viernes, septiembre 27, 2024

A Veces No Se Puede Continuar...

 

Aún cuesta entender que las cosas que llegan algún día puedes desaparecer, y solo muy pocas cosas se quedan para siempre. Dejar ir sigue costando, tanto la primera vez, incluso cuando llevas más tiempo viviendo, dejar a ir a esas personas que ya han dejado de vibrar en la misma onda que vos, o simplemente tomaron caminos distintos, hay que aprender a aceptar que las relaciones libres son aquellas que respetas las decisiones del otro sin intención de hacerle cambiar e ir en contra de sus sentimientos.

Sigue costando hacerlo, pero desde hace un tiempo que aprendí a valorar la presencia del otro des del primer día en que apareció en mí camino, porque si en algún momento tengo que dejarlo ir, no será con una cara de tristeza, sino con el corazón agradecido por haberte permitido compartir trozos de su vida contigo, por haberse atrevido a confesar sus sentimientos cuando lo necesitaba, además de todas las experiencias vividas, bonitas y feas. Cuando valoras que la vida es un regalo y que la compañía vale la pena, a pesar de que la relación sea horrible, algo aprendiste en ti, ¿verdad?

El 28 de Abril del 2020, mi abuela partió hacia la quinta dimensión, a partir de ese momento me sentí muy sola, volví a sentirme así después de tanto tiempo, como si el tiempo del colegio en realidad no hubiese ocurrido. Mi abuela era como una segunda madre para mí, la relación que tenía con ella realmente era muy buena, le contaba mis cosas, me daba compañía y yo le ayudaba en lo que necesitaba, jugaba con ella al monopoly (su juego favorito). Cuando ella decidió irse hacía al otro lado, lo hizo sola porque yo estaba recluida en mí casa porque el Estado nos obligaban a estar en casa, apenas faltaban tres días para darnos un poco de libertad. A pesar de que no podía ir a más de 1km de mí casa, ingenié un plan para acercarme a la residencia y verla aunque fuese a través del cristal. Pero ella se fue antes.

Me sentí agradecida cuando ella se fue, no lloré de tristeza, a pesar de sentir esa soledad meses más tarde, en el momento de saber la noticia, me sentía feliz por todas las experiencias que ella había permitido compartir conmigo, las conversaciones, los consejos, las historias y las excursiones que hicimos, todo eso me lo llevé en el corazón y simplemente pude decir GRACIAS. Mientras que mi padre estaba mal, y mi madre lloraba (era su suegra, pero le tenía mucho cariño), la dejé ir y ella se fue feliz, con la gran noticia de que no se quedaría en la cuarta dimensión la zona no-encarnada (el lugar dónde van los espíritus), sino que consiguió seguir y esperarme en la quinta dimensión, junto a mí abuelo.

Meses más tarde, y tras un entierro tan pobre, solo cuatro familiares en el cementerio, sin misa (ella era creyente en la religión católica), fue cuando empecé a sentirme sola de nuevo, había perdido a mí confidente, tenía amistades que también eran confidentes, pero cada persona aconseja, escucha y ocurren distintas cosas. Me sentí sola, porque no era simplemente mí abuela, sino que era como una segunda madre, sentí ese sentimiento que tienen los huérfanos, una pérdida muy fuerte que te arranca el corazón sin anestesia.


Es duro dejar ir, pero más duro es pensar que si manipulas a la otra persona y le obligas a quedarse a tú lado, lo veas como lo veas, siempre será un sentimiento mezquino y muy egoísta. ¿Con qué poder te crees superior a los demás que puedas manipularlos? Cada persona tiene que ser libre de tomar sus propias decisiones, apoyarlas incluso cuando no estamos de acuerdo (sin mentir, pero estar ahí si nos necesitan), y si debes dejarles ir, es lo que debe suceder. Es duro, lo sé, pero quédate con lo que has vivido con esa persona, quizás así te sientas más reconfortada.

Ahora veo un mundo cada vez más herido por el sentimiento del miedo y el abandono, la gran mayoría de personas lastiman a otras por estas razones “no quiero que te hagan daño” los que te quieren son los primeros en lastimarte, eso hay que aceptarlo. Cada persona aprende a su ritmo y a su forma, unos aprenden más rápido pero otros no, y eso se debe respetar.

Si tus padres usan el chantaje para que hagas algo, te lastiman pero ellos tienen el corazón lleno de miedo, porque quieren lo mejor para ti aunque a veces no entiendan por dónde vas. Si alguien te utiliza, el miedo al abandono es mayor, significa que esa persona en algún momento se sintió tan solo que es capaz de manipular y engañar solo para que estés a su lado, y eso se le llama traición, Judas lo hizo con Jesús y él ya sabía que pasaría antes de que Judas aceptase. ¿Dejó de amar a Judas por ello? ¡Jamás! Pero comprendió porque se vendió, pero Judas siguió en el otro lado con Jesús.

¿Te da miedo estar solo? Pero recuerda esto… ¿Cómo viniste al mundo? Esta pregunta es para esas personas que no nacieron un hermanos gemelos o que la mamá tuvo un embarazo múltiple. Estuviste 9 meses viviendo solito en el vientre de tú mamá, algunos le llaman una zona de confort, pero antes de ser zona de confort, la matriz de tú mamá fue en algún momento un lugar inhóspito y húmedo, lleno de miedo, como la vida. La zona de confort es solo un cúmulo de decisiones constantes con el mismo resultado y que suelen repetirse a lo largo de un tiempo-espacio.

Si la casa dónde vives, ahora es tú zona de confort, cuando te mudaste era un lugar desconocido y lleno de miedo, ¿y dónde estás? ¡Aquí llamando hogar a este lugar! Dejar ir ha sido sinónimo de soledad, pero naciste solo, caminaste solo, pero aún así, dónde hayas ido siempre has acabado echando raíces, por ende recuerda esto “de la soledad emergen nuevas relaciones con el mundo interno y externo, que con el tiempo acaban construyendo una red por los cuales les llamas FAMILIA”.

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lunes, septiembre 23, 2024

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 199: ÚLTIMO CAPÍTULO 2T

 Disfruten de este último capítulo de la segunda temporada:


Cerca de un río, había cinco ángeles muy altos y muy rubios todos que charlaban entre ellos, hasta que se dieron cuenta de que habíamos llegado. Al verme se alegraron mucho pero no me acerqué a saludarlos porque no sabía quiénes eran. El Maestro Jesús se sentó en una piedra…

-        ¿Reconoces a alguien?- preguntó Jesús.

-        No.- dije.

-        Estos ángeles han decidido que cuando tú seas mayor y te cases con el Chico de Ojos Verdes, serán tus hijos. – explicó Jesús.

Los conté y me quedé petrificada.

-        ¿Cinco hijos voy a tener?- pregunté sobresaltada.

-        De momento solo se han presentado, pero cuando seas más mayor se irán confirmando. – explicó Jesús.

Se me acercó una chica con las alas muy grandes con las puntas amarillas (trabajaba en el rayo amarillo), se agachó y me miró con su mejor sonrisa.

-        Yo quiero ser tú primera hija, y la primera de mis futuros hermanos. – dijo tenía los ojos verdes.

-        ¿Por qué?- le pregunté.

-        Mi futura misión va atada a la tuya, pero yo terminaré tú último trabajo. – explicó.

-        ¿Con qué nombre?- pregunté.

-        Lo sabrás a su debido momento, Laia. Pero ellos asistirán a tú boda, como tú asististe a la boda de tus padres, en forma de espíritu. – explicó Jesús.

Recordé vagamente algunas cosas de la boda de mis padres, cosas que no había preguntado. ¿Realmente estuve ahí antes de encarnar tres años más tarde? Luego se me acercaron dos ángeles chicos.

-        Nosotros vendremos juntos, queremos ser gemelos, aunque él será chica y yo chico. – dijo el que tenía la voz cantante.

-        ¿Gemelos? ¡Ay que ilusión!- dije toda emocionada.

-        Los otros dos serán chicos, pero ya sabrás cuando llegarán. – informó Jesús.

Me quería quedar más tiempo, pero eso es lo último que recuerdo, bueno hubo una cosa más…

-        Todo esto ahora lo vas a olvidar, pero lo volverás a recordar cuando sea el momento adecuado. Tú alma lo recodará y tú espíritu también, pero tú, como cuerpo, todavía no. Sé fiel a tú corazón y todo esto se cumplirá.- dijo el Maestro Jesús.

-        ¿Te volveré a ver?- le pregunté algo triste.

-        Si, la próxima vez, vendré a verte en tú dimensión. Será cuando estarás preparada para empezar todo lo que decidiste hacer en esta vida. – dijo con una sonrisa de oreja a oreja totalmente sincero Jesús.

Le di un abrazo, y también a mis futuros hijos, les di las gracias… luego lo que recuerdo es semi-despertarme en la sala de reanimación del hospital en la madrugada.

-        Laia… Laia… despierta…- decía mí padre.

Moví la mano mientras me estiraba un poco, escuché como se alegraban mis padres de que yo al final no muriera a pesar de que tenía unas posibilidades tan remotas, solo un 2% ¡wow!

-        Papá…- dije casi sin fuerzas.

-        ¿Qué, Laia?- se acercó mí padre.

Moví el brazo y le di una cachetada en la mejilla que él se quejó, pero mi madre y una enfermera que estaba ahí, se pusieron a reír.

-        ¡Hostia, ya me ha dado la primera!- dijo mí padre alejándose.

¡Qué pesado!

Me sacaron fuera de la sala de reanimación para subirme a planta, era muy de madrugada, quería abrir los ojos pero me pesaban los párpados. Una vez a fuera, la familia se acercó a mí, escuché al Tito Juan que me llamaba por mí nombre y me agarraba de la mano, le agarré fuerte y cuando el celador me trasladó a la habitación, fue entrar en el ascensor, abrí un ojo, vi mucha luz, cerré el ojo y simplemente me quedé dormida otra vez.


Me desperté sobresaltada, era de noche, estaba en la habitación de planta, a mi derecha tenía una cortina y a mi izquierda estaba mi madre, durmiendo en un sillón reclinada, detrás de las cortinas, se hacía de día lentamente. Me miré, miré debajo de las sabanas, y vi que estaba desnuda, con una venda sujeta dónde se suponía que estaba el apéndice, no me podía mover, me dolía mucho los puntos. Pero estaba incómoda porque no me gusta estar completamente desnuda, tenía mucho pudor en eso (sigo teniéndolo en la actualidad). Quería despertar a mí madre, pero escuché pasos y me esperé, llegó la enfermera para cambiar-me el suero, cuando me vio despierta se alegró.

-        ¿Cómo te encuentras, bella?- dijo con una voz muy dulce.

-        Bien, me duele un poco los… puntos.- le dije.

-        Te hemos bajado un poco la medicación del dolor, pero ¿te duele mucho o puedes soportarlo?- preguntó.

-        Un poco bastante.- respondí.

-        Ok. Te subo un poco la medicación del dolor. ¿Necesitas algo más?- dijo la enfermera.

-        Si, ¿qué días es y qué hora por favor?- pregunté.

-        Es día 13 de diciembre del 2004, y son casi las ocho de la mañana.- respondió la enfermera.

¡Ostras, llevaba un día y medio operada, me tuvieron un día dormida!

-        ¿Dormí todo un día?- pregunté.

-        ¡Laia, te has despertado!- dijo mamá, saltó del sillón y se vino hacía a mí a darme un beso en la mejilla toda feliz.

-        Si, si, mamá. Me acaban de decir que he estado un día dormida. ¿por qué?- pregunté.

-        Perdiste mucha sangre y te tuvieron que hacer una transfusión de sangre.- dijo la enfermera.

-        ¿Transfusión?- repetí.

-        Te han dado sangre.- dijo mamá.

-        Si, ya sé que es…- dije.

La enfermera llamó a mí madre para ir un momento al pasillo, aproveché para llamar a Uriel, se me hacía raro que no estuviese en la habitación.

-        Dary… Dary… ¿dónde estás?- susurré.

-        Aquí, amor. Estoy aquí. – dijo Uriel.

Me asusté, porque escuchaba la voz de Uriel pero no le veía.

-        No te veo. ¿Dónde estás?- insistí, pensaba que estaba haciendo una broma detrás de la cortina.

-        Estoy aquí amor… - dijo Uriel que se acercaba, luego me agarró de la mano, giré la cabeza hacia la izquierda y no lo vi, no le veía.

-        No te veo, no te veo, Dary… ¡no te veo!- dije desesperada y llorando.

-        Tranquila, tranquila,… voy a llamar a Hilaríon. – dijo Uriel preocupado.

-        ¡No, no te vayas! ¡Quédate!- decía llorando.

-        Me quedo. Me quedo.- dijo Uriel.

No le veía, eso era un gran problema. Hilaríon apareció en la habitación con una cara de preocupación (no le veía pero la intuición me lo decía solo), me hizo unas pruebas y al terminar, tuvo claro qué había pasado.

-        Por alguna razón que desconocemos, has perdido la habilidad de poder vernos. No sabemos si esto es porque estuviste muerta por treinta segundos o por algo más grave. Tenemos esperanza de que quizás sea solo temporal, quizás se te vaya en unos días o… - dijo Hilaríon realmente preocupado, escuchaba su voz pero no le veía.

-        ¿O?- pregunté.

-        O será permanente. – dijo Hilaríon, se hizo el silencio.

Me entraron muchas ganas de llorar que no pude reprimirme, me aferré a las manos de Uriel como si fueran mis últimas esperanzas. No quería dejar de verlos, no me quería desconectar de ellos, no lo soportaría se me rompería demasiado el corazón. Debido a la medicación del dolor y haber llorado, me quedé dormida, hasta que fue las nueve da la mañana, cuando los médicos vinieron a la habitación.

Hilaríon con su equipo investigaron lo que sucedió, y al cabo de unas horas me informaron, de que hubo un problema con la transfusión de sangre muy importante.

-        Cuando salió la enfermera de nuestra dimensión en busca de un donante de sangre, el arcángel Gabriel se ofreció a darte su sangre, porque compartes plasma sanguíneo con él. Pero en el momento de darle la sangre a la enfermera que estaba ya en 3D, se equivocó y en vez de ponerte la sangre de Gabriel te dio la sangre de una persona sin la vibración que tienes tú. Es por eso que has dejado de vernos. – explicó Hilaríon.

-        ¿Volveré a verlos?- dije muy preocupada.

-        No creo. Aunque subas la vibración, esos glóbulos rojos no están capacitados para poder transformarse y poder permitirte vernos. – dijo Hilaríon.

-        ¿Esta es la razón de porque no me permiten que dé sangre cuando sea mayor?- pregunté.

-        Así es, para nosotros la sangre de una persona que no esté en la misma vibración, es como envenenarse, lo mismo pasa hacía nosotros. – explicó Uriel.

Si un ángel le hacen una transfusión de sangre de una persona que no esté en la misma vibración de ascensión que él, las habilidades que le hacen ser un ángel tienen una crisis importante, que incluso en algunas ocasiones pueden ocasionar la muerte. Así es, los ángeles también pueden morir o más bien se pueden envenenar, son inmortales realmente no pueden morir, pero sí que pueden herirse tan fuerte que les sea casi imposible de recuperarse.

El hecho de que a mí me sucediera eso, no entendía por qué, ya que yo no soy un ángel, pero me había envenenado esa sangre. ¡Ojalá hubiese sabido el nombre de esa enfermera para cantarle las cuarenta! Para mí era muy importante verlos, y por un error tan grave ahora tengo que vivir así. Evidentemente que tenía que mantener la boca cerrada, por la promesa que le tuve que hacer a los ángeles con cinco años, aún no pueden saber nada de esto. ¡Qué mierda!

Casi al mediodía, vino dos enfermeras, me pusieron un pijama y me levantaron de la cama, en teoría ya podía ir al baño y quedarme en el sillón. La primera vez que le dije a mi mamá que me acompañase al baño, ella se quedó en la puerta fuera del baño, y vi que podía hacer mis necesidades como si nada, me alegré, por lo menos ya me había curado. Aún los médicos no querían darme de comer, tenía un hambre, aunque seguía enganchada en el gotero, pero tenía tantas ganas de masticar y sentir la comida en el estómago… que parecía un sueño.

-        La abuela pasó por esto… la abuela pasó por eso, pero algo mucho más severo… sin gotero y tú tienes una forma de alimentarte alternativa…- me decía a mí misma.

-        Solo será un día más, te lo prometo, amor. – Uriel.

-        ¡Ah!- grité.

-        ¿Laia, todo bien?- gritó mamá desde la puerta.

-        ¡Si, si, todo bien, solo que… la taza está fría!- dije como excusa, escuché a mi madre riéndose, y susurré.- Dary, no te veo pero avisa que estás aquí.- le dije.

-        Lo siento, me tendré que acostumbrar. ¿Quizás tenga que llevar una campanita para que sepas que estoy aquí? – divagó Uriel.

-        ¡No tiene gracia!- susurré poniendo mala cara.

-        No quería burlarme de ti, amor. Solo era un chascarrillo para cortar la tensión… perdón. – dijo Uriel.

Volví al sillón, a la tarde me dieron un zumo de melocotón, fue como si los ángeles cantases para mí, algo imposible. Y una hora después, quería caminar por el pasillo, mamá no estaba de acuerdo, la visita que tenía en ese momento eran primos, mucha gente me vino a visitar y me trajeron muchos regalos, la mayoría una libreta con una lapicera. Me fui a caminar, y cuando regresaba a la habitación, el ascensor del pasillo se abrió, vi a la doctora Zaragoza que me vió, se fue hacía a mí con una cara de sorpresa.

-        ¿Qué haces caminando, Laia?- preguntó la doctora Zaragoza.

-        Tengo ganas de caminar.- dije.

-        ¿Y camina?- le preguntó a mi madre, que contestó con un si con la cabeza.

-        No deberías andar todavía, pero, pero… - dijo la doctora Zaragoza.

Di un par de pasos hacia adelante, le miré a los ojos.

-        Ya, pero yo soy diferente.- le dije.

VOLVEREMOS CON LA TERCERA TEMPORADA A PARTIR DEL 12 DE OCTUBRE

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miércoles, septiembre 18, 2024

Ser Sociable Por Naturaleza...

 

Dicen que el hombre es social por naturaleza, últimamente no estoy de acuerdo con esta frase. Necesitamos las relaciones sociales para comunicarnos, pero últimamente el habla no hay forma de que lo entienda nadie. Te comunicas para expresar lo que sientas, y ¿qué recibes a cambio? Desprecio, críticas y malas vibras. Le llaman envidia, yo le llamo inmadurez.

¿Tanto te cuesta reconocer que la otra persona hace un buen trabajo y tú también haces un buen trabajo de lo tuyo? ¿Envidia sana? ¡NO! ¡Inmadurez! Si no eres capaz de reconocer que cualquier persona vale lo que quiere ser, no necesitas reconocerte como persona, porque ni los animales se quitan ese poder de no valorarse a sí mismos. ¿Crees que un lobo es menos lobo por no reconocer su valor en sí mismo? Un animal actúa por instintos, por eso para creérsela hay que valorarse a sí mismo que lo puede hacer, y simplemente lo hará.

La humanidad sufre del síndrome más perverso que la única cura que existe solo algunos la han encontrado, y ese síndrome se llama miedo a todo lo que te haga ser distinto a lo que ya conociste. El miedo les crea dudas de si el otro es mejor que tú, y a veces te hace creer que realmente no vales para nada, solo existe el éxito o el fracaso. ¡Qué tontería! ¿Saben de dónde viene ese miedo?

¡De las guerras, sí de la primera y segunda guerra mundial! ¿Cómo era el mundo antes de ellas? Había un futuro, solo llevábamos como unos 150 años con gobiernos no absolutistas, pero de repente a un país le picó con empezar a conquistar las colonias africanas y los demás países de Europa y Estados Unidos (recién acabadas la revolución de las colonias americanas) decidieron ponerse a invadir países menos desarrollados porque les picó. ¡Miren Inglaterra, casi domina toda África y Oceanía, por Dios! ¿Y por qué? Simplemente por tener miedo a desaparecer como país… ¡Inmadurez!

Matar al pueblo porque dos personas que ni se conocían, se querían arrebatar los países, ¡por dios! ¿Es que no hay suficiente terreno en tú país o qué? Ya me tiene harta que estemos divididos en países, que si tienes que salir de Europa tengas que usar pasaporte para que te dejen entrar o no. Em… el planeta tierra es de todos, es nuestro hogar, ¿recuerdan? Es un hogar, no es tú propiedad, es solo un hogar provisional, ¿recuerdan? Esto es una escuela, nuestra casa (propiedad) está en algún planeta de las estrellas. No te pertenece nada de lo que tienes aquí, solo viniste a experimentar.

Con las guerras del imperialismo se creó la primera guerra mundial, ok. Sé que la primera guerra mundial empezó porque alguien mató al heredero al trono austrohúngaro, pero ¿qué motivos tenía esa persona para matarlo? Seguro que era alguien que le había invadido el terreno, alguien que quizás solo se estaba vengando por haberle quitado su seguridad. Igual hace el ayuntamiento, que te manda una carta para decirte que tú casa, ya no es tú casa y el edificio será expropiado porque el Ayuntamiento quiere poner un jardín o construir un complejo hotelero.


Ese miedo a no ser nadie a no ser valorado, viene de aquí. Porque unas personas no se podían quedar quietas en sus terrenos, miren, si hubiera sido algo pacifico, hubiese sido otra historia, pero si para que uno se sienta el dueño del mundo lo tiene que hacer acosta de derramar sangre inocente… ¡eso no lo acepto! Es como pasa en Europa, los países de la unión Europea están unidos, pero cada presidente gobierna en su terreno, dentro del reglamento hay leyes que prohíben invasiones, si haces eso, te echan y sé que los gobiernos europeos les interesan estar dentro de Europa por interés económico. Tenemos una única moneda, eso si, cuando hay crisis en un país se ve reflejado en los demás, pero por lo que se ve ninguno intenta ser mejor que nadie, valoran la participación de cada país.

Antes de terminar, me gustaría decir una cosa más, y es que hace como 200 años que no tenemos monarquías absolutistas, pero ¿qué hace el gobierno? Nuestros ancestros se quejaban de que el Rey tenía todos los poderes, porque el reinado iba como pensase el rey y muchas ocasiones empobrecía aún más el reino, solo había tres clases: REY, NOBLEZA Y PUEBLO LLANO.

Ahora tenemos un gobierno que hace lo mismo, fíjense que el presidente es la cara pública, pero detrás tiene su equipo de gobierno, durante las elecciones prometen cosas que cuando llegan al poder, se les olvida completamente. El presidente sería el REY, el equipo de gobierno sería la NOBLEZA, y el resto… siguen siendo el PUEBLO LLANO, que cada cuatro años caen en la trampa de las votaciones. Pero el país sigue igual de mal y no hacen nada para mejorarlo, cada día hay más personas que caen en la trampa de los bancos, hipotecas, créditos, las personas viven con deudas, viven por encima de sus posibilidades económicas, y eso provoca hambruna, empobrecimiento y malos rollos con los demás, porque pueden acabar siendo marginados sociales.

¿Cambiaron las cosas entre la monarquía absolutista y el gobierno? Solo le cambiaron el nombre. Así es como el miedo va creciendo en las personas, miedo a no ser valorado a no ser nadie, por eso me dejo llevar por mi EGO y hago daño a los que me han dado amor, hago daño a quién siempre ha querido lo mejor para mí, porque no quiero ser un marginado social, quiero ser alguien. ¿pero quién? ¡Ni puta idea! Pero destrozo los caminos de los demás, porque tengo miedo a no ser reconocido como me lo estoy currando. Menosprecio a los amigos que consiguen cumplir sus sueños, insulto y critico a quién me ha estado ayudando en momentos en que realmente nadie me ha querido ayudar y solo una persona se ha quedado a ayudarme.

Recuerda que la humanidad la construimos entre todos.

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Es Simple... Pero Es Real...

  Nunca espero nada de nadie, y la gente siempre acaba sorprendiéndome, sea para bien o para mal. No espero nada de nadie, no porque no la...