Soy una persona que desgraciadamente ha tenido que conocer a
la soledad ya desde que era una niña, a mí nunca se me ha dado bien, el hecho
de hacer y conservar amistades. De pequeña no sabía que era la amistad y tenía
que probarla pero la situación que me tocó vivir, fue descubrirme más por
dentro, aislándome del resto, ya que si mis compañeros de clase no me querían,
y yo no soy alguien que se va así como así, lucho por lo que me importa de
verdad hasta el final, yo “¡Nunca me rindo!”. Pero claro, al haber tenido que
pasar una infancia distinta, porque amistad, lo que se dice amistad, lo
conseguí pero no fue a finales del 2009, o eso pensaba yo que tenía, porque
tampoco funcionó.
El hecho de tener que aislarme ya desde tan pequeña, eso
provocó que me gustase estar sola, que estar sola tampoco se está tan mal, pero
a veces puede dañar, si se exagera. Desde ese momento, no lo sabía, pero me
convertí en una persona solitaria, que si tenía que hacer algo era yo y siempre
con la compañía de la aclamada soledad, que ella sí que no sabe que es que te
dejen de lado. He pasado por situaciones tan negras, que parecen imposibles,
pero cuando las cuentas, la gente se te queda mirando (algunos con carita de
pena) odio que me miren así, prefiero no haberlo contado, pero claro tarde o
temprano tiene que salir todo a la luz.
No me gusta revivir momentos del pasado, si se han superado,
quedan como un recuerdo, pero si todavía no se han podido superar porque ya la
situación del problema ya es difícil, no creo que sea ni ahora ni mucho menos
más tarde, sino que tendrá que ser aún más tarde para poder ver ese recuerdo
como algo que ya se ha superado. El pasado me persigue, pero yo no soy una
persona que huye de eso, solo aprendo poco a poco, pasito a pasito, a superar
situaciones que a veces me pregunto “¿Cuándo firmé el contrato de mí vida que
fuese igual que una serie de acción en televisión?”. A pesar de los malos
momentos que he pasado, soy una persona muy optimista y nunca doy NADA por
PERDIDO. ¡Además que yo NUNCA he perdido LA SONRISA! Y no es una sonrisa falsa,
yo siempre soy muy honesta y sincera, y cuando sonrío es porque me sale del
corazón, la falsedad la destierro de mi vista y de mis tierras.
Convivir con la soledad desde tan pequeña, me ha dado cosas
buenas, porque al descubrirte por dentro sabes más lo que buscas, lo que
quieres, y sabes que algún día tendrás que echarle huevos y enfrentarte a lo
que quieres sin tener miedo al “qué dirán” o “a las críticas” porque como el
Conde de Lucanor dice en uno de sus Eixemplos “Hagas lo que hagas, siempre te
criticaran”. De pequeña era muy tímida, me costaba decir las cosas, decir lo
que pensaba, lo que sentía, y lo que quería… y eso me causó problemas tanto
externos como internos, porque a veces me contradecía con mis creencias. Mí
timidez, me provocaba un miedo terrible a no caerle bien a la gente o a
agobiarla con mis tonterías de como percibo la vida (soy muy imaginativa, pero
no uso la imaginación para modificar recuerdos, como ya he dicho, soy muy
sincera y honesta). Como me daba miedo no caerle bien a esa persona que me
hablaba, siempre intentaba seguirle la corriente, pensaba que así por lo menos
no me dejaría de hablar, pero claro… eso ya no era honesto, y lo dejé de hacer
a partir de secundaria, que fue cuando aprendí a controlar mi timidez.
Había llegado a secundaria sin experimentar qué era la
amistad, aunque tenía alguna amiga que con el tiempo se convirtió en mi mejor
amiga de la infancia y que ahora no tengo el placer de poder comunicarme con
ella, porque con el tiempo nos hemos distanciado, por motivos que pasan en la
vida. Fueron unos años muy bonitos, pero resultaba ser que mi camino tenía que
seguir experimentando lo que era la amistad a lo largo de secundaria, tardó un
año cuando pude encontrar a una amiga que en ese momento me ayudó mucho a salir
del ambiente turbulento que pase, y poder respirar tranquila y feliz, pero la
situaciones de cada vida de cada camino nos fueron separando, pero con ella ya
sabía que era una cosa distinta, ya que sabía que algún día nos volveremos a reencontrar
y así ha sido (actualmente).
Pero mi camino sigue siendo solitario, porque voy de grupo
en grupo, pero amistades de verdad, se quedan, como mi mejor amigo de
Valdepeñas, y mi queridísima hermana (no de sangre pero como si lo fuera) que
vive en El Salvador, con ellos formamos un grupo de tres pero somos como
ángeles que nos hemos encontrado en unas situaciones que sabemos que con el
tiempo que ya llevamos (juntos los tres un año casi dos, pero yo conocí primero
a mi mejor amigo que con él ya llevamos dos años casi y medio de amistad)
sabemos que esta conexión hace mucho tiempo que no se va a estropear, yo pienso
que el destino lo quiso así y yo quiero seguir así con ellos, que son mi vida y
los quiero con toda mi alma.
Pero claro, desgraciadamente nos separa una distancia
importante, y lo que me va fatal es el hecho de hacer amistades en mi pueblo. No
hace un año que dejé el grupo que estaba, porque no estaba bien, además había
una situación que era más bien molesta, chicos, si alguna vez tenéis pareja,
cuando se termina la pareja por favor “¡No sigan con el grupo de los amigos del
chico, porque os verán como la EX y eso daña mucho el corazón!”. Lo digo por
experiencia, dejé a ese grupo que éramos casi veinte personas, y ahora estoy
mejor así… no me miran con carita de pena la gente, y eso es un alivio, aunque
algunos se piensan que nada ha cambiado, cuando mi presente es MUY distinto al
que tenía con ELLOS. Yo ya lo digo, “Si no me quieren, yo desaparezco de la
vista” una vez haya luchado y vea que la situación no es aceptable, aún y así
sigo ¡Sin rendirme NUNCA!
Convivir con la soledad, me he descubierto a fondo y además
eso te hace una persona observadora de más allá de lo que ven los demás, es
decir, cualquier detallito, puede decir algo. Los que hemos convivido con la
soledad, saben a lo qué me refiero, al ser tímidos (en mi caso, lo pude superar
en gran parte) nos dignamos más a observar como actúa la gente, y según como
vayas viendo, sabes sin decir nada lo sabes todo, aunque estás a una distancia
prudencial, porque yo sé leer bastante bien el lenguaje no verbal, sé cuando
ocurren cosas en algún grupo que voy viendo por dónde salgo de fiesta los fines
de semana, si ocurre algo o no, porque mi intuición me acompaña sinceramente
allí por dónde pise, hable, baile o lo que haga, porque forma parte de mí. Los
que hemos convivido con la soledad, sabemos escuchar y entender el silencio, yo
me considero una persona solitaria.
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