viernes, enero 27, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 168 [2T]

 

En cuanto llegamos al aeropuerto me cagué encima de lo grande y diferente que era, estaba acostumbrada a los hangares de 5D, llenas de naves de todos los orígenes de las estrellas, y en un aeropuerto, solo son pájaros de metal que viajan de un país a otro sin salirse de la gravedad del planeta. Literalmente me llevé una pequeña decepción, porque pensaba que estarían un poquito más modernos… quizás de nuevo me había “adelantado” en el tiempo, me suele pasar mucho.

El camino de Manlleu hasta el Prat fue bastante corto para mí, porque me quedé dormida a la segunda curva de la autopista, mientras que mi abuela charlaba con mis padres y la radio, que en ese tiempo era radio teletaxi, se escuchaba muy de fondo. Al llegar al aeropuerto fuimos a facturación, lo recuerdo como un proceso algo tedioso, pero luego el sistema de seguridad fue aún más, porque me tuve que quitar los zapatos, mis padres se tuvieron que quitar los cinturones y eso… después de lo que había ocurrido hacía casi un año después del atentado de las Torres Gemelas, las seguridades en los aeropuertos aumentaron el triple.


La espera de subir al avión fue interesante, aunque me di cuenta de cómo eran, estuve todo el tiempo observando como preparaban un avión que acababa de llegar de su viaje, ver tantos transportistas llevando maletas y entre otras cosas, me fascinaban, cómo ya se habrán dado cuenta soy de naturaleza curiosa y me gusta aprender mucho a través de la observación. Mi madre tuvo que irse a una tienda a comprar chicles, así que le acompañé, porque así podía elegir de los que me gustaban, por eso agarré los de hierbabuena que eran riquísimos.

Una vez que embarcamos, me tocó ventanilla junto a mi mamá, como era el primer asiento de la zona de turista, en medio de los tres asientos no podía ir nadie sentado, así que mamá le tocó pasillo, detrás, mi padre le tocó en medio y la ventanilla fue para mi abuela. Mientras que esperábamos a que cerrasen las puertas, ya me puse el cinturón de seguridad, me impresionó que no fuese como en el auto, sino solo de cintura, otra persona con mentalidad catastrofista pensaría que tendría más posibilidades de morir, pero yo pensé que a lo mejor este cacharro me iba a impresionar… aunque tenía pocas chances la verdad, me había desencantado demasiado rápido.

El avión arrancó el motor y empezó a moverse hacia adelante, tras salir de su estacionamiento, aproveché para ponerme el chicle en la boca y le di la mano a mamá, porque me daba como impresión, ¿ahora que iba a pasar para ponernos a volar se alzaría como una nave del hangar o tendría que tener un espacio a gran velocidad? Había visto cómo los Centuriones para poder volar con sus alas, necesitan una pista a máxima velocidad, yo sinceramente esperaba la primera opción, ver como te alzas de repente, en plan gancho de una máquina de la feria, es mucho más impresionante, que ir a máxima velocidad y luego emprender el vuelo.

Las azafatas, terminaron de indicarnos los lugares de seguridad en caso de emergencia, yo confiaba que los ángeles no intentarían que el avión le pasase nada, confío más en un ángel que en el piloto de los aviones aunque llevan miles de horas de entrenamientos. Lo siento, pero sinceramente, le entregaría mi alma a un ángel de luz antes que a una persona que no sabe qué hacer ni con su alma. Siento ser algo brusca en este sentido, pero es una cuestión de fe y de consciencia, los ángeles siempre han estado a mi lado, las personas, simplemente huyen a la primera de cambio, cuesta confiar que podrías darle tú alma en caso de peligro.

-        Señores pasajeros, estamos entrando en la zona de pista, en breve emprenderemos el vuelo y nos dirigiremos hacia el aeropuerto de Orly en París. El viaje tiene aproximadamente una duración de dos horas y diez minutos, espero que disfruten del viaje con nuestra compañía con un refrigerio. Les ha hablado el comandante.- dijeron por radio.

Miré por la ventanilla, el avión giró y pasamos un paso de peatones, siempre me pregunto ¿qué hace un paso de peatones allí? El avión se paró y delante se veía otro avión en espera. Enseguida emprendió la velocidad el avión de adelante y nosotros nos colocamos dónde esperaba. Esos minutos de espera fueron muy largos, y los nervios empezaban a jugármela un poquito, no me estaba cagando, más bien lo contrario, sentía lo mismo que sentía cuado me montaba a una montaña russa en un parque de diversiones. Esa sensación de que la voy a pasar realmente bien, aunque al principio parezca que vaya a vomitar o a morir en el intento, yo estaba feliz, contenta, nerviosa, haciendo ritmos con las manos tocando los muslos, esperando a que arrancase el avión y sentir esa velocidad… tenía mucha esperanza en que iba a ser espectacular.


El avión encendió los motores más veloces, y empezamos a ir a toda mecha por la pista, me quedé literalmente pegada en el asiento de la velocidad que iba, en ese momento la mano de mi madre se estaba gangrenando, pobrecita de lo fuerte que le agarraba, hasta que la solté e hice como cuando me subo a la montaña russa, manos arriba, automáticamente se me fueron allí, entonces escuché la risa de Gabriel a mi derecha giré la cabeza y lo vi sentado en medio imitando lo qué hacía y gritando de alegría (yo no gritaba por respeto a los demás pasajeros pero me venían ganas), hasta que el avión empezó a volar inclinado hacia adelante dirección las nubes. ¡Wow!

-        ¡Hacía demasiado tiempo que no me subía a un avión, Laia! – dijo extasiado Gabriel.

-        ¡Wow! ¿Esto es así?- le dije tan alto que mi mamá me respondió con una sonrisa.

-        Si, ¿te ha gustado? – preguntó Gabriel.

Dije que si con la cabeza.

-        Pero ahora viene lo mejor, mira por la ventana. – me dijo Gabriel.

Me puse a mirar por la ventana, Gabriel se puso también como si no llevase el cinturón, se apoyó a mi hombro derecho y señalaba lo pequeño que se iba quedando la ciudad de Barcelona, en el día soleado y despejado que se había quedado tan hermoso para volar. No tuve ningún problema con las alturas, puesto que tenía una sensación hermosa en mi corazón, fue en ese instante cuando me recordé a mí misma porque había decidido volver a encarnar en este planeta, porque nada más verlo en las alturas, te enamora su belleza.

Gabriel estaba disfrutando como un niño mirando por la ventana junto a mí, era maravilloso. En cuanto llegamos al cielo francés, empezó a ver una capa de nubes blancas que tapaban las bellezas de Gaia y hacían el viaje un poco más interesante, porque en vez de aburrirme, empezamos a ver naves del Comando Ashtar que nos seguían un poco lejos para no levantar sospechas y ángeles volando alrededor del avión. ¡Qué hermoso!

-        Gab, ¡mira!- susurré para que mi madre no escuchase que estaba haciendo una sopa de letras.

-        Allí llegan nuestros amigos, les pedí que nos protegieran por fuera, para que este avión llegué a su destino sin problemas. – dijo Gabriel.

-        ¡Qué maravilla! Es la primera vez que los veo desde 3D.- comenté.

-        Más adelante, los podrás ver cada vez que viajes, tanto en avión como en auto. Tenemos previsto dejarnos ver a aquellos hermanos que acepten nuestra presencia, y tú estás en esa lista, mi amor. – informó.

-        ¿De verdad? ¡Wow! ¡Qué ilusión! – dije contenta.

La azafata nos sirvió un desayuno bastante pobre, que en esos tiempo regalaban con el billete y que ahora solo lo hacen los vuelos largos. Recuerdo que no tenía mucha hambre porque estaba demasiado ilusionada por lo que estaba viendo por la ventana, verlos a ellos a los ángeles como si nada, haciendo su trabajo que les había mandado, me sentía muy especial porque de alguna forma me estaban dando el mensaje de que para cambiar el mundo, solo debes empezar con tener esperanza de que puedes lograrlo.

Mientras que le pedía a la azafata una taza de leche con colacao, miré a Uriel que estaba en el pasillo agachado, le hice un gesto aprovechando que mi madre estaba de pie agarrando algo de la valija de mano que tuvo que guardar en las dependencias de arriba, para que se acercase, Uriel vino hacia nosotros.

-        ¿Vas bien, mi amor? – preguntó agachándose delante del asiento del medio.

-        Si, ¿has desayunado?- le pregunté.

-        No. – respondió, pero antes de que dijera nada, Gabriel le dio una tostada que le sobraba y la aceptó.- gracias, Gab. – dijo.

-        ¿Quieres jugo? – preguntó Gabriel.

-        ¡Dale! ¿De qué es? – habló Uriel con su hermano.

-        De frambuesa y coco. – respondió Gabriel.

Compartieron el vaso porque para él no había, me dio ganas de tomar un sorbito porque olía increíble. De hecho me gustaba más el desayuno angelical que el humano, demasiada bollería que no estoy acostumbrada a tomar. Croasans, leche con chocolate, mantequilla, mermelada… demasiado denso y dulce. Aunque los adultos lo acompañaban con café, ¡qué asco!

-        ¿Te has puesto perfume, Laia?- preguntó mi mamá.

-        ¿Eh? ¡No! ¿por?- le respondí.

-        Huele a fresa…- dijo.

Me encogí de hombros, pero realmente me tuve que sostener la risa, miré a los angelitos y ellos se pusieron a reír, evidentemente mi madre podía oler las frambuesas del jugo. Quería decirle, pero no estaba autorizada a decirle qué ángeles teníamos sentados entre nosotras.

-        En casa no tenemos perfume, porque eres alérgica, mamá. ¿Recuerdas?- le dije.

-        Por eso, porque huele demasiado bien.- respondió arrugando la frente.

-        Debe ser de otro pasajero que quizás pidió jugo en vez de café o leche.- le comenté.

-        Puede ser…- dijo mi mamá.

Es verdad que en casa no había perfumes, porque ella es alérgica a algún componente y se pone horrible, por eso los desodorantes y perfumes estaban prohibidos en mi casa, y según qué tipo de champú para el baño también, porque mi madre le provocaba asfixia. Teníamos que vigilar y por eso usábamos champú sin un olor exagerado, eso me causaba problemas en el colegio, porque mientras que mis compañeros olían rico en clase, yo no podía y enseguida las olores del tabaco de mis padres se me enganchaba a la piel y a la ropa. En parte, era difícil de explicar eso en clase, porque se reían de mi voz y también de que no me solía bañar mucho, básicamente por dos razones, la primera esto de mi madre, porque la queremos mucho y no queremos que se muera, antes era más sensible, pero cuando me hice más mayor ella mejoró y ya pude usar esos productos con cautela. Y segunda, porque mi piel también es especial, si me baño todos los días, me pica mucho la piel (da igual qué jabón usé), me pica y se me cae, por eso debo esperar mínimo tres días antes de pasar por la ducha. De pequeña solo pasaba una vez a la semana y siempre era en domingo, más mayor pasé con más frecuencia.

Los niños pueden ser muy crueles de pequeños, si no te quedas a escuchar, ¿cómo vas a poder saber qué ocurre de verdad? Por eso este tema siempre fue controversia en clase, porque un día Nil me preguntó “¿Cuántas veces te bañas?” y yo le dije “el domingo y ya” pero no me permitieron explicarlo. Y ya me tacharon de guarra que me siguió toda la adolescencia y el Bullying.

Mi padre no tiene ningún tipo de problema, pero a mi ahora con casi 30 años, estoy empezando a tener algunos síntomas que tenía mi madre a mi edad con algunos productos, más en los de limpieza del hogar.

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Recomendación: Canción dulce - Libro de Leila Slimani.

HR.

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viernes, enero 20, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 167 [2T]

 

De repente llegaron dos autos, uno Seat rojo y un Renault negro que estacionaron cerca de los columpios, enseguida reconocí a los integrantes de los dos autos, en uno iba mi tío con su mujer y detrás los mellis, pero en el otro iba Líon con una chica. Automáticamente se me activaron todas las alarmas, ¿quién era?

-        Mira, ya han llegado. Hoy conoceremos a la novia de Líon.- dijo mi padre.

-        ¿Cómo la novia?- primera sorpresa que me llevé y repetí susurrándolo tanto que solo Uriel me pudo escuchar.

Me bajé del columpio y le di la mano a Uriel, caminamos hacia el auto y esperamos mientras que observaba a la chica, llevaba el pelo largo morocho, con una coleta agarrado con una pinza grande, al mismo tiempo que llevaba los anteojos de sol en la cabeza, se bajó del auto después de quitarse el cinturón de seguridad. Iba vestida con pantalones blancos y una camiseta amarrada al cuerpo con un estampado marrón y negro, al mismo tiempo que llevaba tacos en los pies de color negro.

¿Realmente había llegado ya el momento que menos quería que pasase, las novias de Líon? Esta era la primera que nos presentaba, pero hasta cuando estaríamos así, ¿serían temporales o permanentes? En ambos casos, el miedo que sentía era cada vez mayor. Me daba miedo, dejar de jugar porque él ya había “madurado” y ya no jugaría más conmigo, sus hermanos literalmente pasaban de mí, era demasiada chiquita para estar a su “altura”, el único que seguía jugando era él, mí Líon. Uno de mis primos favoritos… ¿ahora todo se iba a la mierda?

Mi primera impresión de la novia, fue muy mala, y estuve de morros durante toda la comida junto a Líon. Por primera vez, no quise sentarme a su lado durante la comida, y me senté al lado de la abuela y mi padre. Esa chica se llamaba Flora, un nombre muy raro, jamás lo había escuchado en esta encarnación, pero bonito. Fue en ese momento en que pensé que el año 2002 fue un año de muy mala suerte, pierdo al Titi, me lastimo el brazo y además Líon tiene novia. ¡Qué año más malo! Ya tenía ganas de que llegase Navidad y cambiásemos de año.


Me pidieron canelones de carne, en ese tiempo por ser chiquita solo tenía derecho a comerme un solo plato, tenía hambre pero al ver a Líon me cortaba el hambre. La vuela terminó dándome a trozitos los canelones, hasta que me dejé uno entero porque ya no podía más. Me tocó ser la cabeza de la mesa, y cuando me miraba Líon me daban ganas de salir del comedor e huir muy lejos. ¿Qué me estaba pasando? Después de tomarme el helado de postre, pedí permiso para estar en el patio del restaurante, al dármelo, Uriel vino conmigo y nada más salir vi al perro que se vino hacia a mí y me quedé allí con el perrito tocándolo e intentando hacer tiempo.

-        ¿Qué te pasa, mi amor? – preguntó Uriel preocupado por mí.

-        He perdido a Líon.- le dije muy triste.

-        ¿Por qué? ¿Por tener novia? – preguntó sorprendido.

-        No, porque sé que se va a casar con ella. Todo va a cambiar, se acabó nuestro pacto. – le respondí.

-        ¿Has visto algo de él? – preguntó arqueando las cejas Uriel.

Dije que si con la cabeza, pero en vez de responderle, abracé al perro que se había quedado tumbado en el pasto delante de mi, puso mi cabeza encima de su espalda, el perro estaba tan tranquilo. Respiré profundamente, mientras que miraba a través de las ventanas del restaurant la mesa de la familia y miraba a la Flora.

-        Se va a casar con ella, en unos años.- le dije a Uriel.

Uriel miró hacia dónde estaba mirando pero simplemente se quedó en silencio. También se puso a acriciar al perro y no quisimos sacar más el tema por ese día. Unos minutos después, salieron todos y decidieron ir dónde estaba para hacernos la típica foto familiar, el perro se levantó y se fue de allí. Me senté en el banquito de piedra y la gente se puso para tomarse varias fotos. No la voy a compartir, pero salí triste, siempre salía en las fotos sonriendo, pero esa quise salir triste.

El primer día de Septiembre, fue el momento en que me quitaron el yeso, fu algo traumático porque me había hecho un dibujo muy bonito hacía poco tiempo y no quería que lo cortasen por el medio, pero nadie me entendió y me rompió por dentro. Imaginense, hacer un dibujo con todo tu amor y viene el médico y decide cortar por la mitad del dibujo. ¿Duele o no duele? Claro que si, rompe la ilusión y provoca un trauma, ¿soy suficiente en mi arte? Pues automáticamente mi EGO me repite esa imagen y me da a entender que soy una mierda, y por eso, me cuesta el doble en compartir a veces cosas que escribo, cuando no está nada relacionado con el trabajo. Allí se me creó un trauma que actualmente sigo intentando lidiar, creo que me está impidiendo hacer un libro y publicarlo, aunque sea un libro espiritual. Pienso, “no será suficiente, será una mierda y nadie lo querrá” ahora que tengo varias ofertas de editoriales, no me atrevo. ¡Menudo medico! ¿Verdad?

Dos días después, me despedí de mis nuevos compañeros del Anigami de Torelló, porque se suponía que las dos semanas que faltaban para empezar el colegio, el casal tenía un grupo de alumnos para que los niños no estuviesen desemparados durante esos días. Como yo no podía ir a Torelló, una de las monitoras me venía a buscar a la tarde a casa de mi abuela, para llevarme en su auto a Torelló. Al volver, era la última pero molaba mucho.

Por las tardes, estaba en el colegio Rocapervera, en la sección infantil, allí venían niños y niñas de todas las edades hasta seis años, a hacer actividades, un día nos pusimos a construir un fuerte, que nos salió de maravilla. En otras ocasiones hicimos sombras chinescas y en otras más actividades, todas al aire libre aprovechando que aún estábamos en verano y hacía buen tiempo. Pero yo tenía que haber estado una semana más, pero no fue así, porque mi abuela no hizo un regalo muy especial a mis padres y a mí, un viaje a París y Eurodisnney una semana antes de empezar el colegio.

El fin de semana antes del viaje, en casa estábamos muy ocupados haciendo las valijas, por primera vez en mí vida me iba a subir a un avión y estaba algo nerviosa, porque no sabía lo que me iba a encontrar, los había visto volar desde tierra por tanto tiempo, que ahora volar con la compañía Iberia, estaba muy nerviosa que dos días antes ya me costaba agarrar el sueño. Internamente, adoro agarrar los transportes públicos, lo que la humanidad ha sido capaz de crear a lo largo de la historia y lo cercanos que se están volviendo a la tecnología de luz para que algún día, pueda viajar a otros mundos y conocer a nuestros hermanos estelares. Siempre y cuando, dejen de pensar como posibilidad de que haya razas extraterrestres, y acepten que la vida existe más allá de nuestro planeta, y sobretodo para cuando llegue aquel día en que ya digan públicamente que la vida en otros planetas es posible y no imaginación.

-        ¿Por qué me da tanta impresión subirme a un avión si yo he tenido el placer de subirme a una nave de origen estelar?- le pregunté a Uriel.

-        Porque la humanidad aún desmiente que existamos, mi amor. El simple hecho de que piensen que no son el único mundo habitado, les da pavor. Algun día estarán listos, pero por el momento lo más parecido a un viaje estelar, será viajar en avión de país en país. – Respondió el arcángel Uriel.

-        No saben ni lo que se pierden.- dije y me puse a reír Uriel también.

-        Existen unas normas básicas para la apertura estelar, ¿sabías? – me preguntó.

-        Algo me comentaron alguna vez los maestros pleyadianos.- respondí.

-        Ellos se encargan de preparar a la humanidad para que los cumplan. La más importante es no ser egoístas y aprender a compartir, ahora que andan en países, muchos de ellos están peleados por la “posesión” de tierras. Pero la humanidad vive en una misma “tierra”, y no es suya, ni nuestra, ni del universo. Solo es el espacio, dónde ahora vivimos, pero y mañana, quizás nos vayamos. – compartió Uriel.

Las guerras están prohibidas en las normas de convivencia estelar, en este planeta vivimos en guerras, que por mucho que se encuentren en otros países, e intentamos ignorarlo, mucha gente muere, de hambre, de enfermedad que no puede atenderle ni un médico, o por guerras. Hacemos nuestra vida sin pensar que nos importa al ignorarlo, pero eso sí, cuando es Navidad, allí si que son solidarios y ayudan, ¿y antes? El que muere de hambre, seguirá hambriento después de Navidad, ¿saben?

Cuando voy a Barcelona y veo a los sin techo, me da vergüenza ser humana y pensar que la “sociedad” no es capaz ni de darse cuenta y hacer algo al respecto. La cantidad de personas que pasan por paseo de Gracia, con sus bolsas de compra de marcas caras, pasan delante de un sin techo, que tiene un vaso de plástico para que alguien le de alguna moneda para poder comprarse algo para comer ese día o durante la semana. Ves como miles de personas pasan por delante de ese sin techo, y nadie le da nada. Incluso alguien que lleva su bolsa del McDonald que no es capaz ni de compartir sus patatas o su hamburguesa con un sin techo. ¿Ustedes están evolucionando?

Casi no podía dormir de lo nerviosa que me encontraba, en pocas horas agarraría un avión y no sabía qué era lo que me iba a encontrar, porque literalmente era mi primer avión. Ahora que recuerdo mejor mis vidas anteriores, nunca había agarrado ninguno, como mucho naves espaciales pero una vez ya viviendo a paseándome por 5D, nunca en 3D. Lo había visto tanto en las películas, que la incertidumbre me mataba lentamente. ¿Me encontraría con algún famoso? ¿Vería algo inusual por la ventanilla? ¿Me perderían la maleta? Me fascinaba averiguar lo que me esperaba, un vuelo de dos horas y veinte minutos con mis padres y la abuela. ¡Algo bueno tenía que pasar por fin, no! Después de un año de mierda, eso me daba la esperanza de que quizás el final del 2002 sería algo mejor. Aunque me aterraba saber algo sobre el colegio, primero esperaba entrar en Eurodisnney, después ya me enfrentaría a lo inevitable, cuarto curso de primaria.

-        ¡Deberías descansar, mi amor! Sino mañana no disfrutarás del viaje…- decía Gabriel que se encontraba delante de la puerta de la habitación.

-        ¡No puedo! ¿Por qué no hacen de su magia y adelantan el tiempo?- les pedí.

-        ¡Ay mi amor! – comentaba Uriel que estaba cerca de la cama.- ¿no crees que es mejor saber apreciar el tiempo con sus segundos y sus minutos? ¡La rapidez solo trae estrellas fugaces! – comentó, se pusieron ambos a reír.

-        ¡No mola! ¡Quiero subirme ya al avión!- dije indignada, arrugué la cara, me tapé la cara con las sábanas y me giré de cara a la pared.


Escuché los pasos de lo que pensé que era el arcángel Gabriel acercándose a la cama, se sentó y con una de sus manos me quitó la sabana de la cara.

-        ¿Te canto una canción para que te duermas? – sugirió.

Dije que si con la cabeza.

-        Cuando alguien observa el cielo, las estrellas le responden, recordándoles, que su hogar sigue allí y si se les ocurra irse, les recuerdan que ya están en casa. Allí dónde haya una mano amiga, unas orejas que escuchen, o unas palabras dulces que enamoren, es mi hogar. Allí dónde las palabras no sean promesas sin cumplir, este es mi hogar, dónde un par de ojos reconozca la compañía, este es mi hogar. Y aunque las estrellas lejos estén, este es mi hogar y ese mi origen. – cantaba Gabriel, a la mitad apareció su guitarra y con sus acordes, siguió cantándolo varias veces, hasta que dejé de escucharle porque me quedé profundamente dormida.

-        Mi hogar es dónde… dónde… estés tú…- dije dormida mientras que mi mano reposaba calmadamente encima de la rodilla de Gabriel. Él se quedó en silencio, observándome.

Noté un beso en la frente y me dormí. 

Recomendación: Harry Potter y la piedra filosofal - HBO.

HR.

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viernes, enero 13, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 166 [2T]

 *Continuamos con la emisión de los capítulos entre los lunes o los viernes (si la semana no se complica).

-        ¿Cómo dices?- dije sin querer grité y mi madre se despertó.

El corazón se me aceleró y me puse nerviosa, así que reposé la cabeza hacia la izquierda y me hice la dormida. Gabriel se quedó en silencio, mi madre no ve a los ángeles, pero si que escucha sus voces, escuché como el ángel temporal de mi madre le cantaba una nana para que se quedase dormida otra vez, en cuento lo consiguió le hizo un gesto a Gabriel y me tocó la punta de la nariz, volví a abrir los ojos y comprobé que estuviera dormida cuando la escuché de nuevo roncar en bajito.

-        Dice Uriel que vio a un Egregor deambular por la zona y una vez que ya estaban bajando por la colina, lo ha escuchado reírse de forma malvada. – me explicó el arcángel del rayo blanco.

-        ¿Aún soy mortal, Gab?- le pregunté preocupada.

Gabriel dijo que si con la cabeza.

-        Gämael me amenazó de muerte hace dos años, desde entonces lo ha intentado unas cuantas veces, ¿qué pasará si lo acaba consiguiendo?- le pregunté.

-        No ocurrirá mientras esté contigo, mi amor. Antes deberá matarme a mí, y lo tiene complicado, porque soy un ente inmortal. – explicó poniéndose protector como si fuese el héroe de una película.

Sin quererlo me eché a reír, ese comentario me lo provocó.

-        No sé de dónde saliste, pero ¡gracias por salvarme!- le dije mirándole directamente a los ojos.

Gabriel sonrió complaciente y me dio un besito en la frente, entonces empezó a acariciarme el nacimiento del pelo, mientras que yo recostaba la cabecita en la almohada.

-        ¡Vinimos a protegerte, querida!- volvió a sonreír.- Anda, duérmete, que mañana nos vamos al teatro…- dijo.

Con la mano derecha me aferré a uno de sus brazos con fuerza lo arrastré hacia mí pecho, para quedar-me reposada encima de su pecho, finalmente mientras que ya cerraba los ojos, sentí como él se recostaba en la cama junto a mí, hasta que se quedó también dormido, apoyando su barbilla encima de mí pelo.

Las enfermeras me trajeron el desayuno, Gabriel aún estaba cuidándome, porque mi madre aún no había llegado. En ese box estábamos solos, así que pude charlar con él.

-        ¿Quieres una galleta?- le pregunté.

-        No, aún no aprendiste. – dijo.

Entonces soplé encima de la galleta y se la mostré, Gabriel se quedó sorprendido agarró la galleta y la mordió.

-        ¡Perfecta! ¿Cuándo aprendiste a dimensionar los alimentos?- preguntó Gabriel.

-        Uriel me enseñó el truco.- arqueé una ceja y me puse a reír.

Detesto comer sola, así que usando este pequeño truquito, puedo invitar a los ángeles a comer conmigo. En realidad no es soplar y ya está, este truquillo es un secreto pero solo puedo compartirles que tiene mucho que ver con la fusión celular cuántica.

Supongo que está mal decir esto pero, tomarse un vaso de leche con colacao y unas galletitas para desayunar en un hospital es mucho mejor, que no desayunar nada en casa, como estábamos acostumbrados. Es verdad que era diferente, porque no habían grumos y aunque a la mayoría no les gusta, a mí me encantan, ya les avisé que soy rara. Porque aparte del Colacao con grumos, adoro las patatas de bolsa rancias, aquellas que dejas la bolsa abierta un día y están como resecas, las adoro.

Mamá llegó al terminar de desayunar, y el medico me vio enseguida, y me dieron el alta a media mañana, ese día estuve en casa, me tocaba ir a comer a casa l’Abue, pero al final el médico me mandó pastillas para el dolor, que al final tomé muy pocas y me dijo que estaría con el brazo escayolado hasta la primera semana de septiembre, si las cosas no se complicaban.


A las siete de la tarde, fuimos a ver el espectáculo de fin del Casal Anigami, vi a quién le había tocado vender las palomitas y chucherías, una chica de Torelló. Nos sentamos a primera fila, nos reservaron los sitios, Gabriel y Uriel también estaban conmigo, fue muy interesante, pero hubiese deseado haber estado en el escenario y no sentada en la grada. Me hubiese apetecido mucho si el número de los malabares no hubiese sido tan nefasto, salir allí a hacer el número más bonito de todos. Me prometí a mi misma que si alguna vez hiciera algo del circo, sería haciendo malabares o con el diablo.

Cuando terminó el espectáculo, pudimos ir a la zona de alumnos a tomar un piscolabis, y toda la gente del Casal estaba pendiente de mí, preguntándome cómo estaba, y la forma en como se tomaron la noticia el día anterior al saber lo qué me había pasado. Las noticias volaron, porque una chica de Torelló dijo “¿Es verdad que volaste sin motivo unos metros?” y le tuve que decir que si, aunque me moría de ganas de decirle, que gracias a Gabriel estaba allí viva, porque iba a morir allí.

Pasé un mes de Agosto complicado, porque una vez más fue muy caluroso y no podía ir a la pileta a refrescarme, a la hora de bañarme, me tenía que poner una bolsa en el brazo que hacía de efecto invernadero y me ardía el brazo. Me pasaba todo el mes, dibujando, escribiendo en un cuaderno y jugando a las cartas con mi abuela, arrasando en el cinquillo. Con el tiet Josep, empecé a hacerme muchas preguntas sobre el trabajo que había elegido tener como guardiana, y pensé en que quizás algún día me lastimaría el brazo derecho, así que le pedí al Tiet Josep que me enseñara a escribir con las dos manos, y así convertirme en ambidiestra.

Aprovechando que estaba practicando la escritura a mano, agarré una novela para niños y empecé a copiarla, una página con la derecha la otra con la izquierda, para cambiar la letra, de enganchada, a separada como los mayores. Se lo había visto al Kamal, un niño de un curso superior que le castigaron a nuestro curso una vez, y vi que había cambiado la letra y pensé que se tenía que hacer antes de empezar cuarto de primaria.

Una tarde que estaba en la buhardilla con mi abuela limpiando, en una de las cajas de libros que tenía desde hacía mucho tiempo, agarré un cuaderno hecho a máquina Olivetti de escribir, que era de matemáticas. Empecé a ojearlo y mi abuela se me quedó mirando riéndose.

-        ¿Qué haces, Laia?- me preguntó la iaia Filo.

-        ¿De quién era este cuaderno, iaia?- le pregunté.

-        De tú padre, cuando estaba estudiando lo que vas a hacer en unos años, lo llaman ustedes… ¿secundaria, no?- dijo, antes se llamaba EGB.

Entonces vi en la portada el nombre de mi padre, y seguí ojeándolo.

-        ¿Puedo llevarlo abajo?- le pregunté.

-        Si, pero para qué, ¿si esto es muy avanzado para ti?- respondió.

-        No importa. Sé lo que es.- le dije.

Bajamos la escalera de caracol de madera y después las escaleras del segundo piso, para regresar al salón del primer piso, mientras que ella agarró el periódico, siempre quería estar actualizada, yo me puse en la pequeña mesa de la sala, con un bloque de notas, una lapicera y el cuaderno, para ponerme a hacer operaciones que reconocí.

-        Dary, creo que alcancé el problema que tenían los maestros el otro día, sobre la misión de la expansión de Dreyfus.- le susurré a Uriel.

-        ¿Qué has averiguado? – respondió Uriel colocando los codos encima de la mesita y se colocó de rodillas en el piso.

Se me daban bastante bien las matemáticas en clase, pero no me gustaban, y aunque era demasiado “avanzado” para mí, en IÓN estaba acostumbrada a hacer matemáticas propio de universitarios, se lo tienen que imaginar en plan físico teórico o algo así, con un poco de expansión planetaria, como si fuera de la NASA. Uriel simplemente se percató a escuchar lo que le susurraba sin que mi abuela se enterase de ello, se le veía tan concentrada actualizándose con su periódico diario.

Dreyfus, lo que nosotros llamamos la Luna, en su cara oculta hay una única ciudad gigante, en plan la película Valiant, la ciudad de los mil planetas dónde se fusionan miles de millones de civilizaciones de nuestro universo que actualmente están trabajando en este sector de la galaxia y les llega de paso al trabajo. Digamos que es una ciudad de luz para trabajadores, porque no hay muchos turistas.

Lo qué sucedió fue que uno de los puentes iónicos inter-temporales que se unían entre Venus y Dreyfus, se rompió. No sé si lo saben, pero cada planeta tiene siete portales físicos que le pueden llegar a transportar a siete distintos planetas dentro del cuadrante de esta galáxia. Solo se puede acceder, con permiso de los Seres de Luz y sabiendo un poco como funcionan, estos lugares son sagrados y suelen ser apartados de las civilizaciones, normalmente suelen estar en secreto para que la humanidad no haga un uso perjudicial de ellos. Estos portales, actúan en función de agujero de gusano inter-temporal, la unión que produce este tubo de energía sin tiempo y que te absorbe como si fueras una aspiradora, suele estar marcado por Iones energéticos cuánticos, es decir, energía libre, que solemos llamar nosotros cuando nos referimos a energía que no tiene ningún objetivo en específico (como las células madre).


Cuando esto se rompe, el agujero de gusano empieza a crear nuevas vías de comunicación entre ambos planetas, pero como el camino es más largo y más intenso, puede que cuando regreses a tu planeta el tiempo no sea el mismo. Es decir que puede que al regresar, vuelvas a cualquier momento del tiempo-espacio, tanto en el futuro como en el pasado, por eso son inestables y pasan revisiones diarias. Si ocurre algo así, automáticamente se cierra el acceso y se intentar poner una solución.

-        Puede que funcione, espera, esta noche hay una reunión en Agartha, si me permites voy a hacer unas llamaditas a ver si podemos asistir y así puedas ofrecer esta solución, mi amor. ¿Te parece bien? – propuse el arcángel Uriel.

-        Ok.- le respondí algo sorprendido, aunque no sabía que llegaría tan lejos mi idea.

Desgraciadamente se me prohíbe compartir la reunión y decir dónde fue, pero mi idea fue aceptada por los Maestros de Venus que estaban de visita en Agartha. Aunque no solucionaron del todo el problema, ayudó bastante.

Ese año la comida con los Galí llevaba una sorpresa debajo del brazo, no recuerdo el sitio dónde fuimos, pero solo recuerdo que era en medio de la naturaleza, dónde había un perro guardián parecido a un San Bernardo y a un Golden que me pasé casi todos los ratitos de la comida a fuera con el perrito acariciándolo y estando al lado de su compañía que era muy relajante, que parecía que entrases en trance de meditación. En la entrada, al lado del párking había unos columpios, que mientras que esperábamos a los demás, me subí y mi abuela se subió al de mi lado. Yo tenía todavía el brazo escayolado, así que no me podía columpiar como siempre, pero ver a mi abuela columpiarse fue toda una experiencia muy divertida. La iaia Filo siempre tenía un momento gracioso para ofrecerte en lugares tan formales como era el restaurante.

Recomendación: The Peripherial - Prime Video.

HR.

HERO&Corporation. 

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 205 [3T]

  Sabía que me jugaba algo grave, nunca les había mentido a mis padres, ni les había hecho algo parecido jamás. Pero yo no podía volver a ...