miércoles, abril 23, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 216 [3T]

 

Para no parecer que ya veníamos juntos, entré de nuevo al comedor como si nada, hablé con varias personas y luego Líon apareció. Todo el mundo le saludó contentos por la boda que se iba a celebrar, tuvimos que simular que no nos habíamos encontrado antes, así que nos dimos dos besos, nos quedamos un momento a solas, él me guiñó el ojo y yo sonreí. El plan iba a empezar.

Los invitados se fueron acomodando en una sala provisional (debido al tiempo se tuvo que hacer en lo que sería luego la sala de fiesta). El juez se puso en el altar, y el novio entró del brazo de su madre, con la música, mientras que esperaban a que llegase la novia, a pesar de que en sus ojos rozaba las dudas de ¿Por qué el novio tardó tanto en llegar? La Flora se la veía feliz, una cara completamente diferente a la que tenía Líon.

Me puse en tercera fila, me tocó pasillo, todo el tiempo el Líon me miraba a mí, como que le ayudaba a dar ese paso tan grande que quería hacer. A ver… no me parecía bien dejarla en el altar, porque yo en mi caso prefiero que se suspenda antes la boda que no en el momento, porque con tantos invitados, daría mucha vergüenza. Pero Líon lo quiso hacer así, y yo simplemente le ayudé, es mi primo lo haría con cualquier familiar.

-      Flora, ¿aceptas por esposo a…?- dijo el Juez.

-      Sí, acepto.- respondió rápidamente la Flora con su sonrisa de felicidad que no paró de mirarle en toda la ceremonia.

-      Líon, ¿aceptas como a tú mujer a…?- dijo el juez.

Líon se quedó mudo. En la sala hubo un silencio preocupante.

-      ¡Vamos, tú puedes!- susurré.

Cuando ya el silencio duraba más de un minuto la gente de la sala empezaron a murmurar, y Líon me miró. A la Flora se le empezó a borrar esa felicidad lentamente.

-      Líon, ¿aceptas como tú mujer a…?- repitió el juez.

Pero Líon siguió mudo. Con su cara de pavor, porque era muy tímido, siempre ha sido así.

-      Di si o no… ¡Dale!- volví a susurrar.

Líon empezó a decir que no con la cabeza pero tenía que decirlo, sino no era válido para el juez.

-      ¿Qué te pasa?- le dijo la Flora preocupada.

Líon le miró a ella, mientras que la Flora le agarraba una mano, Líon le soltó la mano de golpe, me volvió a mirar, respiró profundamente y le miró a ella a los ojos.

-      Si.- dijo Líon.

Los invitados suspiraron aliviados, yo no entendí qué pasó, pero el Juez lo dio por válido.

-      Yo os declaro oficialmente casados. Puede besar a la novia.- le dijo el juez a Líon.

De nuevo se quedó paralizado, pero la Flora le besó primera. Todo el mundo se puso de pie a aplaudir pero yo no lo hice, me quedé paralizada viendo como Líon se había casado sin su consentimiento. Líon estaba muy triste pero la gente estaba tan feliz que ni se percataron de ello, así que fingió, se le notaba que fingía, solo alguien que le conoces como la palma de tú mano sabes que finge.

Me entregaron la bolsita de pétalos de rosa roja, para lanzarles a los novios, agarré un puñado, y cuando tuve a la Flora cerca se los tiré a la cara, dónde literalmente la gente se quedó mirándome. No fingí que había sido un accidente, pero la gente se lo pensó, Líon seguía sin responder, le di dos besos a la novia <felicitándole> pero cuando le di un abrazo a Líon…

-      Lo siento… yo no quería…- me dijo.

-      Tranquilo, aún te puedes divorciar.- le dije.

Nos miramos a los ojos, y sonrió ligeramente. Lo que pasa que cuando se lo tuviese que contar a la Flora, quizás no se lo iba a tomar bien. Supe lo que le había pasado, des del principio, supe que ese <si> no era la respuesta del <si, quiero casarme> era como una forma de paralizar sus pensamientos, y el juez lo vio como una confirmación y los casó.


Normalmente a las bodas que había asistido hasta ese momento, se les veía felices, pero en esa… la tristeza por parte del novio estaba muy presente. También es verdad que fue la única en la que hubo complicaciones de última hora, pero la Flora estaba feliz, porque se había casado con alguien que sí amaba pero él a ella… lo ponía en duda. Lo vi clarísimo, durante el banquete, el novio desaparecía, en muchas ocasiones cuando se necesitaba a los novios para que sacaran el segundo plato, resultó que el novio no estaba y lo tenían que buscar, ya se pueden imaginar dónde lo encontraba siempre… junto a los caballos.

-      ¿Puedes hacer que me dejen de buscar por favor? Necesito estar solo… pensar en cómo soluciono esto…- me dijo.

-      No, no puedo Líon. Se supone que es tú boda con la Flora, ella está feliz pero tú está claro que no, pero… ¿puedes dejar de desaparecer que se van a dar cuenta? – le dije.

-      ¡Pues que se den cuenta!- gritó.

Di un paso más y le agarré del brazo.

-      Mañana haces lo que quieras, pero ahora mismo te están buscando.- le dije.

Se soltó de mí y se volvió a girar para los caballos.

-      Mira… ¡haz lo que quieras! Pero yo solo te estoy ayudando.- le dije.

-      ¿Ayudándome? ¡Yo a esa no la quiero ni ver! – me gritó.

-      Pues dile lo que sientas, ve ahí y dile que todo ha sido un error, y así nos vamos a casa y no ha pasado nada.- le dije.

-      Si fuera tan fácil…- balbuceó.

Respiré profundamente, mientras que Líon estuvo en silencio, los caballos estaban escuchándonos muy atentos.

-      Me regreso, pero tranquilo, no le diré a nadie que te he visto.- le dije.

Él no dijo nada, así que me giré y regresé en el camino a la finca.

-      ¿Quieres saber qué me pasa porqué quiero romper este matrimonio?- dijo Líon.

Me detuve pero no me giré.

-      Me he enamorado de otra persona.- confesó.

Alcé las cejas en señal de sorpresa y me giré.

-      ¿De quién?- pregunté sorprendida.

Líon caminó rápido hacia a mí con decisión, pero en el momento que me lo iba a decir mirándome a los ojos, escuché la voz de mí mamá que me estaba llamando a lo lejos y se estaba acercando.

-      Me tengo que ir. Ya hablaremos.- le dije, y me fui.

A pesar de que no podía parar de repetir mí cabeza <me he enamorado de otra persona> no se me cortó el hambre, me comí el segundo plato que era magret de pato como si llevase siglos sin comer. El novio se dignó a aparecer, nuestra mesa estaba al lado de la mesa de los novios, cuando le vi pasar nos miramos a los ojos, me guiñó un ojo y sonrió ligeramente, luego se fue a su mesa, se sentó e intentó cenar, pero se dejó la mitad del plato.

La parejita se pusieron a bailar un vals tradicional en la misma sala dónde había sido la ceremonia del casamiento, todos estábamos en la puerta con una sonrisa de felicidad mirándoles. El novio ni siquiera miraba a su recién esposa y bailaba como si tuviera un palo de fregona metido por el culo. Todo el tiempo estaba pendiente del público, mientras que la Flora le miraba, arrugaba la frente, vi que se dijeron algo y se les borró la felicidad pero no dejaron de bailar, entonces cuando la Flora quería pedirle explicaciones, les interrumpieron los padres de ella y el padre bailó con la novia y el novio con la madre de ella. La gente empezó a sumarse al baile y yo seguía en la puerta mirando a las personas, pero había perdido de vista al novio.

-      ¡No bailes con él! – escuché la voz de Gabriel que me susurró en la oreja, pero cuando me giré no lo vi.

Noté que alguien colocaba su mano encima de la mía, miré al frente y era Líon mirándome a los ojos, sonriéndome de tal forma que conmigo parecía tener ganas, me agarró fuerte las manos y empezó a arrastrarme hacía la pista.

-      ¿Bailas conmigo?- me preguntó.

-      ¿Qué? No, no….- dije.

-      ¡Va, mujer!- insistía Líon.

-      No, no gracias. No tengo ganas…- le dije como excusa.

Pero ya estaba en medio de la pista, fue para agarrarme de la cintura y antes de dar la primera vuelta, alguien le tocó la espalda, se giró y se le enganchó una mujer de mediana edad. Al volver a mirar hacia la puerta del salón, vi a Gabriel con los brazos cruzados en el pecho mirándome con la frente arrugada, me acerqué a él.

-      ¿Por qué me has dicho eso?- le pregunté.

-      ¿No lo ves, amor? – su tono era abrupto y algo molesto.

-      Está triste el pobre…- le dije.

-      Se ha enamorado. ¡eso es lo que pasa! – dijo Gabriel.

-      Si, eso ha dicho, ¿quién será? La verdad es que tengo curiosidad.- le comenté.

Gabriel puso los ojos en blanco al mismo tiempo que caminó de regresó al comedor, le fui detrás.

-      ¿Estás disgustado porque se ha casado sin amarla?- le pregunté.

-      No. ¡Me ha enojado lo que te ha dicho! – seguía cabreado.

-      ¿Por qué? Ah ya sé… porque está jugando con los sentimientos de la Flora, ¿verdad? Si, es feo pero… es que… no sé pero… si se ha enamorao…- le dije.

-      ¿Cómo? ¿Así que te gusta que se haya enamorado? – preguntó sorprendido Gabriel.

-      Si él es feliz. No entiendo por qué te pones así, Gab.- le dije.

-      ¡Joder, amor! ¡Este tipo me está robando a mi chica y tú estás de su parte! – gritó al mismo tiempo que se le escapó.

Miré atrás a ver si lo intentaba ver al novio pero con la multitud era imposible.

-      ¿Líon se ha enamorado de tú ex?- dije arrugando la frente.

-      ¡No, amor, no! ¡Tú primo se ha enamorado de ti! – Dijo Gabriel.

-      ¿QUÉ?- grité.

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martes, abril 15, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 215 [3T]

 

*Por cierto tenemos otro blog que hablamos sobre la verdad de Matías Destefano, aquí


Escuché como muchos salían corriendo de ahí gritando… ese era el número final. Persecución sonámbula.

-      ¡Ah!- gritaron las chicas y también algunos chicos…

-      ¡Tranquilos, tranquilos…!- decía el Pepe.

-      ¡Coño… se ha levantao!- escuché a una de las monitoras asustada.

-      ¡Tranquilos, es solo… que será… sonámbula, nada más!- dijo el Pepe.

Pareciese que Pepe estuviera en el ajo, pero recalco, solo Uriel participaba.

-      Si eso… no creo que camine…- dijo la monitora.

En ese momento noté el saco en mis pies, no llevaba zapatos ni calcetines, pero sabía que tenía que hacerlo espectacular, así que levanté una pata y empecé a caminar saliendo del saco por completo.

-      ¡Coño!...- gritó la monitora y por el tono de voz que escuchaba se alejaba corriendo como el resto de la gente.

Solo podía dar unos cuantos pasos, eso de poner al descubierto las plantas de mis pies sabiendo que estábamos compartiendo, campito con las vacas que se cagaban en cualquier lugar, no me hacía ni puñetera gracia pensar en que uno de mis pies pudiesen quedar atrapados en alguna boñiga… así que sabía que solo podía caminar por encima de la esterilla.

Caminé decidida pero despacio, con los ojos cerrados, con el pelo revoloteado y con la ropa de calle (ni me atreví a ponerme un pijama en medio del bosque), dios… ahora que lo repaso… joder que cague, ¿no? Uno me enfocó con su linterna en los ojos, todo era blanco incluso viendo a través de mis parpados, pero continué, puse una mano como si quisiera atrapar la luz, fue entonces cuando noté la mano de Pepe que intentaba como calmarme… pero le piqué las manos, escuché que se quejó.

-      Se te acaba la esterilla, mi amor. – me avisó Uriel.

Paré de caminar, me detuve, ronqué, me balanceé delante y atrás como si estuviera a punto de caerme hacía adelante, cuando al tercer balanceo, abrí los ojos y dije “BU”.

Todo el mundo, absolutamente todo el mundo… corría dirección a la cabañita destrozada, como si se fueran a salvar de algo. ¡Ay que risa me entró! Fue tan fuerte que me doblé riéndome como si no estuviera un mañana, revelándole a todos… que había sido TEATRO. ¿Recuerdan que me daban papeles protagonistas en el Tripijoc? Pues me podrían haber dado un Óscar en esa representación.


No saben lo bien que sentó ver a la María Carmen de la Trinidad y a sus secuaces muertas de miedo, estaban tan muertas que no me hablaron hasta la tarde siguiente, cuando volvíamos al bus caminando por el mismo camino que hicimos de ida.

-      Laia, ¿De verdad que no eres sonámbula?- me preguntó una de sus amigas.

-      ¡Jaja, no! Si cuando duermo no me suelo mover ni casi respirar…- le dije.

-      Pues… ¿porqué lo has hecho?- preguntó asustada y curiosa.

Le miré pero no le contesté, esa mirada aún le dio más miedo. Aunque sabía que había perdido a las amigas de Torelló, porque no me volvieron a hablar… quizás pensaron que estaba <chalada> por lo que hice… lo agradecí tanto que ya no los volvería a ver nunca más. Me tenía que ir bien de ahí, había sido un mes de Julio horrible, creo que hubiera sido mejor otro mes de clases odiosas en secundaria, antes de esta experiencia, jamás volví.

Cuando estuvimos ya en el bus de camino de vuelta, no se escuchaba ni un alma hablar, todo el mundo incluso los monitores estábamos durmiendo la mona, porque resultó que mi numerito ocupó al final toda la noche y a las cuatro y media de la noche empezó a salir el Sol y nadie pudo dormir, ni veinte minutos. Nos pasamos la mañana, algunos pescando en el río, otros nos bañamos, y luego después de almorzar a buscar el Bus.

El conductor estacionó en el pabellón, tuvo que despertar a los monitores que nos despertaron a todos, yo lo sentí que ya habíamos llegado al sentir el motor pararse, abrí los ojos, despegué la cara de la ventana y me acomodé para salir de ahí y dar por terminada el mes de Julio.

Hubo otra cosa que me llevaba de esa experiencia de acampada, y fue que esa mañana haciendo una pequeña excursión al lado del río vi por primera vez una Nutria en su hábitat natural, la vimos mientras que hacía su nido o arreglaba algo en la presa que había construido en el río, ¡qué hermoso! Por el momento, no he podido volver a tener un placer como ese en plena naturaleza, aunque si que he visto cosas muy asombrosas y muy hermosas, que ya las compartiré a su debido momento.

El mes de Julio tampoco fue tan horrible, si quitamos la experiencia del Anigami, el día 13 de Julio del 2006, mi primo Líon se casaba en San Julià de Vilatorta, en una casa del campo llamada Santa Margarida. Fue una tarde extraña, con lo lindo que era el lugar con caballos, grandes campos y bosques para hacer una boda civil de ensueño, curiosamente ese día llovió absolutamente todo el día y toda la noche. El lugar era Medieval pero ¡A la mierda las fotos en plena naturaleza! Se tuvieron que hacer en el comedor, en la entrada del lugar.

Recuerdo que yo fui a la boda vestida con una camisa blanca y pantalones marrones con muchos bolsillos (adoraba los pantalones así), iba con la misma ropa que la otra boda de Mayo. Mi mamá llevaba un vestido color carne y mi papá un traje sin corbata con la camisa naranja. Recuerdo que fuimos ahí con mi abuela y el tiet Josep, los llevamos nosotros en el auto. Nada más aparcar vi a los caballos y ya me enamoré del lugar, de hecho me acerqué a ellos, y uno que era especialmente blanco se acercó y se dejó tocar, ¡qué hermoso momento!

En el momento en que estaba con los caballos, se dejó ver el sol al mismo tiempo que llovía brevemente. Lo integré como una forma de decirme la madre naturaleza la bienvenida a ese lugar mágico. Ah por cierto, lo que voy a hablar ahora de esta boda, hay partes que nadie vio, por eso se sabrá la verdad aquí, porque nunca lo conté a nadie de la familia, hasta hoy.

Caminamos por el caminito hasta llegar a dentro, la gran mayoría de los invitados ya habían llegado, mientras que nos saludábamos todos en la entrada a dentro, antes de entrar vi que el auto de la novia ya estaba aparcado al final del camino. Según la hora no llegábamos tarde, pero la ¿novia ya estaba ahí? Qué raro, así que me apresuré pensaba que quizás había pasado algo, pero dentro no estaba la novia.

-      ¿Qué hace el auto de la novia aquí?- dije.

-      La han escondido, porque el tiempo no ayuda.- dijo mí tía.

-      Ah…- respondí.

Ok, la novia ya estaba ahí pero escondida en alguna parte del recinto, ahora solo faltaba saber si el novio ya estaba aquí o por el camino.

-      ¿Y el novio?- le pregunté.

Se encogió de hombros mí tía, me la quedé mirando.

-      ¿Qué pasa?- le dije.

-      Aún no ha aparecido y debería haberlo hecho hace como cuarenta minutos.- respondió ella.

Su actitud era extraña, su hijo no venía a casarse y estaba tranquila, más bien la vi como contenta, ¿acaso no querían que se casase? Si estuviéramos en Barcelona, quizás un atasco sería una buena excusa pero en medio del campo, un sábado por la tarde tranquilito… no había otra excusa posible que quizás… el novio se lo habría pensado mejor… lo importante era que la gente no se había percatado aún de ese problema, pero mi mente se adelantó a los posibles acontecimientos, y en todas había una novia triste, frustrada y sola, llorando porque le habían plantado en el altar.

Diez minutos más tarde, y después de saludar a toda la familia, incluso a los primos de Líon, Eddy y Willy de parte de mí tía (que ni me acordaba de sus nombres), por la ventana vi al novio plantado delante del auto de la novia, me lo quedé observando, no tenía una cara de felicidad, más bien estaba triste mientras con la otra mano rebuscaba en su bolsillo algo que tenía pero que no pude llegar a ver. Él miraba hacía la cocina, como si intentase ver a su futura mujer a través de los muros grandes del complejo, pero empezó a caminar le seguí de ventana en ventana, esperando a que entrase, pero cuando lo vi irse andando más allá de dónde estaban los invitados, no pude evitar salir y seguirle a dónde iba.

Se quedó sentado en una roca delante de los caballos, puso la cabeza entre sus rodillas, y cuando volvió a levantar la cabeza, estaba llorando. Nunca lo había visto así.

-      ¡Soy un cobarde, soy un puto cobarde!- gritó.


Me escondí entre los árboles, cuando vi que volvía al lugar, le volví a seguir, pero antes de entrar, se detuvo volvió a ponerse las manos en la cabeza, miró a los lados, yo estaba escondida entre los árboles. Me preocupé tanto por él, que antes de que entrase, me puse en el camino.

-      ¡Líon, espera!- le grité, él se giró y de golpe se le iluminó la cara.

-      ¡Laia, que alegría verte!- dijo tenía los ojos vidriosos, me agarró de las manos con fuerza.

-      ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás triste?- le dije preocupada.

Él suspiró mirándome a los ojos.

-      No quiero ser un cobarde… pero… ¡es complicado! – dijo lleno de dudas.

-      Es normal sentirse así, casarse es importante.- le dije pero me interrumpió.

-      No, no, no… yo no… no voy a casarme…- dijo.

Me quedé muda, no podía articular palabra, se le veía tan enamorado de ella… ¿qué había pasado?

-      Necesito tú ayuda, no quiero casarme con Flora- confesó.

S

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viernes, abril 11, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 214 [3T]

 

<sino fuera porque ya estoy destinada a estar con el señor ojos verdes… Gabriel sería perfecto> pensé… luego recordé que aún seguía enamorado de su ex, y en un segundo se me arrugó la frente, la mente divagaba intentando imaginarme a su ex, insultándola porque aunque se fue, su corazón nunca sería mío…

-      ¿Laia, estás aquí conmigo o en las galaxias? – dijo Gabriel intentando captar mí atención.

-      ¿Eh? Ah… si, si… perdona…- le dije.

-      ¿En qué estabas pensando se te ha cambiado la cara completamente?- Gabriel se le notaba preocupadillo.

-      En… ¡qué más da! Seguro que es imposible…- le dije con una sonrisa fingida.

-      ¿El qué? – preguntó.

Esquivé la pregunta, no le quería decir nada, porque tampoco entendía por qué había pensado en eso curiosamente.

-      ¿Me cantas una de tus canciones para que así pueda pegar ojo? – le pedí.

Gabriel aceptó, yo apoyé mi cabeza en su pecho, y él me acariciaba el pelo lentamente, mientras me cantaba una canción del origen del universo, en el idioma que hablan los Seres de luz (en su momento no recordaba el nombre pero era Arcturiano). Estábamos en mí cama, era más tarde de las tres de la madrugada y la noche se me estaba haciendo complicada porque tenía que levantarme pronto para ir de acampada con el Anigami.


Me apetecía tan poco pero al mismo tiempo era algo que nunca había hecho, dormir en la intemperie, bajo el manto de estrellas, un grupo de jóvenes inexpertos en la naturaleza, intentando pasar una noche como si fuéramos salvajes de nuevo. En ese tiempo, todo lo que tenía que ver con la naturaleza daba bastante miedo, jamás se me había ocurrido agarrar un camino sin saber a dónde iría e intentar sobrevivir. Pero luego recordé que nos habían obligado a comprar bocatas para poder cenar y desayunar al día siguiente, así que poca experiencia íbamos a tener.

Nos tendrían que haber enseñado a montar una tienda de campaña, a hacer fuego, a buscar comida… pero ¡qué va! Además que hacer fuego está prohibido por los incendios que causa… la acampada iba a ser unas horas más largas que un reloj roto. Recuerdo subirme al bus y ver que nos dirigíamos hacía Olot, en ese tiempo el túnel de Bracons todavía era un pensamiento y no una realidad, así que tardamos dos horas en cruzar el Coll de Revell. Nunca había estado en la ciudad de los volcanes, y lo entendí cuando me di cuenta de la vuelta que estábamos haciendo, yendo de pueblo en pueblo por la nacional dos.

Antes de llegar a Olot, el bus nos dejó, agarramos las mochilas y nos pusimos a caminar, al principio todos íbamos más o menos igual, pero a la que ya llevábamos dos horas y pico andando, la gente se iba disipando y fue bonito estar a solas con Uriel.

-      Casi prefiero la salida en cleta, Dary que esto… ¿Se puede saber a dónde vamos? ¡Llevamos más de dos horas caminando y no hay manera de llegar!- me quejé.

-      ¿Puedes disfrutar en vez de estar tan arisca, Laia? – increpó Uriel.

-      ¿Arisca?- dije.

-      Sé que te asusta tener que compartir noche con la María Carmen de la Trinidad, pero no te preocupes, nosotros cuidaremos de ti. Ella no se va a acercar a ti. – informó Uriel.

Le quería responder, pero caminamos tan rápido que sin querer teníamos al grupo de la María Carmen de la Trinidad justo a siete pasos delante nuestro. Le di un golpe en el brazo a Uriel, y él se quedó mudo, nos apresuramos un poco, quería escuchar de qué hablaban sin que se percatasen que yo estuviese ahí atrás…

-      ¡Eh chicas! Esta noche no podemos dormir, ¿eh? Quién se duerma le entierro vivo.- decía la María Carmen.

-      ¡Eso, eso! Que nadie se duerma… yo me he adelantado y llevo Coca-colas para no dormir en cinco días.- dijo otra chica.

-      ¡Bien!- decía la María Carmen.

Aflojé el pasó cuando llegamos a la curva, miré a mi izquierda para mirar a Uriel, él estaba preocupado y me miró, pero yo justo en ese momento, tuve una idea.

-      No quieren dormir.- susurré.

-      Si, será más difícil entonces. Pondré guardias. – comentó Uriel.

-      ¡Nada de eso! Tengo algo mucho mejor, pero… necesitaré ayuda. – le dije, se me iluminaron los ojos.

-      ¿Qué quieres hacer? – preguntó.

-      No te lo cuento que lo gafas, solo te pido una cosa… ¿ok? – le dije.

-      ¿Qué cosa? – dijo Uriel.

-      ¡Sígueme el rollo esta noche, y pasé lo que pasé, no hables con nadie! – le dije.

Uriel no tuvo más remedio que aceptar sin comprender nada, mejor así… más espontáneo.

Me acabé juntando con las amigas de Torelló una vez ya llegamos al lugar de la acampada, un campo que compartíamos con vacas, al lado de un riachuelo, era muy bonito, había una cabañita de madera pero medio destrozada, de todos modos íbamos a dormir bajo el manto de estrellas. Una vez ya instalados con el store y el saco, la noche nos deslumbró con ese manto tan brillante, me quedé asombrada por un instante mientras que se me dibujaba una sonrisita en el rostro, recordando las veces que he podido explorar ese manto, con las naves de mis hermanos la Hermandad Blanca y el Comando Ashtar.

Una de las chicas, de repente tras cenar sacó un aparato de su mochila que llevaba una antena muy larga, pensé que era una radio y pensé <ay que bien, escucharemos música> pero había una pantallita y cuando la prendió se podía ver la televisión.

-      ¿Te has traído una tele portátil?- le pregunté.

-      ¡Claro, así no me pierdo la serie!- respondió.

-      ¿Qué serie ves?- pregunté intrigada.

-      Ventdelplá.- respondió.

Todas las chicas incluida yo nos pusimos a gritar de alegría, porque todas seguíamos los capítulos de esa telenovela que hacían en prime time por TV3 los lunes y los martes. Miramos el capítulo y al terminar nos pusimos a ver el manto estelar, mientras que charlábamos de cosas que nos causaban interés, luego ya más a la noche, una de las chicas avisó que solía roncar por la noche y que se disculpaba por ello.

Uriel se sentó a mis pies, me miraba y miraba al grupo de la María Carmen que estaba al fondo del campo, por si decidían acercarse. Su cara estaba concentrado solo de él y de algún angelito más de mí seguridad. Le di un golpe con el pie dentro del saco de dormir, él me miró.

-      Ven…- le dije señalándole el suelo para que se tumbara conmigo.

Se lo pensó una vez pero accedió.

-      Y bueno… ¿Cuándo empieza lo que has pensado hacer? – preguntó Uriel.

-      Empecé hace cinco minutos. Así que “3, 2, 1... acción”- dije.

-      Vale… - respondió inocente Uriel.

Esperé a que las chicas no hubiesen tantas que hablasen, luego cerré los ojos y empecé a fingir que roncaba lentamente. En todo momento de esta idea mantuve los ojos cerrados. Incrementé los ronquidos de tal manera que las chicas todas ellas de mí grupo no podían dormir.

-      ¡Ala, la que dijo que no ronca es la que más!- dijo una.

Me entró la risa, suerte que llevaba el saco de dormir que me cubría hasta la nariz, pero me mantuve como los grandes actores. Fui disminuyendo los ronquidos poco a poco.

-      Bueno, parece que ya afloja, venga, vamos a dormir.- decía otra chica.


Escuché como se estiraban de nuevo encima de sus stores, pero después empezó la segunda fase… empecé a decir el nombre de la María Carmen (pero solo el que ella suele decirle a la gente para que la llamen) lo empecé a decir como si dijera cosas en sueños, primero suave y luego un poco más alto, las chicas empezaron a sentirse incomodas.

-      ¿Por qué la llama en sueños?- una de las chicas preguntó.

-      No sé, estará soñando con ella, ¡yo qué sé!- respondió otra chica.

-      ¿Qué hacemos, la avisamos o qué?- dijo la primera chica.

-      ¡No, no, ya se le pasará!- dijo la otra.

Escuché la risa de Uriel pero le di una patada para que se callase y me hizo caso. Si él se reía me sacaba del personaje.

A pesar de que las chicas de mí grupo empezaban a estar preocupadas, incrementé un poco más el juego, y empecé a decir <María Carmen… te voy a matar>… lo repetí tres veces, y escuché como una de las chicas super asustada se levantó y corrió.

-      ¿Cómo?- dijo la otra asustada, le temblaba la voz.

-      ¡La está amenazando en sueños!- dijo otra chica del grupo también asustada.

No me podía imaginar las caras, porque sino me hubiesen descubierto demasiado rápido, pero hubiese pagado lo que fuese para hacerles unas fotos en ese momento para la posteridad. A pesar del pequeño apunte de que en ese tiempo aún no existían los celulares con cámara. La chica que se marchó fue a buscar a la María Carmen, se vino junto a sus amigas del grupo a ver el espectáculo.

-      Mery, Mery… ¡Te está amenazando en sueños! Dice que te va a matar… ¡de verdad, dice eso!- decía una de las chicas que estaba super asustada.

-      ¿A mí? ¡Que se atreve si quiere!- decía la María Carmen como desafiándome.

-      ¡De verdad que lo estaba diciendo hace un momento!- le decía la chica.

Entonces empecé a moverme un poco como si estuviera soñando que la perseguía y eso, se apartaron un poco, y no sé cómo llegamos a esto pero de repente estaban también los monitores, entre ellos uno que se llamaba Pepe, y que además me caía como el culo… era el típico monitor que le habla a todo el mundo y le hace buena cara a todo el mundo, menos a mi… porque cada vez que me acercaba a él, cambiaba la cara a nada amable… ¿qué cojones…?

Volví a repetir la amenaza, y a raíz de eso Pepe calmando a la multitud me empezó a acariciar el pelo. ¡Qué asco! ¡no quería ni que me tocase!

-      Sh… tranquila Laia, tranquila…- decía Pepe como si hiciera algo eso.

Lo tuve claro en ese momento, y antes de que nadie pudiera reaccionar, me puse de pie, el saco quedó en mis pies. 

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El Espejo De Mí Vida - Capítulo 219 [3T]

  Uriel me vio triste con ganas de llorar, así que me abrazó, mientras que yo hundí mi cara en su pecho, quería llorar pero no me salían l...