jueves, octubre 05, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 182 [2T]

 

-        ¿Qué pasa?- pregunté.

-        Oye, ¿esto va ser así todo el rato o… harás algo distinto después?- preguntó la Xenia.

Quería responderla, pero los compañeros empezaron a contestarse a si mismos sin dejarme la oportunidad de hacerlo, allí estaban, opinando de lo que había en mi dibujo, intentando comprender qué cuernos hacía, sin apenas dejarme expresarme dentro del dibujo. Esos comentarios empezaron a ser un problema, para que pudiera continuar mi dibujo que ellos consideraban que era de carácter abstracto.

-        ¿Por qué haces cuadraditos tan pequeños?- preguntó Guillem.

-        Yo creo que lo hace porque lo quiere hace geométrico, ¿no?- respondió Eloi.

-        No, no creo… lo hace así porque es uno de esos dibujos que no acabas encontrándole el sentido.- dijo la Cris.

-        Algo de sentido tiene que ver- dijo Carmencita.

-        Pero eso si, para dentro de dos semanas no sé si lo tendrás…- comentó la Cris.

-        Laia, tendrás que trabajarlo en casa.- dijo Carmencita.

Sonó el timbre y lo agradecí, mientras comentaban, yo intentaba continuar pero era imposible, mis orejas no podían ignorarlos y permitir escuchar a mi corazón. La clase terminó y empezamos la siguiente, ellos se fueron a sus sitios algo malhumorados porque querían seguir comentando, mientras que yo guardaba el dibujo en la carpeta y sacaba los libros de español, vi al arcángel Uriel agachado con sus brazos encima de la mesa suspirando agobiado poniendo los ojos en blanco.

-        Por fin… - dijo.

-        No sabía cómo podía pararlos, Dary. No me dejaban dibujar.- le confesé susurrando.

-        Lo siento, mi amor. De repente estabas rodeada y no he podido hacer mucho. – respondió Uriel.

-        La próxima vez, pide refuerzos. Te doy mi permiso. Necesito poder dibujar.- dije.

-        Ok, hablando de ello. ¿estabas canalizando, verdad? – preguntó curioso e interesado.

-        No lo sé… solo estoy tratando de escuchar a mi corazón, que me va indicando qué debo dibujar. Como dices tú, el arte no se entiende con la mente, sino con el corazón. – le expliqué.

No dijo nada más y empezó la clase de español.

Estaba realmente preocupada cómo sería Navidad en casa después de tantos cambios, las primeras navidades sin el Titi, además con el piso de la abuela Vitorina vendido, ¿cómo serían? Me daba bastante apuro aceptar ese cambio, pero no quedaba otra. Cuando entregué el álbum de dibujo a casa, mis padres ni se inmutaron a revisarlo, pero la abuela si, el dibujo final quedó peor de lo que esperaba, con tanta gente opinando, no escuché a mi corazón y finalmente terminé pintando el fondo con un color amarillo difuminado, sabía que eso no era lo que quería expresar, pero Carmencita carecía de paciencia y la clase, tenía demasiada curiosidad, me presioné solita y al final quedó como quedó.

A partir del mediodía del día de la lotería de Navidad, ya estaba oficialmente de vacaciones de Navidad. Ese año nos dio buena suerte, porque en la Lotería tocaron como máximo 1.000€, algo inesperado pero muy agradecido que se repartió entre tres hermanos de mi madre, solo los que habían participado. No éramos millonarios pero ayudó un poquito.

En nochebuena, las cosas habían cambiado, ya no nos reuniríamos los Garcia para cantar villancicos o hacer el bobo para sacarnos unas risas, sino que ahora, el Tiet Josep vendría a cenar a casa para celebrar la Navidad. Me gustaba la idea de que viniera, pero lo que no me gustaba eran los gritos que mi padre y mi madre hacían por tener la salita en orden, para poder recibir esa visita, era un estrés complicado que me creó un patrón negativo que me impedía ser ordenada o limpiar cualquier cosa por propia voluntad, sino que si lo tenía que hacer, siempre era una montaña por los cuales no quería ni subir.

Tenía que estar todo listo, la cena, la mesa decorada de Navidad, el picoteo del primer plato, el belén con todas las figuritas bien puestas, la casa dónde vivíamos era pequeña para recibir visitas, porque no tenía comedor propio, nosotros normalmente solíamos comer y cenar en la cocina, pero con las visitas, teníamos que usar la pequeña salita para poder recibir comensales a cenar. Era agobiante, porque teníamos que entrar la mesa de la terraza, que era la típica de plástico, con las sillas de la cocina (todo decorado al estilo de los 90).

A las 9:30pm el Tiet Josep llamó al timbre y la nochebuena empezó, él llegó con una sorpresa, una bolsa de Chuches y 5€ en monedas de 1€. Nada más llegar me lo dio tras decir “¡Feliz Navidad, Laia!”, lo agradecí con una sonrisa muy agradable, pero lo tuve que guardar para el postre. Nos sentamos en la mesa y empezó la celebridad, a pesar de este cambio fue muy divertido, con el Tiet Josep se podía hablar de cualquier cosa y echarte unas risas, él como ya les había compartido en otras ocasiones, era un curioso innato aunque ya estuviese jubilado, nunca dejó de aprender cosas que le interesaban de la propia vida, observaba a las personas, como seres llenos de amor y curiosidad que se merecían seguir adelante y aprender mucho de la vida, que era como él ya estaba acostumbrado, un gran maestro de vida.


Nunca le escuché al Tiet Josep dar alabanzas a Dios por sus creaciones, algo que la abuela solía repetir cuando la situación no lo comprendía. Él siempre buscaba la razón de porque ocurría eso, algo que sin querer yo también hago, aunque yo si que doy gracias al universo y a Dios por todo lo que se puede aprender en tan solo un día de vida. En ese sentido, él me comprendía mejor por todo lo que me sucedía, en un momento en que mis padres estaban en la cocina preparando para servir el segundo plato, me quedé a solas con él, de fondo había música pero nos invadió la melodía, hasta que vi como la pared del fondo empezó a brillar muy fuerte, hasta que desapareció, me quedé inmóvil curiosa viendo eso. De allí entró un Maestro tan hermoso que no había visto jamás, tenía el pelo rubio hasta los hombros, llevaba una túnica anaranjada y era muy alto, saltó del sofá y se quedó con nosotros, me miró porque sus ojos color miel me dejaron hipnotizada.

-        ¡Gracias por invitarme! – dijo el Maestro, le puso la mano encima de los hombros del Tiet Josep me di cuenta de que él también lo veía. Flipé.

-        ¡Bienvenido Melchizinek!- dijo contento.

Nunca había invitado un Maestro Ascendido a pasar las Navidades con nosotros, aunque cuando mis padres regresaron de la cocina, ellos no lo podían ver, y me quedé arrugando la frente, pensando un motivo de porque no lo veían, si era hermoso.

Uriel le entregó una silla al Maestro, se quedó sentado entre el Tiet Josep y yo, se me cortó un poco el hambre pero lo agradecí que viniese, hizo que la Navidad fuese más agradable.

-        ¡Laia, creo que he escuchado un ruido a arriba! ¿Puedes ir a ver qué pasa? Podría ser… papá Noel- dijo mi padre.

-        ¡Si voy!- dije.

Me fui al segundo piso, buscando si encontraba a Papá Noel, sabía que no era real, pero así lo hacíamos en casa. Pensaba que me acompañaba Uriel como de costumbre, pero fue el Maestro, así que nos quedamos en el pasillo del segundo piso en silencio para que papá me diese permiso para volver a bajar.

-        ¿Por qué mis padres no te ven?- le susurré.

-        Para vernos no necesitamos los ojos, sino el corazón, cuanto más puro sea, más nos pueden ver. Tú corazón es muy puro, Laia, espero que lo conservas mientras vayas creciendo en esta encarnación que has elegido volver. No sabes lo felices que estamos los Maestros y los Ángeles de que tengas casi diez años y sigues a nuestro lado.- susurró el Maestro con una sonrisa de todo corazón.

-        Me gusta la compañía.- bromeé.

Nos pusimos los dos a reír disimuladamente.

-        En realidad hoy yo no debería estar aquí, esta noche mi presencia tenía que estar junto con mis hermanos, pero tu tío me explicó como te sentías, y decidí venir. Dijo el Maestro, aprovechó para hacer una pausa para respirar, me miró a los ojos, puso cara de compasión, y prosiguió diciendo - ¿lo echas de menos? – preguntó.

No pude contestar, pero le dije que si con la cabeza con los ojos vidriosos. Me enctraron ganas de llorar, siempre lo había hecho solo ante la presencia del arcángel Uriel o de Gabriel. Mis dos angelitos que tengo mucha confianza y que puedo expresarme libremente, más de lo que puedo hacer con mis amigas.

El Maestro dio un paso hacia a mí, y pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros y se agachó, automáticamente me abracé a él y lloré, mientras que él acariciaba mi espalda.

-        Tranquila, Laia. No eres la única que esperamos su regreso. – añadió.

-        Va a pasar un año, ¿cuánto más tendré que hacerlo?- pregunté entre sollozos.

-        Lo que haga falta, para un ángel es más complicado, y más si eres de un rango menor. – respondió.

-        ¿Por qué?- pregunté.

-        Hay normas que se deben respetar. Ten fe, es simple. – respondió.

Entonces papá me llamó, me dirigí hacia las escaleras, pero me quedé quieta un momento, me giré y le ofrecí mi mano al Maestro.

-        Si debemos esperar a que se cumplan las normas, ¿puedes enviarle un mensaje?- le pregunté.

-        Claro – dijo el Maestro curioso y atento.

Él se agachó y le susurré en la oreja.

Al día siguiente, el tiet Josep regresó a almorzar para celebrar la Navidad, habían cambiado las cosas, pero de alguna forma me mostré positiva, me dije a mí misma “regresará, y cuando lo haga, quiero que vea que no me he dejado vencer por la tristeza, el mundo ha seguido como si nada, y yo, ya no voy a lamentar más su pérdida, hay un amanecer que no me quiero perder”. A partir de ese momento, no lamenté más la muerte del Titi, miré al futuro y empecé a hacer lo que tenía que hacer en el corazón.

El día de san esteban, junto con mi padre, nos fuimos a patinar en la pista de hielo, hacía muy poco tiempo que había aprendido a patinar, pero sobre hielo era muy distinto, el hielo resbala, y daba un poco de miedo, pero con este regalo que había aprendido en Navidad, nada de negatismos, solo positiva, pues acepté. Me pasé casi todo el tiempo agarrado de la barandilla pero fue muy divertido. 

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martes, septiembre 26, 2023

El Camino De Los 33: La Consciencia

 

En estos momentos que estás leyendo esto, es el momento adecuado para empezar un camino muy importante en tú vida, y si quieres saber de qué se trata, te aconsejo que sigas leyendo, porque el camino de los 33 te ayudará a descubrirte más y así conocerte por fin como semilla estelar que eres. Este es el mejor momento, porque todo está cambiando muy rápido, la humanidad se está dando cuenta de todos los errores que hay en la sociedad y de aquellos errores que cometió. Pero no es tarde todavía, entre los Seres de Luz, siempre decimos que cuando es realmente tarde, es cuando el corazón deja de latir y el cuerpo físico muere. Si estás leyendo esto, es que sigues en este plazo, así que brinda por ti y empecemos a trabajar.

En los próximos meses, trabajaremos sobre las 33 vertebras del cuerpo humano, en cada una nos detendremos dónde haremos una reflexión para que integres la importancia del labor que debes hacer para integrar el aprendizaje en tú espalda. Todo este trabajo energético-emocional que vamos a hacer, te permitirá conseguir activar una vez por todas, todos los atributos que tenemos los Seres Humanos para sentir al completo el espíritu vivo en nosotros, y ver que la magia nunca ha dejado de existir. Recuerda que la energía no se destruye solo se transforma, la Humanidad está en el proceso de cambio llamado Ascensión y para conseguirlo hay que sentir los 33 atributos conectados en uno mismo.


Te preguntarás porque son 33 y qué significa en realidad este número. Aquellos que sigan confiando en el Maestro Jesús (no hablamos de la religión, sino de Jesús de Nazareth como maestro que camina entre nuestra dimensión actualmente) recordarán que cuando él cumplió 33 años, fue cuando su primera misión de vida consiguió completarla con éxito, pues vino para informar a la Humanidad sobre la Divinidad del Espíritu, que en verdad eres. Todo lo que necesitas para convertirte en un Dios en la Tierra está dentro de ti, nada está fuera de ti, pero para reconocerlo antes tienes que fluir en la vida y aceptar que todos los conflictos emocionales que has tenido, el único objetivo eran ayudarte a aprender sobre ti mismo.

Despertar la conciencia es un proceso largo que tiene muchas etapas, no están especificadas porque para cada uno es distinto, pero principalmente en cada etapa es como si tú cuerpo se estuviera resistiendo a esta apertura espiritual, porque el miedo le impide confiar, y por eso se sufre. La mayoría de las personas le ocurre que acaban teniendo depresión o que están en duda existencial, un momento en que se replantean todo lo que han hecho que les haya conducido hasta este momento, y que ahora no saben cómo continuar. Con cada etapa, se va sanando las heridas y se va confiando, así que no te preocupes que si estás pasando por algo parecido, hay luz al final del túnel.

Abrirse al universo no es fácil, si hemos recibido muchas traiciones a lo largo de nuestra vida actual (y también las pasadas, que aún no recordarás pero tu alma si). La consciencia es aceptar que el universo es nuestro padre que cuida de nosotros, y para ello, tenemos que confiar en él, ya que él se acuerda de nosotros des de la primera vida (en otros planetas), hasta dónde te encuentras actualmente. No hay que hacer ningún ritual de iniciación, tan solo es simple, solo debes confiar en ti. ¿Realmente confías en ti?

Vamos a hacer un pequeño ejercicio, intenta responder a esta pregunta: ¿Cuántas veces en el día de hoy has pensado algo que al final no has acabado diciendo por miedo a la reacción de los demás? Si has respondido afirmativamente, que te has dado cuenta que lo que piensas, lo que sientes y lo que dices es distinto, lo siento pero no confías en ti, te traicionas aunque sea en algo pequeño, eres incoherente. En cambio si la respuesta es negativa, ¡felicitaciones! Confías en ti y eso quiere decir que eres coherente con lo que piensas, sientes y dices. Esto es lo que vamos a practicar estos días, hasta que salga la siguiente reflexión de este Camino de los 33 o también llamado Camino de la Serpiente.

Comparte este post en tus redes sociales y amigos, para que más gente pueda trabajar en esto, muchas gracias. ¡Nos vemos muy pronto!

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miércoles, septiembre 20, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 181 [2T]

 

-        ¡Llamaré a sus padres y le diré que no la lleve así en clase! ¡Aquí no toleramos este tipo de comportamientos!- dijo la Assumpta, la directora.

La directora agarró el teléfono y su guía de contacto para llamar a la familia de la Saida, me pareció que no era buena idea, así que cuando ella pulsó los números y daba señal que incluso respondieron al otro lado, actué enseguida y apreté el botón para cortar la llamada.

-        ¿Hola? ¿Hola?- dijo la directora pensando que había pasado algo, entonces me vió y se le puso la cara de enojo.

-        Ella no ha hecho nada malo.- le dije mirándole a los ojos.

-        ¡Laia, qué sea la última vez que haces esto! – dijo la directora.

-        ¡Mira como va…!- exigió Anna.- ¿Acaso ves que ella debe ir así?- terminó.

-        ¿Acaso tienes el poder tu de decirle a ella que deba renunciar a su cultura?- le dije.

-        ¿Su cultura que le obliguen a taparse así?- dijo Anna.

-        No le has preguntado a la Saida si ha sido ella o su padre.- le respondí.

-        ¿Tan pequeña?- repitió Anna.

-        Tengo la misma edad que ella, y ella puede tomar sus propias decisiones, ¿verdad?- dije.

-        Si, eso es lo que impartimos aquí.- respondió la profesora.

-        Pues pregúntale…- le dije.

Aún la llevaba agarrada del brazo de malas maneras, le miró y empezó a gritarle y hablarle como si fuera un extranjero.

-        ¡Déjalo… ya se lo pregunto yo!- dije.

Me acerqué a la Saida, pero antes le agarré de la mano por dónde agarraba a la Saida y le hice un gesto para que la dejase de agarrar así y la soltó.

-        Saida, ¿puedes responderme a una pregunta, por favor?- le pregunté.

Estaba tan asustada que solo dijo que si con la cabeza.

-        El velo… ¿porqué lo llevas?- le pregunté haciéndole señas para que me entendiera.

-        Es mi religión, las niñas lo llevan para respetar a Allah. – respondió aunque estaba algo asustada.

-        ¿Ha sido idea tuya o de tu papá?- le pregunté.

No contestó. La directora y la profesora estaban a punto de perder los estribos, pero yo aproveché y al verla a los ojos directamente me di cuenta.

-        No ha sido ni por ella ni por su padre… solo ha tenido curiosidad.- dije.

-        ¿Curiosidad?- preguntó la Anna.

-        Saida, ¿ayer tuviste reunión familiar, verdad?- le dije.

-        Si… vinieron primos.- respondió.

-        ¿Lo ven? Le picó la curiosidad al ver a sus primas mayores con el velo y se sintió un poco mal.- respondí.

Se lo pregunté y así fue como pasó. Ella no me había dicho que se había reunido o que lo iba a hacer, pero simplemente lo sentí en el corazón y empecé a ver flashes de lo que ella vivió la otra noche e interpreté el mensaje.

A ella la dejaron en paz, aunque se la miraban diferente hasta que ella decidió quitárselo en el baño, no tenía que haber ocurrido, pero yo me llevé la peor parte, me castigaron el resto de la semana sin patio, estábamos a martes, así que cuatro días sin patio por haberme ido de clase sin permiso y haberle colgado el teléfono a la directora. En cuarto curso fue la primera vez que me quedé sin patio y ya era Noviembre, en todo lo demás estaba bien el curso por eso no entro en muchos detalles, porque no importan.


También me querían hacer un comunicado a mis padres, pero al final Carmencita simplemente no le dio tanta importancia y nunca se creó ese comunicado en mi agenda. Menos mal, porque mi madre con lo feminista que ha sido siempre… me hubiese crujido por intentar evitar quitarle el velo a una niña que solo se lo puso por curiosidad. La frase de Uriel que me había dicho era un mantra para mí “respeta y serás respetado”.

Ahora se van a pensar que estoy a favor del machismo, porque según la cultura europea, que una mujer lleve velo es algo inaceptable para la liberación de la mujer. Como dice mi padre, no se confundan de Paco… no estoy a favor del machismo, pero tampoco soy feminista ni feminazi. El velo para mi no significa algo denigrante para la mujer, si se lo pone porque la misma persona cree y quiere ponérselo por respeto a su cultura, si no se cumplen estas reglas, y ha sido obligada por el padre o el marido, allí si que me meto a liberar a la mujer. Por eso estoy a favor del velo si ha sido en voluntad propia, pero el Burka es inaceptable porque eso si que es decir que la mujer es algo insignificante, cuando todos sabemos que sin la parte femenina nadie de nosotros estaríamos aquí, pero eso no quiere decir que tenemos que ser diferentes a la energía masculina.

Mis ideales son igualitarios, tanto el hombre como la mujer, deben estar en igualdad de condiciones, ni el hombre es el malo de la peli, ni la mujer es la arpía del culebrón. Si queremos llegar a la 5D, debemos entender la ley del equilibrio de energía entre YING y YANG (Masculino y femenino) que todos llevamos dentro de nosotros. Reconocer que ambas fuerzas deben colaborar, eso es evolucionar el parámetro de discriminación, porque al hacerlo, sabes que todos somos iguales.

Cuando llegó la hora del patio, me quedé sentada en mi sitio, cuando te quedabas sin patio también te quedabas en parte sin desayunar, porque solían ponerte tareas adicionales. Los demás agarraron su desayuno y se fueron al patio a disfrutar de esos treinta minutos de libertad, pero Carmencita de repente levantó la mirada del cuaderno y vio que quedaba gente, me giré y vi a Sergi y a la Saida sentados en su sitio.

-        Sonó el timbre, pueden irse ustedes dos.- dijo Carmencita señalándoles.

Pero dijeron que no con la cabeza.

-        No seño, nos quedaremos, por ella.- dijo Sergi.

Carmencita arqueó las cejas, yo también, que agradable sorpresa, simplemente les dejó quedarse. Ella se fue de clase, y nos dejaron a solas los tres, entonces, agarré el desayuno y comí, me levanté y empezamos a jugar a la pizarra y con una pelota que se había quedado extraviada en el cubo de basura. Fue el patio más divertido que había tenido nunca.

Pero al día siguiente se querían volver a quedar, pero no pudo ser… Carmencita me dijo que agarrase un cuaderno y le acompañara. Me llevó a la sala de profesores dónde estaba la Anna, ella agarró el cuaderno y apuntó una frase.

-        Quiero que copies 450 veces esta frase en estos días que estas de penitencia.- dijo.

Agarré el cuaderno y la frase decía “No volveré a entrometerme en asuntos de adultos nunca más”, me mandaron al comedor con los demás castigados y nos dejaron allí.

Cuando sonó el timbre, la Anna vino a buscarme al comedor para ver cuantas había hecho, le enseñé el cuaderno y lo lanzó de malas maneras en la mesa.

-        ¡Ni una has escrito! ¿Cómo te atreves?- gritó.

Le miré a los ojos y no le dije nada. Ella me envió a clase.

Al día siguiente tenía clase con ella, en un momento en que todavía no había empezado la clase, me acerqué con el cuaderno y le dejé encima de la mesa. Ella miró y leyó lo qué había escrito, se me quedó mirando.

-        ¡Por encima de mi cadáver!- me amenazó.

Cuando llegó el patio, me fui al patio. Diez minutos después, apareció la Anna en el patio en la sorrera, hecha una furia.

-        ¡Estás castigada Laia, al comedor!- gritaba.

-        No. Ya le he dicho que no.- le dije.

-        ¿Cómo qué no?- repitió muy furiosa la Anna.

-        Me meteré en asuntos de adultos, si veo que hay en peligro alguien inocente, ¿entiende? A usted lo que le jode es que la Saida es de otra religión que no es la suya. ¿quiere que ella se pase a esta religión obligándola a abandonar la suya? ¿Dónde está el respeto que intentan inculcar aquí?- le dije, ya no lo aguantaba más.

Finalmente el castigo se terminó antes de lo previsto, Carmencita vio que había sido un problema más grave y personal de la profesora de música y ella se llevó las broncas y a mi una disculpa por parte de la tutora, que también se disculpó con la Saida.

Faltaban dos semanas para las vacaciones de Navidad, y en clase de plástica aprovechando que estábamos terminando el álbum de dibujo, Carmencita nos dejó hacer un dibujo libre como contraportada del álbum. Nos entregó una lámina blanca a cada alumno y nos dejó dos semanas para entregarlo.

A mi no me fluían las ideas, así que empecé a ver qué hacían los demás. Era curioso ver que todas las niñas de clase dibujaban lo mismo, una casa con gente, paisajes y cosa por el estilo, mientras que los niños dibujaban que jugaban al futbol, coches y algún personaje de anime (no solían tener mucho arte pintando pero quedaba bien). Aún me entraron más dudas, y una de ellas fue ¿Por qué dibujan tan parecido todas las niñas y los niños? Yo sentía que tenía que descuadrar esa estadística por así decirlo, pero no sabía qué, pero si que sabía con qué, haría un dibujo directamente con plastidecors.


Me fijé en la lámina, era blanca, luego me puse a respirar profundamente y cerré los ojos, y pensé ¿qué puedo pintar y que sea algo que de verdad siento en el corazón? No salía nada, abrí los ojos y me desilusioné.

-        Mi amor, si me permites, estas planteando mal la pregunta. El arte no responde a preguntas de la mente como ¿qué puedo pintar? Sino que responde a sentimientos del corazón ¿qué siento que quiero pintar? – sugirió Uriel.

Volví a cerrar los ojos, respiré profundamente y dije solo con el pensamiento ¿qué siento que quiero pintar? Abrí los ojos, agarré un color y me puse a una esquina a dibujar cuadrados, cada uno de un color distinto, eran pequeños, porque tenía que empezar por allí. Como si estuviese manejada por algo más fuerte que mi propio entendimiento, seguí pintando cuadraditos, primero una fila, luego otra fila y así hasta tres. No pude continuar, porque el timbre me desconectó de lo qué hacía, y cuando me quería levantar, me di cuenta que tenía ocho niños de clase mirando mi dibujo.

-        ¿Qué hacen?- dije.

-        No, ¿qué haces tú? ¿qué pintas?- preguntó la Xenia.

-        Aún no lo sé, pero ¿queda guapo, verdad?- dije ilusionada.

Al no responderme la miré, arrugaba la frente, todos estaban así, no lo entendí.

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