Cuando empecé a caminar durante esta vida, se me ha
intentado hacer creer unas creencias que sabía por mí misma que no iban conmigo,
me refiero a las religiones. No sé si puedo decir que tuve suerte de nacer en
una familia que no cree en nada especialmente, que son totalmente agnósticos de
cualquier religión y que cuando llegó el momento, que según la religión
cristiana dice, a los meses de nacer o al año, depende del tiempo que le
gastes, el niño o la niña tiene que ser bautizada por la religión católica
porque así si le pasa algo, esa alma no se sentirá perdida y entrará en el
reino de Dios. Pero cuando tienes a unos
padres agnósticos y una abuela creyente, parece ser que el conflicto aparece de
todas formas de si ambas partes lo fueran o no, pero como nací en la última
década del siglo XX, mis padres tienen y siempre han tenido poder sobre las
otras personas, es decir sobre mi abuela querida, pues ellos decidieron no
bautizarme, que si cuando fuese más grande quisiese hacerlo, ellos me
respetarían mi ideología religiosa y harían lo que fuese para complacerme.
Pasaron los años a medida que fui creciendo, y cuando los
otros chicos de mi clase llegaba el tiempo de hacer la primera comunión, allí
descubrí que yo, no estaba bautizada por la religión cristiana, yo en ese
momento no lo entendí, así que lo pregunté a mis padres y me contestaron
“pensábamos que al crecer sería mejor que lo eligieras tú misma”. De hecho, en
el colegio dónde iba, uno de monjas ya más “renovado” me habían hablado de
Jesús, pero como que lo que me decían de él, no tenía la misma sintonía de lo
que yo sentía cuando escuchaba o leía sus predicaciones en el Nuevo Testamento.
Algo me decía, y ahora sé que es la intuición quién hablaba a través de los
ángeles, que lo que interpretaban las monjas algunas predicaciones del gran
Maestro Jesús, no eran realmente lo que él había dicho, que su interpretación
era muy distinta a la que decía realmente Jesús.
Por lo tanto, durante los meses que mis compañeros de clase
iban a catequesis, les pregunté “¿Y tú porque quieres hacer la primera
comunión?” y como buen niño o niña decía contestaban siempre lo mismo “por los
regalos”. Yo en ese momento, interpreté sus respuestas como un regalo de “amor,
fe y esperanza hacia Jesús” pero cuando ya habían celebrado la primera comunión
y les pregunté una vez más la misma pregunta, ellos me contestaron “pues me han
regalado, una bici, una game boy y un monopatín”. Yo claramente aquí empecé a
dudar entre ¿Por qué hacían los chicos la primera comunión si no habían
apreciado realmente los valores de hacerla? ¿Simplemente por los regalos se
hace un acto religioso, como si fuese Navidad en primavera? Fue allí cuando
entendí las palabras de mis padres “decidimos que cuando seas mayor ya lo
decidirás por ti misma”, así que dejé que el tiempo hiciera lo que tuviese que
hacer.
Pasaron muchos años, ya entrada en la adolescencia en cuarto
de la ESO, llegaba el momento tan esperado para mis compañeros de clase,
algunos, no todos, porque al parecer, no es obligado si no quieres casarte más
adelante por la iglesia, querían hacer la Confirmación. Así que volvían a las
clases de catequesis esta vez durante un año, y yo empecé a fluir a tener
curiosidad e interés por las religiones, aunque seguían sin ir acorde ninguna
de ellas con lo que yo “había traído innato” en este mundo, la curiosidad me
llenó de conocimiento para ver si realmente terminaría decidiendo si sería de
una religión u otra. Las respuestas a las preguntas que les hicieron fueron las
siguientes “porque mis padres me obligan” o “porque me han prometido que me
comprarían la escúter”. Otra vez no sentían el verdadero valor de hacer la
confirmación, el “entregarse a dios, y dejar que él te lumbre el camino a
seguir”.
Fue entonces, al año siguiente cuando se me contestó la
primera pregunta que me formulé sobre la vida y las enseñanzas de Jesús, esta
pregunta fue la siguiente “¿Cuáles fueron los motivos que tuvo Jesús a la hora
de predicar la palabra de Dios?”. Milagrosamente recibí la respuesta meses
después, cuando mi abuela me invitó a ver “la Pasión de Cristo de
esparraguera”, recuerdo perfectamente que antes de ir, me entraban dudas de si
era lo correcto o no, de si sería un tostón o no, pero al final tuve valor y
fui, sin saber que era una obra de teatro de más de 7h de emisión, parando para
almorzar.
Cuando supe que era tan larga, al principio me quise matar,
pensaba “va a ser un tostón, me moriré de aburrimiento”, así que ya sentados en
nuestros puestos, apagaron las luces, se escuchó la orquesta tocar la
introducción, y seguidamente empezó la obra de teatro, seguía pensando lo mismo
hasta que en la segundo escena sin cortarla, apareció en el escenario Jesús,
con una túnica blanca y un pañuelo en la cabeza dónde decía “queridos hermanos,
bienvenidos”. Así fue como por primera vez en esta vida, mi corazón despertó el
poder de Cristo en mí, fue así cuando quise volver al cabo de dos años y dos
años más tarde volví por tercera y última vez.
Allí fue mí despertar de consciencia porque además cuando lo
vi por primera vez, sinceramente los otros veían a un actor, yo en cambio la
luz que emitía era realmente el verdadero Jesús, que se había entrometido en el
escenario a representar solo por esa vez, su historia desde la elección de sus discípulos
hasta la resurrección y subida al cielo de nuevo. Y ahora que ha pasado todo lo
que ha pasado, lo cierto es que el cielo lo quiso así y así fue.
Después de esos seis años exactos ya que todos coincidían
que eran en Abril, fue cuando se presentó por primera vez (en realidad la
segunda vez) el Maestro Jesús en una meditación profunda. Entonces fue cuando
comprendí porque nunca en mi vida había dicho a mis padres “quiero bautizarme”
ya que la religión que existe como Católica realmente no son las palabras que
decía el gran Maestro Jesús, se han tergiversado muchas historias del Nuevo
Testamento, por lo tanto solo hace unos meses que comprendí lo que realmente
soy, porque yo no me dictamino como Cristiana, sino como Crística o Esenia que
es lo mismo, que significa seguir a Jesús, con sus valores, sus predicaciones y
su forma de vivir, sin pensar en ningún momento que Dios es castigador porque
te portes mal o no sigas sus palabras, sino que sintiéndote en unidad
eternamente, sin temerle al miedo en ningún momento, ya que la religión mete
miedo para no dejarnos vibrar en vibraciones mucho más altas de lo que
deberíamos estar.
Un regalo super especial que le otorgué a Dios tras ver a su
hijo hermoso pronunciar mí nombre y ver y sentir sus palabras y su luz hermosa,
fue el hecho que hacía tantos años que había querido hacer pero por motivos de
información no lo había hecho, hasta que encontré las verdaderas respuestas a
mis preguntas, que no me las dio nadie de esta tierra sino que las respuestas
fueron de Dios y de su hijo, que vino des del reino del cielo ha contestarme,
así que el pasado 13 de Agosto del 2016, Dios quiso darme la oportunidad de
recibir su bautismo y yo le acepté el regalo de una forma muy especial, sin predicción
alguna del hombre del tiempo, se puso a llover a cántaros cuando me encontraba
en la calle, muy lejos de mi casa en mi propia ciudad, entonces fue cuando
escuché los susurros de Dios que me decía “toma de esta agua, mis lágrimas de
amor que llegan a tú corazón”, así que empecé a caminar debajo del agua, sin
paraguas ni capuchas, a pelo, y sentí el amor de Dios, la unidad con El Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo.
Y señores, así fue como me bauticé fue una ceremonia muy
íntima, solo asistieron los seres de luz, me acompañaba en todo momento el
Arcángel Uriel y San Gabriel también estaba, el Maestro Jesús también lo sentí,
pero no lo podía ver, y Dios que lloraba de amor por encima de mi cabeza, y yo
dándole las gracias por todo el amor que tiene con nosotros.
Recomendación: Desde
mi interior – Hillsong.
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