dentro nos encontrábamos a cuatro personas muy altas (más que Uriel) que nos pedían la documentación. Formamos cuatro filas y esperamos nuestro turno para que nos dijeran en que sala teníamos que estar.

-          Sala A, platea superior.- dijo uno de las personas con una sonrisa, era un hombre a pesar de llevar una melena hasta los hombros rubia y sus ojos eran azules como océanos.

-          Gracias, hermanos. Vamos, mi amor. – dijo Uriel mientras me arrastraba con la mano hacia adentro, habían diferentes pasillos, solo tuvimos que seguir los carteles.- me he tomado el placer de reservar la zona de ventanas para que no te pierdas nada del viaje ¿qué te parece? – dijo.

-          Gracias, Dary- dije amablemente.


Al llegar a la Sala, era bastante grande se llenó enseguida casi 200 personas cabían allí de pie, porque no había asientos, solo barras de sujeción como si estuvieses en el metro, Uriel me dirigió hacia el gran ventanal a primera fila para que pudiese ver el paisaje, en ese momento estábamos del lado contrario al hangar y se veía una ciudad de luz al fondo muy grande.

-          Sujétate fuerte, el despegue es algo fuerte al principio, mi amor. – dijo Uriel cuidándome.

Uriel me puso delante de él y para asegurarse de que yo estuviera segura, me rodeó con su cuerpo y puso sus manos al lado de las mías en forma de barrera angelical para tener algo más de espacio. Con tanta gente era algo incómodo, pero preferiría estar entre los brazos de alguien que confío y conozco que de un desconocido por muy Ser de Luz que sea.

-          ¿Qué ciudad es esa?- le pregunté señalándole.

-          Es Telos. Esa fue la primera ciudad que se creó en Agartha durante el hundimiento de Lemuria. Aquí suelen vivir Lemurianos que sobrevivieron a la destrucción de su isla hace muchos milenios atrás. – informó Uriel.

Sus lecciones de historia eran fascinantes, Agartha tiene mucha historia por contar y yo tengo demasiada curiosidad para comprender su historia.

-          Tengo entendido de que Agartha existe desde un continente que se hundió hacía mucho tiempo en la superficie, que se llamaba… bueno, arriba le llaman Atlántida, pero dijeron un nombre algo diferente pero era lo mismo…- le compartí.

-          Es un poco más vieja en realidad, primero fue Lemuria y luego Atlántida, como tú dices. La segunda ciudad que se construyó fue Posid, que fue durante el hundimiento de Atlántida, dónde nos dirigimos su población son viejos atlantes, es extraño que vivan allí otros tipos de humanos, suelen ser atlantes. – compartió Uriel.

Me entró la curiosidad, quizás hablaba de mi pero no lo entendí. Así que no me quise meter más en el tema, enseguida la nave despegó algo abrupto al comienzo pero luego se estabilizó y en una velocidad de un rayo, emprendió su viaje.

Recomendación: Izal - Copacabana.

HR.

HERO&Corporation.

2 comentarios:

  1. Laia ! Por favor dime que va a continuar !!!

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    1. Hola,. todos los sábados un nuevo capítulo :D gracias por leerlo y saber qué te gusta :D por favor, compartelo en tus redes para que el mensaje llegué más lejos.

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