NOTA: Retomamos esta serie un capítulo cada semana, las dificultades que habían anteriormente, ya se han podido solucionar y ahora podemos volver a emitir cada semana (A partir del miércoles, pero no hay un día especifico).
Sonreí, no pude decirle nada, me inundó la vergüenza pero me
encantó.
-
No te he visto hoy, allí.- dijo haciendo un
gesto hacia las escaleras con la cabeza.- ¿Dónde estabas?- preguntó.
-
De excursión con el cole.- respondí.
-
¡Ah, me alegro! ¿Te lo has pasado bien?- dijo
él.
Dije que si con la cabeza, ¡ay madre qué vergüenza tenía por
Dios!
-
Tengo una noticia que darte.- dijo, se puso algo
serio, le miré.
-
¿Qué?- susurré.
-
En Septiembre aún me verás por aquí, pero solo
tendré tiempo hasta dentro de un año. Luego veré si me lo alargan.- informó.
Me puse feliz y él sonrió, nos quedamos mirando a los ojos,
pero escuché que mi abuela me estaba llamando y me fui con ella. Esa fue la
primera vez que alguien que no fuese de mí familia, ya que en casa tenemos la
tradición que mi padre me regala una y a mi madre otra rosa, al igual a su
madre, que alguien importante me regalase una rosa no por el simple hecho de
ser de la familia, sino relacionado con el amor. A pesar de la diferencia de
edad, a pesar que él pronto sería mayor de edad y yo una niña todavía, sus
intenciones eran puras, a pesar que eso puede conllevar ahora opiniones de
pedofilia o asalta cunas, pero en verdad, él solo aparentaba tener cuatro años
más (a pesar que el Chico de Ojos verdes nunca he sabido a ciencia cierta
cuantos años eran en verdad). Siempre era muy respetuoso e intentaba no ponerme
en ningún apuro, sabía que no era una situación fácil, pero contra el amor no
se puede luchar.
Realmente me puse nerviosa durante el evento en que tenía
que agarrar el cargo de Capitana, me sentía que aún no estaba preparada para
algo así, tener a mí cargo 25 guardianes (ahora somos el doble), sabiendo que
la mayoría tendrían que acceder a recibir órdenes de alguien más joven, no
sería moco de pavo, pero la decisión era firme y no me quedó otra que hacer de
tripas corazón y aceptarlo.
El 30 de Abril del 2004, el Arcángel Miguel delante de las
órdenes de seguridad de toda la galaxia de Orión presentes físicamente y en
holograma, me nombró Capitana de la Unidad 23 de la Orden de San Miguel. Para
hacerlo, me tuve que poner el vestido de gala, para que se hagan una idea es
una túnica en plan gladiador pero en este caso la falda es más larga (solo para
las unidades) de color azul y blanco (parecíamos del Español). La co-capitana
que había con el anterior capitán siguió en el mismo cargo unos años más, me
ayudó a establecerme eso lo agradecí mucho.
Son muchas cosas, porque a partir de ese momento, mis tareas
más importantes fueron: organizar los turnos de las guardias mensuales, después
las reuniones con los Ministerios y asistir a las reuniones de la Esfera Azul,
eso incluye tácticas de defensa para los actos oficiales, informes de Estado
Mayor entre otras organizaciones dimensionales. Mantener al ritmo a los reinos
vegetal y animal, además que el reino elemental tienen que atender a la Orden
de San Miguel, todo eso son muchas reuniones y mucha burocracia. Si se pensaban
que la burocracia lo inventó el humano, van equivocados, todo el universo tiene
burocracia solo que la de esta esfera va muy lenta. En resumen, el capitán se
codea con la propia creación del universo pero normalmente en secreto, hasta
que la humanidad esté lista para entenderlo (no se preocupen, se van
acercando). Como mínimo una vez cada seis meses, tengo que asistir a la reunión
de la Hermandad Blanca en una de sus naves principales llamadas la K-27
(recorre nuestro cielo constantemente escondido tras las nubes extrañas), en
representación de la seguridad de España y Cataluña, a pesar de que todos los
capitanes organizan un sorteo para asistir, pero mínimo una vez cada seis meses
tenemos que asistir obligatoriamente.
La Hermandad Blanca nos dan unas pautas sobre las últimas
noticias que se hayan actualizado en el Plan Divino, y con ellas nos vamos
preparando por si tenemos que preparar a las personas de nuestra ciudad para
algún evento importante. Este trabajo tiene muchas responsabilidades, y para
una niña de 11 años que solo quería formar parte del Todo, por primera vez me
vi entre la espada y la pared, muchas cosas y poco tiempo para hacerlas y tan
chiquita, que no recuerdo tener mucho tiempo libre a partir de ese momento,
porque mi jornada laboral era larga, muy largo, demasiada larga, pero valía la
pena, porque no paré en fin de semana, aunque el lunes y el martes tenía algo
más libre.
A pesar de estar más ocupada, eso no me dejaba tiempo para
poder disfrutar de esas reuniones, la mayoría se hacían en naves que están
dando vueltas a nuestro planeta, y poder verla desde lejos, es una imagen muy
bonita. Quizás no me interese la política de esta dimensión, ni tampoco los
gobiernos, pero yo con tan solo 11 años, ya tenía acceso a cosas que quizás la
humanidad sea capaz de tener a partir del año 2040 o 2060. Ver y conocer
entidades y hermanos estelares, saber qué pasa en el mundo sin tener que ver
las noticias y saber qué hacer cada vez que ocurre una catástrofe, eso, a pesar
de estar muy ocupada no lo cambiaría por nada del mundo o del espacio. ¡Adoro
mí trabajo de Capitana que en la actualidad, que estoy a punto de celebrar 20
años en el cargo, me siento orgullosa de lo que ha pasado y estoy haciendo!
Quizás es el destino que tengo, o quizás sea la forma en
cómo elegí venir en esta vida, pero poder estar en esas reuniones y poder ver
más allá de la ilusión que hay impuesta en nuestra dimensión, por la
manipulación de los medios. Es algo que me ha hecho muy especial, al igual que
los Maestros me permitieron estar en la última reunión de Mintaka antes de
empezar la cuarentena del cierre y que hasta el 2070 no se pueda volver a ir.
¿Más especial supongo, no?
Aunque definirme como especial o no, no sería la palabra
adecuada, tampoco el destino que tengo es algo que me haya tocado por suerte,
sino es el que he elegido. Sinceramente, me siento en familia cuando estoy al
lado de los Seres de Luz, y en cambio con la humanidad me siento una completa
extraña, que me miran con unos ojos… cuando me descubren que hablo con el aire
y resulta que el aire, me responde.
Aprobé las pruebas para entrar en Ávalon el próximo
septiembre del año 2004, eso me dio tanta felicidad, que sentía que estaría más
cerca de él, de mi chico de Ojos Verdes. Apenas lo había visto en Agartha, pero
que le diesen esta chance de estar en la 3D (en ese tiempo era 3D, ahora es 4D)
de poder vernos un ratito todos los días, ya me sentía algo agradecida. Pero el
próximo curso, volvería a estar con mis amigos, además de haber aprobado las
pruebas de acceso, al verme tan preparada porque hice un curso avanzado de
orientación en ese centro en Amsha, se me dio la chance de empezar directamente
en segundo en vez de empezar en primero.
El fin de curso fue como siempre un acto muy bonito,
empezaba el verano, pero esta vez terminé algo emocionada, porque en el
siguiente curso, ya sería de los mayores, el último curso de primária, ya
habían pasado once años de mi nacimiento, y en pocos meses me convertiría en
los más mayores del recinto. ¿Estaba lista para esa etapa? Porque después de
primaria, venía la secundaria, y en El Carmen, no se podía continuar, teníamos
que ir a la Salle o al Instituto, la decisión estaba en mis manos y me faltaba
poco tiempo para tomarla.
Se iba acercando la celebración de San Juan, pero ese año
hubo cambios de última hora, resulta que a mi tío Rafalé le hacía mucha ilusión
celebrar San Juan en su terraza de su dúplex, la diferencia era que allí no
podíamos tirar petardos. Actualmente estar en San Juan sin tirar petardos, no
es algo malo, de hecho hace muchos años que ya no tiro petardos, pero yo con
once años, nunca me había pasado un San Juan sin tirar petardos, así que estaba
un poco acojonada… a tal punto de que pensaba “¿dará mala suerte?”. De pequeña
era algo supersticiosa, porque cada vez que no hacía algo, como tocar la farola
dos veces o quizás saltar las tapas de las alcantarillas, daba “mala suerte” en
mí y en mí familia. Esto ahora lo determinamos como TOC (creo que tuve TOC en
el pasado, pero nunca fui diagnosticada, se me fue con el tiempo).
Llegó el 23 de Junio, y ese día hizo una calor que se me
derretían hasta las pestañas, ¡madre mía! Recuerdo que me tocó ir a almorzar a
casa de mi abuela, y pasé la tarde con ella y la Pepeta, que nos fuimos a tomar
el fresco hacia las seis de la tarde, a las siete me fui con mi papá a casa. Y
cuando se acercaba las nueve, mi madre vino a mí habitación y me trajo la ropa
que me tenía que poner para la cena. Lo dejó encima de mi escritorio y se
largó, yo al revisarla, me quedé de piedra… me había puesto un pantalón tejano
de pana y largo, con una camiseta de manga corta. Agarré el pantalón y me fui a
su cuarto, que ella todavía no se había empezado a cambiar.
-
¡Mamá, ¿porqué no me pones un pantalón corto? Ha
hecho más de 30 grados, me voy a asar!- le dije.
-
No, hará fresquito en la terraza del tito.-
insistía mi madre.
-
¿Fresquito? ¡Pero si ya me estoy asando, mamá!-
le dije.
-
¡Da igual, te pones esto y punto!- insistió.
-
¡Pero mamá!- dije quejándome.
-
¡No, no se hable más!- dijo y me envió muy
amablemente con la mano a que me fuera de su habitación.
Hice un gruñido de desaprobación, pero me giré y me volví a
mí cuarto, no tuve más remedio que ponerme esos pantalones. Luego en su
terraza, tenía mucho calor y empecé a sudar, la cena estaba bien, aunque no
había muy buena iluminación. La terraza era grande, y a un rincón a la
izquierda, puso una mesa con varias sillas, todas diferentes, éramos tantos que
a mí me tocó sentarme en la tumbona, era más bajo pero en realidad lo pedí yo.
Empezamos a comer, porque estaba también el Ángel y mí Tío Alfonsito, que
vivían en Manlleu y aprovecharon para venirse también, el Drakho, Rafalé, mis
padres y yo.
De primero había un pica-pica de muchas cosas, tanto carne
(que en ese tiempo comía carne sin problema), y de pescado, incluso habían
gambas (camarones para la gente de latinoamerica). Todo estaba muy rico, mi
familia saben cocinar muy bien, de segundo mi madre preparó una caldereta de cordero,
y de postre Alfonsito compró la famosa Coca de San Juan (un postre dulce muy
bueno), él trajo de crema, fruta escarchada y la típica de llardons
(torreznos). Comer Coca en San Juan es tradición de Cataluña, pero en otros
lugares de España hacen otros postres típicos de su comunidad autónoma.
De fondo se escuchaban los petardos de los vecinos, y yo más
aburrida que una mona, no sabía qué hacer, porque los adultos ya se habían
puesto a hablar de sus cosas. Uriel se sentó en la tumbona conmigo para hacerme
compañía, pero sinceramente me aburría tanto…
-
Dary, ahora mismo en casa estaríamos lanzando
petardos, y de a poquito vería la peli Biteljuice
que me apetecía mucho verla en el Canal+. – le dije.
-
¿Te gusta
mucho no, tirar petardos?- me preguntó Uriel.
-
Si es lo más divertido de esta fiesta.- respondí
con una sonrisa.
Uriel me colocó una mano encima de mí hombro derecho, giré la
cabeza para verle la cara.
-
Yo creo que
tirar petardos no es muy divertido, pero ¿sabes qué es más divertido todavía? –
dijo el Arcángel Uriel.
-
¿Qué?- pregunté.
-
Estar con ellos,
tú familia. ¡Míralos… ahora están charlando de sus cosas, pero ellos te han aceptado
como parte de su familia! Eso es más divertido que tirar petardos en San Juan. Antiguamente
esta fiesta no se originó para tirar petardos, sino para celebrar con los tuyos,
la llegada del buen tiempo, el sacrificio del invierno ya había pasado y empezaba
la buena temporada, y qué mejor que celebrarlos junto a tú familia alrededor de
un fuego o de una mesa como esta. ¿Comprendes? San Juan significa llama del fuego
Trina, es decir el espíritu, el Alma y el cuerpo unidos junto a los tuyos. –
explicó Uriel.
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