Salí de Xauxa cuando eran cerca de las cinco de la
madrugada, me sentía cansada pero al mismo tiempo me sentía extraña, demasiado
densa para mí gusto, no entendía porque, pero Uriel quiso ayudarme a regresar a
casa, llegar a la habitación, cambiar las luces y echarme en la cama, aunque no
iba en pijama, él me ayudó a ponerme dentro del saco y él fue quien finalmente
me acarició la frente, me dio un beso de buenas noches y de feliz viaje y
después apagó la luz.
Cerré los ojos un momento, intentando buscar paz, pero de
repente los abrí y delante de mí apareció un túnel circular que estaba en el
techo de mí habitación, que me absorbió de tal forma que recuerdo que no quería
desprenderme, pero al final, mantuve la esperanza de que esto formaba parte del
viaje de esa noche, pero como era una nueva forma, no entendía si iría en la
buena dirección o no. El túnel me tragó entera, flotaba, me mareaba, me sentía
densa muy densa, era agobiante, porque me venían imágenes a la cabeza de mí
propio pasado, de la infancia, de la adolescencia y entonces de mis otras
vidas, un montón de imágenes que no sabría mucho para qué me servirían, hasta
que al final llegué a flotar en el espacio y ver ante mí, el planeta Tierra,
tan hermoso como siempre, pero había una variedad, se podía ver en el Atlántico,
la Atlántida, Mu y Lemúria… fue allí cuando me di cuenta de que estaba viajando
en el tiempo, wow.
De repente me arrastró el propio universo, lo hizo de tal
forma que parecía que quería despegar mi cuerpo físico del espiritual, no dolía
pero era impactante, no tuve más remedio que dejarme llevar, las estrellas
parecían estrellas fugaces, y la Tierra o Gaia como yo le llamo, había
desaparecido y en menos de treinta segundos, esa sensación paró, me giré,
mientras que seguía flotando en el espacio y allí estaba el planeta MARTE ante
mis narices. ¡Wow! Todos los planetas en realidad son bellísimos, si alguna vez
vosotros recordáis haber estado en otros planetas, sabréis de lo que os hablo,
porque no se puede describir con palabras. Poco a poco Marte me atraía más y
más a su superficie, hasta que vi una nave extraterrestre surcando el cielo
marciano, me quedé pasmada, porque reconocía la nave, y dije “¡Los insectoides!” eran los mismos que
nos atacaron en Arcturus y por eso yo tuve que abandonar junto a Orange nuestro
querido hogar dónde habíamos decidido vivir una encarnación muy bonita.
Por la multitud de naves que vi, sabía más o menos que nos
encontrábamos en la guerra antigua, en la gran guerra de Orión en una de las
batallas más impactantes en Marte, fue esa misma batalla quién despobló
completamente a nuestros queridos vecinos del planeta, quedaron muy pocos en
pie, pero tuvieron que exiliarse para no ser aniquilados por completo, a partir
de ese momento, las distintas razas les pareció
buena idea, irse a vivir bajo la superficie de sus planetas, para no
captar la atención de estas razas tan hostiles. Ya que intentaban destruir
aquellos que se resistían a otorgar o entregar el poder de Orión, ya os he
dicho varias veces que nuestro sector en el universo y en nuestra galaxia, los
gobernantes perviven en Épsilon, Mintaka o el tercer planeta del cinturón de
Orión, esta unión casi como si fuese una trinidad, es dónde manejan todo tipo
de decisiones (incluso la Biblioteca y el Tribunal Kármico están allí), incluso
peticiones burocráticas como permisos, actas de cualquier tipo (matrimoniales,
de existencia en el universo…), allí estamos todos nosotros en un registro y si
vas despertando la consciencia todo lo que necesites y pidas al universo, a
veces es Orión quién otorga los permisos para que tú obtengas lo que deseas. Un
apunte rápido antes de volver con el tema, sabéis que el Marido Atlante también
recuerda haber participado en esta guerra antigua, y lo mejor es que recuerda
haber participado juntos, mucho antes de llegar a trabajar juntos a la
Biblioteca, recuerden que él es de Sirio (un planeta llamado Inna).
Sabía que al ver a los insectoides merodear por allí no
sería una experiencia muy agradable, que yo recordase, no fui enviada a ese
planeta, pero de alguna forma estaba literalmente aterrizando en su superficie.
Mientras que me acercaba a su superficie, vi una llanura lleno de cadáveres y
en medio había todavía un guardián de luz, que intentaba resistir ante el
ataque de una de las naves de los insectoides, pero cuando vi quién era, lo
reconocí, era mi amigo de Épsilon llamado Quartz. Cuando mis pies tocaron el
suelo, empecé a correr hacia a él, esquivando y saltando a los demás compañeros
que habían muerto, era un pelotón de más de 100 y solo quedaba él, sabía que
los insectoides prepararían su táctica en esos casos, un rayo que quita vidas,
corrí tanto como pude y cuando la nave disparó, se topó con mi escudo de
energía que había creado en forma de cruz delante de mi pecho y que atrás tenía
a Quartz. Ese escudo nos salvó a los dos la vida.
“¿Qué haces aquí?
¡Pensaba que estaba en Épsilon!” dijo sorprendido Quartz y yo le dije “Vengo de muy lejos” no quería decirle
de dónde para que no supiese que no era esa Flor de Lys que recordaba, que soy
mucho más vieja, allí solo tenía 26.000 años, ahora tengo 72.000 años. En ese
momento había otra Flor de Lys que estaba defendiendo Épsilon con su propia
vida, literalmente con su propia vida, porque moría en la batalla que dio fin a
la guerra de Orión. Me preparé una bola de energía azul con tonos verdes y
amarillos, para poder lanzarlo, pero antes le dije “Cuando te lo diga, te pones a correr e intentas llegar a esas piedras
de allí a nuestra derecha ¿de acuerdo? Yo iré detrás de ti” Quartz solo
aceptó, conté hasta cinco y lancé la bola de energía, que llegó a la nave y le
di la orden para que empezase a correr y lo hizo, yo me tardé un poco para ver
si la bola hacía el efecto, así fue, esa bolita insignificante que cabía en la
palma de mí mano, fue el detonante de que esa nave fuese desintegrada en el
tiempo-espacio, rápidamente me eché a correr, porque no era la única nave que
había allí.
Aunque la guerra finalizó hace mucho tiempo, a lo largo de
mis encarnaciones he seguido formando parte del escuadrón de guardianes de luz
del universo, regido por el Arcángel St Miguel, así que me ido renovando en
distintas formas de defensa energética, de hecho St Miguel a veces entrenamos
juntos, pero últimamente no es tanto, así que sigo al día. A veces en la
encarnación actual, cuando me voy a dar la vuelta solita por el campo, la gente
me dice “¿Y no tienes miedo solita?”
y yo ¿para qué voy a tener miedo si las he visto de todos los colores? Recuerdo
perfectamente quién soy, sé que puedo defenderme, solo en casos muy extremos
usaría la fuerza como método, porque yo ni mato a una mosca, pero me sé
defender muy bien, incluso tenemos prohibido por ley universal poder matar,
solo en casos extremos, podemos lastimar.
Nos refugiamos en la piedra, lo suficiente como para tender
una pequeña charla, ya que por alguna razón más había ido a parar allí.
Q: ¿Dónde aprendiste
a defenderte así?
YO: Es verdad… no me
di cuenta que son maniobras demasiado modernas para vosotros…
Q: ¡No entiendo lo
que estás diciendo! ¿Cómo es que te han cambiado de destino? ¿Ha pasado algo en
Épsilon?
YO: No, allí de
momento… espera ¿Cuánto tiempo hace que estás aquí?
Q: Cinco lunas.
YO: Oksham. Ya veo…
Mira no hay mucho tiempo, pero me lo vas a agradecer cuando me vuelvas a ver…
Q: Oksham… pero ¿el
qué?
YO: He encontrado la
forma de poder ganar la guerra. En tres días vas a poder liberar este planeta
de ellos, luego, agarrarás la primera nave y te irás a Épsilon, yo estaré allí,
esperando al día siguiente para la batalla, pero va a pasar algo importante,
los insectoides se van a adelantar y van a empezar de noche la batalla.
Q: ¿Cómo de noche?
YO: Así es Quartz.
Cuando llegues tendrás tiempo suficiente para enseñar a hacer esto que acabas
de ver, yo te lo voy a enseñar a ti, pero debes prometerme que jamás vas a
decirme ni tampoco a nadie, quién te lo ha enseñado ¿Oksham?
Q: ¿Qué pasa si no lo
saben aplicar bien?
YO: Lo sabrán hacer,
no te preocupes. Pero esto es lo que nos hará ganar, porque sino se aplica
esto, perderemos.
Q: Igualmente aún
habrán más batallas.
YO: ¡No Quartz! El
día que llegues a Épsilon, será la última batalla, la que decidirá si se gana o
se pierde.
Se quedó bastante perdido e insólito, pero me entendió, así
que le enseñé, de todas formas no sabía que había sido yo misma la que había
tenido la idea más importante, porque cuando Quartz llegó a Épsilon vino a
darme las gracias sin saber porque y trajo este método y a partir de ese
momento los guardianes de luz usamos esta forma de defendernos. Pero ¿Quién fue
el primero? Sé que es como una leyenda, pero St Miguel a veces no siempre
parece el mismo, a veces cuando lo encuentro, parece la versión más antigua o
la más moderna de él mismo, los seres de luz también de alguna forma viajan en
el tiempo. Cuando le terminé de enseñar, regresé casi de inmediato a los dos
segundos a mi planeta, mi casa, mi cama, como si hubiese sido un sueño, pero
Uriel se alegró de verme y dijo “¡Llevas
fuera más de 9h!” para mi en realidad fueron como una hora o dos, la
relatividad es evidente cuando viajas a 4D o 5D.
Recomendación: The island awaits you – The Island soundtrack.
HR.
HERO&Corporation.
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