Entonces Carmencita aprovechó para pasar lista, la única
compañera que todavía no había venido y era bastante raro era la Ana. Cuando
nombró su nombre, fue muy extraño porque todos los miramos las caras, después
de saber que no estaba en clase y que no la habíamos visto en la hora y media
que hacía que el colegio había vuelto a empezar. Era extraño que estuviese
enferma el primer día de clase, pero pensé que a lo mejor estaba de viaje y que
vendría en unos días.
El primer día fue realmente una experiencia muy bonita, ni
Carmencita ni nadie me había declarado la “guerra”, y me preguntaba ¿sería el
curso así? Esperaba que si, pero el miedo recorría por dentro a gran velocidad,
pero al mismo tiempo agradecía que esta vez fuese un curso más light. A la hora
del patio, me alegré mucho ver lo que mi padre me había preparado, un bocata de
pan Bimbo sin corteza de mortadela con aceitunas, de mis favoritas en ese
tiempo (cuando todavía comía carne). Pero la hora del patio asustaba un poco, sobretodo
cuando compartías con nuevos compañeros, como eran los de quinto y sexto, era
todo muy diferente, ya no jugaban tanto a futbol, pero nosotros nos quedamos a
nuestro lado y los demás en el suyo.
En cuarto curso los delegados solo durarían un mes, tuve
tanta mala suerte que salí elegida en el primer mes del curso, lo tuve que
compartir con otro compañero, creo que era el José.
-
En clase de Naturales, sabrán cual es el
proyecto del curso que vamos a estar aprendiendo, y que a final del curso realizaremos
una exposición a nuestros compañeros de sexto curso.- informaba Carmencita.
Los proyectos eran secretos hasta el primer día de una clase
en particular, este año estaría relacionado con la materia de Naturales. Esta
emoción de no saber qué era, siempre me ha parecido muy buena idea, porque
siempre he sido una niña de naturaleza muy curiosa, y tener expectativas o
esperanzas en hacer algo, realmente es lo que mueve a la humanidad a hacer
cosas maravillosas, esa ilusión de investigar algo o de sentirse útil en algo
que realmente te guste y lo quieras compartir.
-
Durante este curso la profesora de música será
la señorita Ana, en estos momentos ella espera un bebé y la vamos a tener
durante casi todo el curso.- avisó Carmencita.
Nunca había visto una profesora embarazada, siempre eran
bastante mayores que ya los habían tenido, pero nunca que estuvieran en
“proceso”, aunque sinceramente la noticia de que me habían cambiado la Mercedes
por la Ana, no me pareció buena idea.
-
Además, a partir del segundo trimestre, van a
aprender a tocar la flauta dulce, como materia de música obligatoria. Todos
después de Navidad, deberán tener una flauta dulce en clase de música.- terminó
de decir la tutora.
¡Qué rollo! A mí no se me daba nada bien los instrumentos de
viento, con el problema del paladar al nacer, y que no podía respirar por la
nariz porque tenía las fosas nasales mucho más pequeñas, ¿cómo podía ejecutar
un instrumento de viento sin estar en peligro de asfixia? Según el médico, no
tenía de qué preocuparme, podía hacer vida completamente normal, pero ¿y tocar
un instrumento de viento, qué? ¡Ojalá la pediatra hubiese sido más coherente en
eso! Porque yo no sabía cómo decirle a la señorita Ana que me era totalmente
imposible, siendo todavía una niña de casi diez años, quizás con seis años más,
las cosas serían distintas, pero ahora… ¡era imposible!
Había tenido a la señorita Ana una vez y su presencia me
incomodaba un poquito por la energía que desprendía, hablarle a ella era
complicado, porque el corazón se agitaba solo con que me mirase un segundo,
¿qué estaba pasando?
-
Dary, ¿por qué me siento así cuando ella me ve?-
le pregunté susurrando un día en clase.
-
¡Qué linda
noticia! Eso significa que se conocen de otra vida – respondió el arcángel
Uriel.
Puse los ojos como dos tomates, y le miré a ella y entonces
le miré a él.
-
¿De verdad?- pregunté.
Uriel simplemente decía que si con la cabeza y no dijo nada
más. El problema era que aún no lo recordaba. Era interesante en clase de
música, todavía no habían terminado de construir la nueva sala de música, y
cuando nos tocaba clase, la hacíamos en una clase muy pequeña que había en el
pasillo de los de Sexto curso. Mientras que la señorita Ana estaba embarazada,
sentía cosas raras, no podía parar de mirarle la barriga (hacía barriga de
menos de 20 semanas cuando se inició el curso).
-
Seño, ¿ya sabe si es niño o niña?- le preguntó
la Sandra.
-
Si, hace unas semanas supimos que va a ser una
niña.- dijo contenta.
-
¡Enhorabuena seño!- dijeron todos los de la
clase.
Creo que la niña cuando nació le pusieron o Mireia o Helena
(en catalán se escribe con H). El resto del curso fue normal, el proyecto de
naturales que teníamos que hacer, era sobre Las Orcas, un tema que me
apasionó muchissimo, porque nos pusieron en grupos y por primera vez, tuvimos
que ir a casa de los compañeros a hacer cosas del proyecto. A mi me tocó ir con
estos compañeros: Carla, Silvia, Cristina, Ariadna, Eloi, Guillem, Nil y Arnau.
Los grupos no los elegí yo, ni nadie, sino que fue la misma
Carmencita, que decidió intentar hacerlos lo mejor que pudo, sinceramente
cuando lo supe no me lo tomé demasiado bien, porque solían ser casi todos los
que daban más caña al Bullying, sinceramente desde mi perspectiva solo se
salvaba Arnau, los demás eran del Bullying. Pero con el tiempo que se iba
realizando el trabajo, la situación cambió, de hecho me di cuenta que una vez
la Júlia ya no pertenecía a esa escuela, el Bullying casi desapareció.
Al día siguiente de empezar el curso, Carmencita empezó a
llamarme a mi “Aida”, pero como era el inicio del curso no se lo tuve demasiado
en cuenta, a veces te cuesta memorizar de golpe 28 niños. Pero ya cuando pasó
casi un mes, me seguía llamando así y no entendía porque.
-
Dary, ¿por qué me llama Aida?- le pregunté.
-
Porque se
parece mucho a Laia, ¿no? – sugirió Uriel.
-
Pero no es mi nombre.- le dije.
Uriel se encogió de hombros y se quedó callado, en clase no
solía hablar mucho conmigo, quizás no quería que le viesen que yo hablase con
él. Cuando ya me lo decía para todo, un día ya no pude más y sin perder el
respeto hacia ella…
-
Disculpe Carmencita, pero ¿porqué me llama
Aida?- le pregunté delante de todos en clase de plástica.
-
¡Ay, sé que no es tú nombre de ahora! Pero es
que… yo te conozco con este nombre, “Aida” ¿Alguna vez te han llamado así, no?-
me preguntó curiosa.
-
Lo siento, pero usted es la primera persona que
me llama así.- le respondí.
-
Aida, asi era tú nombre, así yo lo recuerdo…-
susurró.
-
¿Lo recuerda?- susurré.
Miré a Uriel él arrugó la frente y me hizo una señal para
que viniera hacia él que estaba sentado en mi silla, le hice caso, él se
levantó y me dejó sentarme, él se agachó al lado.
-
¿No te
suena de verdad ese nombre? – me preguntó Uriel.
-
No del todo… siento familiaridad, porque aunque
sé que no es mi nombre, sigo girándome pensando que me ha llamado. ¿por qué?-
pregunté.
-
Ha dicho
que te recuerda con este nombre, mi amor… - aclaró Uriel.
-
¿Insinúas que… me recuerda de otra vida?-
pregunté alcé un poco la voz, pero Uriel me puso la mano en la boca y me quedé
un momento mirando a los demás, nadie se había percatado de nada.
-
Tiene toda
la pinta, mi amor. Carmencita te recuerda de otra vida, ¿tú la recuerdas a
ella? – preguntó Uriel.
Dije que no con la cabeza, me quedé mirándola abrumada,
asustada y al mismo tiempo sin saber qué decirle. Esa fue la primera vez que
alguien de esta dimensión, me reconocía de haberme visto en otra vida, o sea
que fue en ese momento cuando tuve la prueba real de que la reencarnación EXISTE.
Les he mostrado fragmentos de mis vidas pasadas, pero siempre
este tema lo había comentado solo con Seres de Luz en Agartha o con Gabriel y
Uriel, nadie de la 3D me había reconocido de otra vida. Eso fue una prueba que
me costó tiempo aceptar, una cosa es que tengas “recuerdos” que todavía podía
imaginar que me los inventaba, aunque si no sabía la historia de la humanidad,
¿cómo podía yo saber esos acontecimientos tan importantes? Fue como si le diera
una lección mi CORAZÓN al EGO que intentaba hacerme creer que “recordar” era en
realidad “imaginar” total a los niños de esa edad tienen una imaginación
desbordante, ¿no?
Lo más raro de todo es que el nombre de Aida me resonaba
mucho, aunque no me gustaba, pero me sentía como familiar… tardé varias semanas
en recordar esa vida, resulta que Aida venía del diminutivo de Adelaida, tenía
ese nombre en mi vida a principios del siglo XIV y lo más curioso era que
Carmencita en ese tiempo que se llamaba Esmeralda era mi tía por parte de
madre. Ella fue mi primer familiar de Luz que me encontré por esta dimensión,
me alegró tanto el corazón, yo solo había tenido que esperar nueve años y unas
cuantas vidas más para rencontrarme con ella, pero ella esperó sesenta años y
unas cuantas vidas más. ¡Fue mágico!
Ese primer día de colegio me dejó con muy buen sabor de
boca, y los primeros días también, aunque cuando pasó una semana, empezamos a
preocuparnos, porque Ana todavía no había vuelto de sus “vacaciones” y era
raro, siempre solía estar el primer día de clase por eso incluso la Carmencita
se preocupó. Una semana después, a la hora de tutoría nos dijeron algo
importante…
-
Deben saber que su compañera Ana ya no va a
estudiar más en este colegio, resulta que se ha regresado con su familia a
Almería a vivir. – informó Carmencita.
Me hubiese quedado tranquila, sino fuese que esa información
me resonó muy mal.
-
¿Cómo que regresó a Almería?- le susurré a
Uriel.
-
Ella es
andaluza, mi amor. – respondió el arcángel Uriel.
-
Si, ya lo sé pero… no me cuadra. Ella me dijo
que no podía regresar más allí, y de repente está ahí, ¿qué ocurre Dary?- dije
frunciendo el ceño.
-
Nada. –
respondió.
Me quedé mirándole esperando a que dejase de esconderlo y me
dijese la verdad, entre Uriel y yo no hay secretos, de hecho le cuesta mucho
conservar uno si estoy cerca, es demasiado bueno él.
-
Vale, te
lo voy a contar, pero no se lo digas a nadie, ¿ok?- exigió.
-
Por supuesto.- respondí.
La vida de Ana era complicada, muy complicada al ser una
niña de casi diez años, que había tenido que dejar atrás toda su vida de andaluza,
cruzar media España para venirse a Manlleu. No puedo revelar lo que realmente
fue, pero solo les puedo compartir que la versión oficial, era que se había
regresado a Almería. Nunca acabamos de conocer bien a las personas, Ana era una
de mis amigas del Tripijoc, saber que ella había tenido que irse así sin
despedirse, me sentí preocupada por ella, pero por suerte los ángeles siempre
intentaban darme la información por si ella necesitaba algo de mi para que
estuviera bien.
Tengo que decir, que durante un par de meses, vi al padre de
Ana dando vueltas por Manlleu completamente solo, cuando me lo encontraba
además por mi barrio, el corazón me daba un vuelco importante, y me preguntaba
si todo había sucedido por su culpa o por algo relacionado con él. Pero me
hubiese gustado despedirme de ella, no volví a saber nada más de ella, hasta
hace pocos meses, pero no estoy segura si la encontré, si así fue, ella me
encontró a mi gracias al Instagram, pero todavía no se ha dado la chance de
poder entablar una conversación.
Recomendación: Oppenheimer (Soundtrack) - Youtube.
HR.
HERO&Corporation.