domingo, abril 05, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 22


Pensar en eso con tan solo cinco años, era muy extraño para muchas personas que vivían en mi dimensión, los niños de mi edad se preocupaban con jugar a cualquier cosa a todas horas, yo, estaba claro que mi destino era más fuerte y aunque me encantaba jugar, también quería descubrir aquello que a otros le daban mucho miedo, descubrir ¿Quién soy? 

 Conocí a todos mis nuevos profesores, entre ellos había un arcángel que se hacía llamar Anael, él fue nuestro profesor de canto. No tenía ni idea de que además teníamos que aprender a cantar, algo que viendo de dónde vengo, sería algo muy difícil de conseguir, porque a pesar de que Rafalé parecía que hubiese obtenido las capacidades artísticas entre la pintura y el canto, nadie más excepto el Titi Hilario, que era un experto en contar historias y escribía mucho, nadie más parecía tener tales dones. 



La clase de canto tenía unos ventanales muy hermosos que daban directamente al bosque de la parte de atrás de uno de los edificios (que aún no me había aprendido sus nombres, solo distinguía administración y entrenamientos). Anael había reestructurado la clase, de tal forma de que no había pupitres, en su lugar había almohadones dónde podías tumbarte si quisieses. Busqué entre mis libros que tenía en el saco, el de canto, pero no lo encontré, me fijé en mis compañeros que tampoco tenían libro, Rita se había puesto algo lejos de mí lado como para preguntarle, así que levanté la mano y esperé a que Anael me diera permiso para preguntarle. En clase de mi dimensión, me daba mucha vergüenza hacer eso, pero allí, todo era distinto, porque ¿Cuántas personas que conozcas han podido decir que su profesor es en realidad un arcángel de 5D? Todo era distinto, allá.

-          Dime, ¿qué te ocurre… em… tú nombre por favor? – me miró Anael con curiosidad pero sentía un gran amor emerger desde mí corazón.

-          Soy Laia. Siento molestarle pero, me he fijado que no tenemos libro en esta clase…- le dije con la amabilidad más deseable posible para no ofenderle.

-          Tres cosas, primero, no me trates de usted, porque somos hermanos por lo tanto el trato es a igual; segundo, no hay libro porque lo haremos muy práctico y así aprenderéis a modificar la realidad a través de una ley universal que es fundamental para todos; y por último, eres la protegida de Uriel, ¿verdad? Yo soy su hermano pequeño, es un amor tenerte en mi clase. – dijo con claridad y mucho amor.

Me dejó bastante sorprendida su forma de contestarme, pero contestó a todo de buenas formas, así que solo sonreí y confirmé con un gesto, para que continuase explicando. Pero mi cabeza estaba en otras cosas, sin saber exactamente porque lo tenía que hacer en ese momento, me dispuse a contar, cuantos hermanos tenía Uriel… en ese momento conté un total de tres, que con él hacían cuatro, y me pareció una familia bastante grande, ahora sabía que Gab era de los mayores, porque en algunas ocasiones había escuchado que Gab le nombraba “hermanito” por lo tanto, debía ser el mayor, y Anael el pequeño… solo me faltaba saber, si Jofiel nació antes o después de Uriel… 

Al finalizar la clase, me quedaron tantas dudas, que decidí quedarme un ratito con Anael, ya que tenía diez minutos para ir a la siguiente clase. 

-          Perdona, pero ¿has dicho que eres el hermano pequeño de Uriel? – le pregunté.

-          Sí, así es. ¿Te ha hablado de mí? – preguntó con una sonrisa interesado en la respuesta.

-          No, lo siento. De hecho, desconocía hasta hace pocos meses que tuviese hermanos. – dije.

-          No te preocupes. Es normal, somos muchos hermanos. – dijo.

-          A mí no me lo parece.- dije.

-          ¿De verdad? – Se puso a reír, le seguí aunque no entendía por qué.- Uriel tiene un sentido del humor, muy extraño… porque es difícil de no acordarse de que somos nueve hermanos… - dijo.

Me quedé de piedra, al escucharlo. ¡Madre mía, nueve hermanos! Lástima que no me pude quedar a charlar más sobre el tema que me interesaba, porque tenía que irme a la siguiente clase que curiosamente estaba al final del pasillo a la derecha. Esa sala era idéntica a la anterior, ventanales con vistas al bosque, pero esta vez con pupitres, Rita me avisó para que me sentara en uno cercano a ella, ya que estaban separadas todas a un metro, como si fuera un examen. Mientras que esperábamos al profesor, vi que Rita sacaba uno de los libros, yo le copié. 

Leí la tapa del libro y volví a quedarme sin palabras, era justo la clase que Uriel me había hablado, cuidados y armonía de los cuatro reinos

-          ¡No puede ser!- susurré.

-          ¿Qué te pasa?- preguntó Rita, pero antes de que pudiera decirle nada, entró el profesor.

Mis ojos no pudieron dejar de observarlo con asombro, era un chico bastante joven para la edad que debía tener, llevaba una túnica hasta las rodillas de color azul clarito, un turbante blanco en la cabeza y no llevaba barba. El profesor entró sin mirar nada, y se fue directamente a los ventanales, abrió uno y empezó a inspirar profundamente, sostuvo y luego exhaló, lo repitió varias veces, hasta que se giró a la clase, sonrió y se quedó mirándonos, con sus ojos azules muy hermosos. No estábamos tan lejos de él, tan solo en la tercera fila. 

-          Tierra, agua, aire o fuego, ¿cuál de estos cuatro elementos es el indispensable para que siga habiendo vida y por tanto existan los cuatro reinos? – preguntó, sin dejar de sonreír de corazón a la clase.

Nadie de la clase, se dignaba a decir nada, todos pensaban y pensaban, pero yo recordaba la respuesta. Miré a Rita, pero ella seguía pensando, así que levanté la mano y me dio permiso para hablar.

-          El fuego, porque en ella se da vida cuando se transforma en un Sol y también la destruye para que sea abono para la vida. Sin luz, nada crece ni vive, y sin fuego, no se puede calentar el agua, calentar la Tierra ni el clima puede cambiar. – contesté.


El profesor, extendió la mano que le daba el Sol des del ventanal, luego lo sacó y se llevó un trozo de ese rayo de Sol en sus manos, caminó hacia mi pupitre, extendí las manos cuando me entregó ese trozo de rayo del Sol que mágicamente había extraído y me quedé observándolo con asombro. La clase intentaba ver mejor, por eso el profesor, me obligó a ponerme de pie y alcé las manos, porque debajo de las mías estaban las suyas, se dirigió a toda la clase.

-          La luz es el primer elemento en fuego, dónde da sentido a la vida. Recuerden, que no estarían aquí, si en este planeta, hace eones, esta luz no hubiese llegado, la vida nunca hubiese sido posible – dijo mientras que escuchaba el asombro de la clase, los demás miraban mis manos, el rayo era precioso, no sabía cómo había hecho eso, pero quería aprenderlo a hacer a lo largo de mi camino. – Yo soy el guía Tzorelle, muchos deben conocerme ya como el hijo del Maestro El Morya. Aprendí de él a cuidar los cuatro reinos y yo les enseñaré a cuidar de ellos durante este curso – dijo cuando se llevó consigo el rayo de luz que había dejado en mi mano y lo devolvió a su lugar. – primera regla, si agarras prestado algo de los cuatro reinos, debes comprometerte a devolvérselo al reino que le corresponda en cuanto ya no lo necesites, siempre y cuando el reino te dé permiso. – concluyó.

El Morya lo conocía todo el mundo, incluso a aquellos que todavía no se habían cruzado con él, como era en mí caso, pero quién no supiese de él, era raro, porque este Maestro es muy conocido por el hermoso y gigante trabajo que está haciendo para este planeta. Me sonaba mucho, pero en mi corazón sentía que era un viejo amigo y conocer a su hijo, me acercaba un poquito más al viejo amigo, y eso me hacía feliz. 

Tzorelle siguió contando cosas sobre la clase, y algunas anécdotas que les sucedieron a él y a su padre, un día en el Amazonas. No tenía ni idea de qué era ese lugar, pero fue gracioso escucharle.

-          Era una de las pocas veces que había bajado a 3D, pero mi padre tenía que ponerse en contacto con un guardián del reino animal de ese sector, que al parecer una especie se había extinguido en esa dimensión y mi padre y yo teníamos que comprobar que esa especie de animal había ascendido a aquí a 5D. Así que cuando llegamos, lo que no sabíamos era que el guardián en realidad, era una persona indígena, es decir, que vivía en una tribu en la selva, al margen de las ciudades y los pueblos. – aprovechó para hacer una pausa, por si alguien quería hacer alguna pregunta, pero nadie le quiso interrumpir por eso prosiguió – Estuvimos varios días caminando por el Amazonas, porque era difícil de encontrarlo, el guía que nos acompañaba, nos enseñaba cosas muy interesantes de la naturaleza, sabíamos que la humanidad todavía les cuesta entender el equilibrio que hay entre los reinos, pero los índigenas son los únicos que conservan su parte humana ancestral, es decir que ellos provienen de los primeros humanos que habitaban en 3D y que no fueron cruzados por nuestros hermanos de las estrellas, pero evolucionaron siguiendo las pautas del planeta. Es por eso, que ellos conservan la conexión con los reinos permanentemente. – dijo.

-          Pero, ¿ellos les pueden ver a ustedes? – dijo un niño de la clase.

-          Así es, de hecho lo tienen muy naturalizado la existencia de nuestra dimensión, porque al trabajar con los reinos, también han podido interactuar con las hadas, duendes y gnomos del bosque. – dijo Tzorelle.

Era la primera vez que escuchaba hablar sobre estas personas que viven siempre en el bosque, y me pareció muy hermoso su trabajo. A pesar de que las hadas normalmente no suelen moverse de los bosques, siempre había excepciones, porque Kihara vivía en 5D y no se le veía que viviese en 3D, pero si que venía a hacer visitar de vez en cuando a ciertas personas. Entonces, me di cuenta de que quería conocer a esos duendes y gnomos, a veces había visto en la televisión y en los cuentos que nos leían en parvulitos que eran guardianes de los bosques, pero no decían nada más… en mí corazón resonaba que eran algo mucho más que simples guardianes.

-          ¿Es posible encontrarse con un duende?- pregunté.

-          Son difíciles de encontrar, pero tampoco son mucho de fiar, tienen ciertas formas de ser algo distintas a las hadas, no siempre son luz. – contestó Tzorelle.

-          ¿Por qué?- contesté.

-          Se mueven a cambio de algo y nunca es algo que no sea material. – dijo.

Algo parecido había dicho Uriel un día que hablábamos sobre los seres que viven en los bosques, mientras me estaba preparando para venir aquí. En las películas, un duende parece algo que da suerte, pero a pesar por las caras que hacían estos dos seres de luz, parecía ser que no es así. 

-          Dicen que dan suerte.- dije.

-          En realidad la suerte es una invención humana, es una forma de decir que alguien o algo es poderoso en ellos para algo en sí. La suerte no existe en el universo, nada de lo que ves, existe sin alguna razón. – dijo el guía.

Recomendación: Money in the Grave - Drake.

HR.

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miércoles, abril 01, 2020

El Pulsar Magnético


Tras escuchar el latido de Merh, uno se da cuenta de la verdad que está sucediendo en su campo de visión y en su campo de existencia, es decir, que me di cuenta del motivo de porqué Merh ahora deja que escuchemos su corazón latir entre los espacios más estrellados y en las nebulosas más hermosas, creando así, una eterna fuente que solo crea más vida, expandiéndose entre la inmensidad del universo. A través de este latido, Merh nos está diciendo “despierten de su sueño para empezar a vivir”. 

Este planeta tiene un objetivo en común que los cuatro reinos debemos colaborar para cumplir con nuestra parte del trato, es tiempo de despertar y ser consciencia. Pero Merh no trabaja solo, a su disposición están los Seres de Luz, que están enviados a este planeta para ayudarnos a recordar quienes somos, hay un grupito de Seres de Luz para cada persona, animal, planta o mineral que exista en este planeta. Por ejemplo, tengo un árbol que se llama Raiku y que en ocasiones lo he enseñado en los videos de youtube, pues su guía que le sostiene con mayor fuerza es un hada que se llama Otaku. Pero Merh también envió algo más, para recuperar la frecuencia del latido universal, porque en este planeta al formar parte de la tercera dimensión, es muy fácil olvidarse porqué estamos acá. Por eso Merh envió a las llamas gemelas


La función principal del latido universal, es informarle al gran Merh que está vivo y que todo su cuerpo (planetas, nebulosas, civilizaciones, constelaciones, estrellas….) también están vivos y que juntos formamos la UNIDAD. Por lo tanto, cuando escuchamos a nuestro corazón, podemos ver que hace dos latidos, uno pequeño y el otro más fuerte, y entre uno y otro hay un silencio. Esto en el universo también ocurre, pues el primer latido es el que envía Merh para unir todos los puntos y hacerle una pregunta a cada parte de su cuerpo, cuando llega el silencio, es el tiempo en que Merh espera la respuesta de su cuerpo. Un ejemplo sería como si Merh estuviera preguntándose “¿Estoy bien?” acto seguido hay una espera y luego el cuerpo en unidad responde “Sí, todo está bien”. 

Entonces, la función principal de las llamas gemelas es principalmente contestar a la pregunta, pero antes de hacerlo, cuando recibe la pregunta “¿Estoy bien?”, las llamas gemelas, tienen dos cosas importantes que hacer.

En primer lugar, cada llama gemela se compone por dos espíritus que sean afines en espíritu, alma y cuerpo. Es decir, como si fuesen dos personas (independientemente si son del mismo sexo o del opuesto) se miran en un espejo y se estén viendo a si mismas como si fueran gemelos, pero con la diferencia de las almas gemelas, de que las llamas gemelas son una copia al 100% y no tienen familiaridad física. Me refiero a que no son dos hermanos gemelos que nacen de un mismo útero en el mismo día, pues las llamas gemelas tienen la función de sostener un latido en armonía entre masculino y femenina, por eso se les representa como el símbolo de la UNIDAD DEL SER. Porque cada persona tiene una parte femenina y otra masculina en sí misma, pero en llamas gemelas, eso se intensifica y las partes femeninas de la pareja en realidad son lo mismo al igual que las partes masculinas, que al unirlas se siente una fuerza tan potente que pasa a llamarse: Pulsar.

En segundo lugar, para activar el pulsar, que es la respuesta a Merh, esa llama gemela que es afín en ese reflejo constante, detrás tienen otras almas gemelas que pueden ser amigos, familiares, seguidores… porque esas almas no escuchan el latido de Merh, por lo tanto las llamas, tienen que preguntarles a sus almas (que cada uno tiene un número de almas gemelas que dependen de ellos), para saber la respuesta que tienen que enviar luego a Merh. Por eso, van alma por alma, que esa alma tiene más almas detrás y este tendrá otras almas más… hasta completar una civilización o una parte de la civilización, dónde la pregunta “¿Estoy bien?” pasa por todos y la respuesta tiene que regresar a la llamas gemelas. Es en el silencio dónde ocurre esto, dónde la última alma gemela responde “Sí, todo está bien” resuena en las demás almas gemelas, entonces llega a las llamas gemelas y directamente tras analizar la respuesta, une sus manos con su llama gemela y activa el Pulsar que lo envía directamente a Merh.

Cada llama gemela, que en este planeta actualmente hay muy pocos, se encargan de preguntar a un gran nombre de personas, incluso hay llamas gemelas en cada reino, en el animal cada ciertos nacimientos llegan, cada ciertas plantas crecen, cada ciertos milenios un mineral se forma junto a los cuatro elementos que lo componen. La fórmula es la misma que a las personas, y se les puede ubicar, porque curiosamente son lugares o animales de gran poder sobre la armonía del SER. Por ejemplo, la Esfinge de Gizah sus materiales solo forman una llama gemela, toda una son ambas al completo, el pulsar se encuentra en el corazón de la Esfinge. 

El Pulsar es parecido al pulso que tenemos todos, que va ajeno al latido del corazón pero trabaja para el corazón, su misión en particular es mantener la unión que une cada pregunta que forma el latido, por lo tanto se le llama el Pulsar Magnético. Porque el magnetismo más fuerte que existe en el universo, aunque algunos les parezca raro, es el AMOR, gracias a él el latido del corazón es posible, su energía es tan potente que inevitablemente es más fuerte que el imán más potente que pueda existir en este universo. Porque un imán no crea la vida, de la misma forma que el Amor se le atribuye como la emoción que es capaz de crear por si sola. 

Este Pulsar Magnético existe en la unión de todas las parejas, familias, amistades… solo que en la pareja se siente como más fuerte, imagínense cuando la pareja en realidad sea una llama gemela. Por eso, entre ellos sí o sí la unión que tienen es de pareja, en las almas gemelas da igual si es un familiar, amigo o conocido,… en llamas es inevitablemente que su unión siempre será romántico. Porque su Pulsar Magnético es la clave para la evolución de las demás almas gemelas, las llamas gemelas llevan el ritmo de una civilización, cuando se unen o vibren en la misma sintonía que las demás llamas gemelas. 

Hace cincuenta años, Merh preguntó al Planeta “¿Están listos para evolucionar a otro estado de Consciencia?” y la respuesta que enviaron las llamas gemelas fue “Sí, estamos listos”. Aunque no nos guste que todo esté cambiando tan rápido y que la consciencia esté despertando a todos de formas algo abruptas, la respuesta se originó porque cuando Merh pregunta, lo hace al corazón, no a la mente, porque en el corazón el miedo no está presente, todas las veces que “sienten miedo” en realidad eso es un pensamiento creado por la mente, dónde se cuestiona miles de cosas y al no saber la respuesta, limita el trabajo para hacerlo. Así que no culpen de lo que estén pasando en sus vidas con todo esto de la cuarentena a Merh, porque él solo preguntó, pero tú corazón fue quién respondió que sí que estaba listo, así que fuiste ¿el culpable? No, no se miren como víctimas, porque eligieron venir acá para aprender a evolucionar. 


Uno de mis guías un día me dijo “Es muy fácil preguntar, pero lo más difícil es aceptar que esa pregunta tarde o temprano en algún momento llega su respuesta”. Fíjense que en su cabeza siempre tienen algo que hacer y se preguntan miles y miles de cosas, que la mayoría no tienen nada que ver con lo que son o lo que estén haciendo. ¿Cuántas veces han recibido una respuesta a sus preguntas? ¿Las aceptaron? Quizás algunas, pero no todas las que lleguen, porque en ese momento sienten miedo de si la respuesta no es la que realmente buscaban, ¿cierto? Merh solo preguntó, y obtuvo una respuesta, pero él no le tembló el pulso, y por eso empezó a enviar sus ondas de frecuencia, acorde con la decisión que habíamos tomado, de empezar a evolucionar convirtiéndonos en seres conscientes. 

Ahora con la cuarentena tienen todo el tiempo del mundo para empezar a escuchar las respuestas a sus preguntas. Porque como ya dije en youtube la semana pasada, este virus-corona es el mecanismo cómo Gaia despierta de su largo sueño para empezar a trabajar con la consciencia. 

Recomendación: Els Pets – Som.

HR.

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sábado, marzo 28, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 21


Llegamos pronto al portal dimensional, porque tuvimos que esperar bastante para que llegase el metro que me llevaría a París y luego a IÓN, el gran momento ya estaba ocurriendo, tras meses de espera, al final había llegado mi primer día. La verdad es que me hacía mucha ilusión empezar, tenía muchas ganas de aprender y conocer a mis compañeros, pero lo que también tenía ganas era de si hubiese la posibilidad de ver al chico de los ojos verdes. Según lo que me parecía ver la última vez que estuve en este mismo andén, él viene de Barcelona. Pero como no estaba segura, aprovechando que seguíamos esperando sentados en los bancos, le pregunté a Uriel.

-          Dary, ¿Todos los alumnos que agarran esta línea suben a Barcelona como última parada?- le pregunté.

-          Esta línea para en Barcelona cómo última parada, pero muchos alumnos que van, llegan de distintos lugares del mundo. – contestó.

-          Si, eso ya me lo pensé. Pero me refiero a si los que bajan en Barcelona, es porque son habitantes de la ciudad… - le aclaré.

-          Quizás la mayoría, pero seguramente que algunos tengan que hacer trasbordo. – contestó.
-          ¿Para ir a dónde?- le dije.

-          A cualquier destino de España o Portugal, cómo Madrid, Valencia, Cádiz, Vigo o Lisboa… - contestó.

No quise preguntar más, esperaba que algún día supiese si realmente aquel chico era de Barcelona o de más lejos. Una voz femenina inundó el ambiente, anunciando la llegada del metro en dos minutos. Uriel se puso de pie y yo me puse a su lado, mirando hacia la derecha, cómo si se pudiese ver o escuchar la llegada del transporte.



-          Toma, en este saco te he puesto los libros y todo el material que vas a necesitar, también tienes la identificación para que puedas comer algo en el comedor. Es importante que lo muestres para que puedas llegar con algo en el estómago, en tú hora libre podrás ir y sino antes de volver. – me agarró de la mano, mientras que me colocaba el saco, una especie de bolso por encima de la cabeza, no pesaba nada, pero era igual que el suyo, allí a dentro parecía otro universo en chiquitito. Me dio un beso en la mejilla, se quedó agachado, mientras me agarraba de las manos – aprende muchas cosas, mi amor, aprovecha esta chance para crecer desde aquí – puso el dedo índice encima de mí corazón – y así llegarás a cualquier punto del infinito, te amo, mi amor. – dijo entre lágrimas de alegría, finalmente nos abrazamos, mientras el metro entraba en el andén.

Las puertas del metro se abrieron, no bajó nadie, pero la multitud que estaban esperando empezaron a subir, Uriel me dejó ir, subí al metro y busqué el primer asiento con ventana que encontré antes de que se cerrasen las puertas y arrancase. En esa ventana, podía ver a Uriel que seguía allí, despidiéndose con la manito y con los ojos llenos de lágrimas. Le devolví el saludo, mandándole un beso en el aire, cuando las puertas se cerraron y acto seguido el metro arrancó hacia su destino.

Antes de llegar a la próxima parada, tenía una sensación extraña, sentía como si algo importante estuviese muy cerca, pero no podía describir qué era, pero sentía que era algo que tenía mucho que ver con el destino de mí vida. Ignoré esos sentimientos y me dispuse a observar por la ventana, el paisaje no había cambiado, seguían los días hermosos y perfectos, con un Sol divino que solo estaba amaneciendo o un atardecer constante. 

-          ¿No te has preguntado porque el Sol aquí es así si supuestamente estamos bajo la superficie de un planeta? – una voz de una niña, me interrumpió la paz, me giré, se había sentado a mi derecha. 

Tenía el pelo negro con rulos hasta los hombros, parecía de mi misma edad, llevaba gafas rosas y un vestido azul bastante bonito.

-          No lo sé…- susurré era un poco tímida de chiquita.

-          Mi ángel guardián me dijo que es porque estamos en otra dimensión, en realidad no estamos bajo ningún planeta, es la sensación que nos da cuando venimos de nuestra dimensión, esto es la superficie pero de otra vibración. – dijo con mucha amabilidad, parecía lista la niña.

Me costaba como ya les conté hacer amistades, siempre ha sido una asignatura pendiente en mí vida, por eso no le contesté, pero tampoco le dejé de mirar.

-          Soy Rita, este es mi primer día. Vengo de Valencia. ¿Y tú?- me preguntó mientras extendía la mano.
-          Laia, soy de Manlleu.- le dije aceptando su mano.

-          ¡bien, ya tengo a mi primera amiga!- concluyó y no dijo nada más.

Rita no se parecía en nada a las compañeras de clase que tenía en el colegio, era como yo, una niña con capacidades y que mantenía las relaciones con los Seres de Luz. Tampoco se equivocó en que había hecho a su primera amiga, porque fuimos amigas desde ese momento. La verdad es que no me costaba mucho hacer amistades en IÓN, solo en el colegio y en la 3D, porque los compañeros de Agartha vibran en sintonía del amor y en ningún momento quieren dañar o hacer algo que ofenda al otro en ningún momento, por eso esas amistades eran muy fuertes. Rita fue mi mejor amiga en IÓN, lo que no sabía era que solo sería durante esos años allí. 

Al llegar a París, Kihara tal y cómo habían acordado los Seres de Luz, me estaba esperando en el andén, las puertas se abrieron y todos bajamos, entre la multitud pude identificarla y me fui con ella, nos saludamos y le seguí subiendo las escaleras. Perdí totalmente a Rita, seguramente que su Ser de Luz le estaría acompañando hasta el siguiente transporte. Me quedé alucinada al ver lo grandioso que era la estación de París, había el doble de gente que el de Manlleu, gente por todas partes que iban a cualquier lugar de Agartha, lugares que tuve ganas de curiosear y seguirles a cualquier lugar tan hermoso como había visto por el ventanal del metro, pero Kihara era más atenta que Uriel, no le di la mano porque era tan chiquita que no quería lastimarla, aún y así, me hacía seguirla entre la multitud con bastante prisa, pues debíamos estar en el andén número 5 lo antes posible.

Apenas pude decir nada, cuando llegamos al andén, era más grande que jamás había visto, había mucha gente, Kihara se apresuró en ir hacia el centro, de alguna forma le seguí sin decirle nada, ella sabía lo que estaba haciendo y era mi deber ir con ella. 

-          No tardará en venir… - susurró ella, mientras que me miraba con una sonrisa radiante. - ¿estás bien, querida? – preguntó.

-          Si.- dije.

-          Es normal estar algo nerviosa en tú primer día, pronto harás amiguitos… - dijo.

-          Ya he hecho una, en el metro de antes. – le dije.

Ella se alegró mucho, pero no quiso entrar en detalles. Todos los niños que había en ese andén iban acompañados por un Ser de luz, eso parecía un circo, porque no había ninguno igual, algunos con alas, otros muy altos, otros de un color,… pero era muy bonito. Vi un ángel que me llamó mucho la atención, se encontraba a diez metros de mí, pero sus alas dobles me dejaron bastante pasmada la verdad, reconocí que pertenecía a la jerarquía angélica, de las más altas esferas, porque era extraño ver uno así, por lo menos, en los lugares dónde acostumbraba a transitar se podía encontrar uno cada medio año… más o menos. 

El metro llegó, justo delante de nosotros se paró una de las puertas, mientras que esperábamos a que los demás subiesen, noté que alguien con una mano algo más grande que yo rozaba la mía. Esa sensación fue diferente a lo que cualquiera le pudiese pasar, porque sentí como si fuera electricidad, miré pero no vi nada, había demasiada gente a mi alrededor que era más alta que yo, y simplemente me digné a subir, cuando Kihara lo vio apropiado. 

-          Agárrate. - Dijo Kihara mostrándome el palo que había en el centro de la zona de salida y entrada.

Me agarré fuerte, mientras que ella descansaba en mí hombro izquierdo, observando el panel de paradas que faltaban para llegar, solo tres paradas. El metro estaba bastante lleno, y al contrario que el otro, no había asientos para todos, y algunos se tuvieron que quedar de pie, como lo fue en nuestro caso. Finalmente, las puertas se cerraron y acto seguido seguimos el camino hasta IÓN.

Enseguida los ventanales gigantes, mostraron la naturaleza de otras ciudades que no había visto, pero que se parecían mucho a las anteriores, menos una, que curiosamente había una torre muy alta de forma circular y que estaba ligeramente inclinada.

-          ¿Qué ciudad es esa? – dije.

-          Es la Torre del Conocimiento, una escuela muy particular. – contestó.

-          ¿Hay más escuelas como IÓN?- pregunté con las cejas arqueadas.

-          Sí, hay más escuelas en Agartha, pero ninguna como IÓN. En este caso, en la Torre del Conocimiento solo aceptan a partir de la mayoría de edad. – informó.

-          Mi papá dice que los mayores de edad, deben tener 18 años, ¿verdad? – dije.

-          En tú dimensión si, pero aquí es un año antes. – informó.

Observé como esa ciudad brillaba de una forma diferente a las demás, cuando de repente, volví a sentir que alguien o algo me rozaba la mano, miré hacia la derecha y vi una mano un poco más grande que estaba muy cercana la mía, me fijé quién era, era un chico mayor, pero por el color del pelo y el peinado que llevaba, sin saber el motivo mí corazón se aceleró. Pero volví a mirar hacia el ventanal, disimulando que no me había percatado, aunque sin que se notase mucho, empecé a observar al chico de reojo.


El corazón parecía que se había confundido porque empezó a latir con rapidez y mucha fuerza, como si estuviese corriendo por algún lado, era tan fuerte que era difícil de no notarlo en el pecho. Me temía que al final lo había encontrado, pero también existía la posibilidad de que no fuera así, pero ese cosquilleo era distinto a los demás… estuve mucho rato sosteniendo esa mirada de reojo, pero al dolerme los ojos, los cerré durante varios segundos, apoyé la cabeza en el palo e intenté respirar con normalidad aunque todo parecía ir en contra de mí propia naturaleza…

-          Suelo venir aquí todos los miércoles, después de tercera hora…- recordé con su voz.

Volví a abrir los ojos y miré de nuevo al chico, intenté por todo los medios sin hacer nada que hubiese la posibilidad de que se girase, solo viéndole a los ojos, sabría realmente si era o no. Pero la siguiente parada ya en Milán, él se bajó y supe que realmente no era él. ¿Cómo era posible que sintiera todo eso por alguien que solo había visto dos veces y conversado una sola vez? Me preguntaba demasiado esta pregunta en mí cabeza, hasta perder la razón de todo lo que era en realidad, una persona que no quería saber mi nombre, no quería nada, así que ¿Por qué pensaba lo contrario? ¿Quién era en realidad? ¿Una tomadura de pelo? 

-          Kihara, ¿es posible que alguien que acabas de conocer, no quiera saber tú nombre pero aún y así quiere seguir viéndote?- le pregunté sin pensármelo mucho, pero cuando ya había formulado la pregunta, noté que era demasiado obvio que no debería haberlo hecho…

-          No entiendo la pregunta, querida. – dijo sin saber qué decir, pero arrugando la frente pensando en lo que había dicho.

-          La otra vez que fui, conocí a un niño, mientras esperaba la entrevista, me presenté pero el niño no quiso saber mí nombre. Entonces, cuando él se tenía que ir, me dijo de alguna forma muy extraña, sin darlo por hecho, que me esperaría en ese lugar en otra ocasión. ¿Qué significa? – le conté, no aguantaba más.

-          Pero ¿Te gustaría verlo? – preguntó.

-          Si, no sé por qué, pero si…- hice una pausa, volví a ver sus ojos en el recuerdo que había perdurado en mi memoria desde entonces.- sus ojos, son muy lindos, y no sé porque no puedo dejar de pensarlos…- dije.

Kihara sonrió como si hubiese descubierto el secreto de la creación universal en sus manos, y emitió un grito de alegría que no supe cómo gestionarlo, se abalanzó a mi cuello y me dio un abrazo con sus cortas y pequeños brazos.

-          ¿Qué te pasa?- dije algo asustada.

-          Creo que estás empezando a descubrir el mayor secreto de tú existencia, mi querida… ¡la aventura te espera! – dijo expresando una felicidad muy hermosa.

-          ¿Cómo?- dije.

-          Si no puedes dejar de recordar sus ojos, eso significa que tú corazón te está empezando a guiar hacia tú misión de vida. No tengo ni idea de lo que significaran esos ojos, pero estoy segura que ese niño, tiene mucho que ver contigo. – ella me dejó de abrazar y sus ojos se fijaron en los míos, mostraban una radiante felicidad.

Me quedé en silencio, cuando el metro siguió su camino hacia la siguiente parada. ¿Eso era cierto, el niño tendría algo que ver con mi misión y propósito de vida? 

P.D. Mañana a las 7pm (hora de españa) les espero en un directo por el Facebook de Spceguionista, aquí. Para realizar la práctica de trabajador energético.

Recomendación: Amarillo - J. Balvin.

HR.

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¿Un Demonio Siempre Ha Sido Malo?

  ¡Feliz año a todos! Dejamos atrás el año del infinito (2+0+2+4=8) y nos vamos centrando en el año de la divinidad (2+0+2+5=9). El año pa...