Esta madrugada ha sido una noche muy especial, lo cierto es
que también lo fue el sábado en Xauxa celebrando el aniversario de Orange, que
para quienes no nos sigan en las redes sociales, fue todo un éxito, hubo mucha
gente con muchas ganas de fiesta, y antes de continuar con este post tan
importante y maravilloso, déjame decirte mi querido Orange, que la mayoría de
la gente que estuvo en Xauxa nos apoyan incondicionalmente, tenlo en cuenta, mi
querido Orange, que cada gota cuenta y en esta historia cuenta por dos.
Dejando atrás ahora el tema de Orange, no por menos
importancia pero si que os quiero compartir lo que dice el título de esta
reflexión. La noche no había empezado con buen pie, ya que en casa hubo
rocecillos tontos de convivencia con la familia, lo típico, sin importancia,
esto ocurrió unas dos o tres horas antes de la una y media de la madrugada, eso
provocó que yo me quedase sin cenar, así que acepté el ayuno de ese día y no
comí durante un tiempo, pero como no podía dormir al final me tuve que escapar,
como si fuese una delincuente, y agarré algo rápido en la nevera y pude comer
aunque fuese un Frankfurt sin pan ni nada más, pero algo era algo.
Ya con el estómago algo más lleno, me puse a leer el segundo
libro de Telos, ya que lo estoy a punto de terminar, y tras leer las palabras
de Galatril, un Maestro que vive en la ciudad intraterrena de Posid, le dije a
mí Ángel Uriel que me llevase allí esa noche, que hacía mucho tiempo que no
visitaba la ciudad ni mucho menos a los Maestros y conocidos que tengo allí.
Uriel aceptó como siempre mi propósito, pero la complicación llegó más tarde,
cuando tenía que dormir y no podía, el nerviosismo se había apoderado de mí en
silencio, sin previo aviso, así que tras dar vuelta y vueltas a la cama durante
una hora, al final, tuve que desertar esa idea de bajar a Posid y de bajar a la
Tierra Hueca o a Agartha, da igual como lo nombráis, pero para bajar allí hay
que estar muy sereno, tranquilo y paciente, sobre todo sentir AMOR por los
cuatro costados, si no es así, no es posible poder cambiar de estatus, sobre
todo en el viaje Astral se pide la calma total para poder tener estos viajes de
forma conscientes.
Normalmente cuando me ocurre eso, me pongo a escribir, pero
lo cierto es que tenía mucho sueño y al día siguiente tenía que levantarme
pronto para ir a trabajar, así que me tumbé en la cama boca arriba, cerré los
ojos, noté las caricias en el pelo de Uriel y me puse a meditar, consiguiendo
así, la paz que ansiaba volver a sentir.
Pensaba que tendría
un viaje Astral normal, es decir viajando a la Tierra Hueca, pero en realidad
es que ha sido completamente diferente…
De repente estaba totalmente despierta, me encontraba en un
lugar distinto, parecía un hotel pero era un poco diferente, porque también
parecía mi casa habitual, pero le habían cambiado muchas cosas, me encontraba
en la recepción del hotel (de mi casa, cuando en realidad vivo en una casa
completamente normal) además ese hotel tenía un aspecto un poco rural. Me
encontraba acompañada de varios chicos que no conocía (no los había visto jamás
pero parecía que sí que nos conocíamos de otras vidas), no sabíamos que
hacíamos allí, hasta que de repente aparece un señor bastante mayor, con una túnica
blanca del cuello a los pies, llevaba una especie de corona con cristales de
colores en la cabeza, eran siete cristales de distintos colores cada uno, pero
esos colores eran muy hermosos, podías sentirlos e incluso saborearlos en la
distancia. Todos los chicos nos habíamos quedado fijados en su corona, el señor
mayor era muy alto, enseguida he reconocido que no era un señor cualquiera,
sino que en cambio era un Maestro, no sabía el nombre, pero al reconocer el
gran amor que desprendía en mí corazón, realmente era un Maestro Ascendido.
El Maestro sin presentarse, es decir, sin decir quién era
empezó a hablar “Sed bienvenidos, mis
bien amados hermanos de la superficie.”. Su voz era grave y muy amorosa, él
sonreía de vernos, y nosotros sin saber quién era, el corazón rebosaba tanta
luz que también le devolvíamos ese saludo con una gran sonrisa de oreja a
oreja. El Maestro prosiguió diciendo “Acompañadme
a vuestros nuevos aposentos” seguidamente nos conducía hacia las escaleras,
que en multitud empezamos a subir, y en el rellano del primer piso nos quedamos
observando la luz que desprendían las paredes blancas, tenían una luz radiante
muy amorosa, allí todo era luz y más luz. En ese rellano solo habían dos
puertas blancas y muy grandes, como si fueran para los Maestros, él prosiguió
diciendo “Aquí a la derecha residen los
mayores y a la izquierda los menores”.
Yo formaba parte del grupo de los mayores, así que nos abren
la puerta y entramos a nuestros aposentos, nos intentamos poner cómodos y de
hecho lo consiguen, porque parecía mi casa, las camas eran grandes, el Maestro
entró en la nuestra tras acompañar primero a los menores, para decirnos “Las camas están hechas especialmente por si
queréis dormir con vuestro Ángel o Maestro que reside cerca de este edificio,
solo tenéis que llamarlo y él vendrá a vosotros de inmediato”. ¡Qué bello!
El Maestro antes de irse nos dijo “si queréis subir a los pisos superiores, tendréis que pedirlo a nuestro
hermano que se ocupará de vuestra atención, pero solo lo haréis si realmente es
necesario ya que estás aquí para aprender a evolucionar, estáis aquí para
aprender a ser como nosotros, queridos”. Antes de marcharse, nos informó
que ese mismo día en un par de horas, se celebraría una pequeña fiesta de
bienvenida, y que por eso teníamos que ir de etiqueta, es decir con nuestras
mejores túnicas que nos habían ofrecido allí en ese hotel rural. Entonces el
Maestro se marchó.
Durante un tiempo que
no sé determinar exactamente cuánto, estuvimos viendo el lugar, las
habitaciones tenían grandes ventanales dónde se podía ver un bosque tropical
hermoso, con criaturas fantásticas muy hermosas, que vivían en paz en estas
tierras, apenas podía reconocer que eso fuese mi casa, pero lo cierto es que lo
era…
Cuando nos dicen que es la hora para ponernos nuestros
mejores túnicas, un Maestro más joven con el pelo rubio y los ojos azules entra
en nuestros aposentos cargado con un montón de túnicas de todos los colores más
bonitos que podías imaginar, y con una gran sonrisa dijo “Mis bien amados hermanos y hermanas, aquí os dejo los atuendos de esta
fiesta”, él deja los atuendos encima de una silla, pero sus ojos se cruzan
con los míos que me encuentro al lado de una ventana, él se acerca a mi
mientras que los demás compañeros buscan sus atuendos.
El Maestro llevaba una túnica azul muy hermosa, y llena de
luz, al estar a un metro de mí se detiene mostrando su mejor sonrisa, yo le
devuelvo de la misma forma, su corazón era noble y muy iluminado típico de Ser
de Luz, mi experiencia me ha hecho entender que ese término es muy importante,
para saber que estás con Seres de Luz, si el corazón te rebosa de amor, es que
lo es. El Maestro se dirige a mí diciendo “Mi
querida Flor de Lys, me complace y me alegra poder volver a vernos” yo no
lo reconocía, cuando me fijo en sus ojos y mi intuición actúa como es debido y
me doy cuenta de que en realidad no es un Maestro sino que es el Arcángel San
Miguel, que aparenta ser muy joven de 25 o por allí, pero la realidad es muy
distinta, ya que no lo había reconocido, sin pensármelo mucho, me lanzo a sus
brazos que él me recibe con alegría y le digo susurrándole en la oreja “Me alegra mucho volver a verte, Miguel”
él se alegra aún más, y puedo escuchar su risa encantadora en mi oreja derecha.
Acompañada de Miguel volvemos al rellano, para decirme “Tengo que comunicarte que tú túnica no se
encuentra en la silla con las demás, la tuya aún está en el piso superior. Pero
no temas, puedes subir e irlo a buscar tú solita, si así lo prefieres”. Escuchar
esas palabras, él ya me conoce que acepto sin más, tampoco le sorprendió, pero
a mí me sorprendió que él no viniese conmigo, así que empiezo a subir las
escaleras dirección al segundo piso. Es justo en ese momento cuando reconozco
realmente mí casa, era la planta de las habitaciones lo que no había cambiado
nada, pero todo estaba bañado en luz blanca encantadora, que sinceramente es
imposible poder describirla, me faltan palabras.
Continuará...
Recomendación: Carros
de Fuego (para el momento de los mensajes); Himno de Lemuria (para cuando
aparecen los Maestros); El Gran Yo Soy (Para cuando empieza la historia).
HR.
HERO&Corporation.
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