martes, septiembre 09, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 223 [3T]

 

Tengo que reconocer que el silencio que se armó tanto en clase mientras nos echaban y llegar al pasillo, era lo mismo que debe sentir alguien que está en el corredor de la muerte. Me aferré a que yo no había hecho nada, pero… entre esta chusma, nada se sabe…

-      ¿Se puede saber por qué insultaste a tus dos compañeros?- me preguntó la Ana.

-      ¿Cómo? ¿Yo? ¡No, no, no! ¡Yo no fui, fueron ellos!- me defendí.

-      ¿Te piensas que soy tonta? ¡He leído los correos!- decía la Ana.

-      Entonces, ¿por qué me culpas a mí? Si leíste bien, ¡ellos me insultaban!- le dije.

Pero ella estaba encaprichada que yo lo había causado todo, cuando aquí yo era la víctima.

-      ¡No fue ella! ¿No la escuchó? – gritó Uriel enojadísimo.

Pero como era de esperar la Ana no escuchó a Uriel, no escuchaba a los ángeles. Pero yo no entendía absolutamente nada, decía que había leído toda la conversación de los correos pero en vez de castigarles y echarles la bronca a ellos dos, me lo estaba haciendo a mí y solo a mí… ¿Están seguros que leyó todo el contenido o solo leyó un par de ellos? Aunque ahora Uriel y yo pensamos que quizás la Carla y el Guillem se chivaron a la jefa de estudios y le contaron lo que quisieron, y no era la verdad.

-      ¡Se acabó! Laia, te quedas sin GIC en todo lo que queda de curso.- dijo la Ana.

-      ¿Qué?- respondí, pero me miró con ojos amenazantes, pero proseguí- ¿Estás segura que lo que leíste es lo que realmente pasó? Por qué ellos lo causaron todo… me hacen eso… incluso más compañeros en el Messenger… ¿lo leyó bien?- dije.

-      ¡Cállate y acepta el castigo!- me gritó la Dolores.

-      ¡NO PIENSO HACERLO!- dije.

-      ¿Quieres que empeore todo?- dijo la Dolores.

Le miré a los ojos fijamente.

-      ¿Eso es lo que quieres?- le dije.

Pero no dijo nada.

Al final me quedé sin plataforma nosotros le llamábamos GIC, pero ellos solo estuvieron sin ella un solo mes, yo por todo el curso. Eso peligró mucho las notas, porque todos los profes subían la tarea por allí, y como era de esperar, nadie me imprimía una copia para mí, por eso estuve todo el curso pensando <cómo no hagas la tarea, prestes atención en clase e intentes colaborar un poco en clase, repito curso y de nuevo con la Dolores. Tengo que aprobar y pasar a tercero como sea>.

Ese fue el primer PUTADÓN del curso… pero no fue el único… hubieron más…


Un par de semanas más tarde, volvía a ser lunes, empecé a sentir lo mismo que el resto de la humanidad cuando empieza la semana, la tortura gratuita que estaba sometida, ¿Cuánto faltaba para las vacaciones aunque fueran las de Navidad? Todavía faltaban dos meses. ¡Puf, que largo se me estaba haciendo, de verdad!

Estábamos en exámenes de la preavaluación, cuando unos minutos antes de ir al patio la Dolores me llama para que fuera a su mesa, me acercara.

-      Laia, como veo que te cuesta estudiar y entregar las tareas, con la jefa de estudios y yo te hemos apuntado a una clase de refuerzo.- dijo la Dolores.

¿Otra vez orquestando a mis espaldas?

-      Así que esta tarde te quedarás de cinco a seis de la tarde, igual los martes. Vienen dos personas que están estudiando en la universidad de Vic, y están a punto de terminar la carrera, para ayudar a chicas y chicos como tú a intentar pasar el curso.- explicó ella.

Lo sé, no era mala idea si así me ayudaba a seguir aprobando a pesar de que tenía esa <digamos pequeña dificultad con la tarea>, pero de nuevo en lo mismo. Sin consultarme que a mí me dieran a elegir ya me apuntaron ellas, se me estaba privando de nuevo a mí derecho de elegir, que a pesar de tener 13 años, tenía la capacidad para elegir si me apetecía simplemente ¿no? En mi casa lo hacían así, y me parecía correcto. Pero de este modo <obligándome> a asistir… pues menos gracia me hacía.

-      Pues no lo necesito, gracias.- le dije, me di media vuelta para regresar a mi sitio.

-      ¡No te queda otra elección, Laia!- dijo ella, eso me hizo volverme a ella y prosiguió.- he visto tus notas…- por la cara que puso, se me quedaban bastantes.

¡Mierda! De nuevo Dolores 3 – Laia 0.

Cuando llegó las cinco de la tarde, en vez de esperarme en el patio, miré a Uriel le agarré de la manito y nos fuimos a casa.

-      ¿Y si se enteran tus padres? – decía preocupado Uriel.

-      ¡Ay Dary… déjate de preocupaciones! Es una hora para que sigan torturándome, ¡que no, que no, que me he hartado!- le respondí.

En ese momento sonó el teléfono fijo de casa, como estaba sola, atendí.

-      ¿Laia, se puede saber por qué no te has quedado en el patio a las cinco y te has ido a tú casa?- preguntó la Ana la jefa de estudios.

-      ¿Me llaman por qué no me he quedado a una hora más que ustedes dos me han obligado a hacer sin que fuera una penitencia? ¡Por favor! ¡Ya se pueden quitar de la cabeza que yo no asistiré a eso… yo he cumplido con mis horas, ahora ¡voy a disfrutar de mí tiempo hasta que sea mañana a las ocho y media de la mañana, cuando vuelva a la tortura que llaman ustedes colegio!- dije y colgué.

Fue muy extraño que me llamasen, ¿con qué derecho si yo ya había cumplido con las siete horas de clase obligatorias? Lo digo, porque si yo me saltaba un entrenamiento, no me llamaban a casa, a la semana siguiente le tenía que decir a Pepe que había pasado.

Una semana más tarde entregaron las notas, al mismo tiempo que mi papá tuvo que ir a hablar con la tutora. Cuando miré las notas, se me cayó el alma a los pies, estuve un ratito que ni emití sonido, de reojo vi como Uriel se agachaba a mí derecha, colocaba sus brazos cruzados encima de la mesa, y me miraba con sus ojos color cafés.

-      ¡Ay… criaturita de mí corazón! ¿Quieres hablar? – dijo Uriel.

-      ¿6, en serio?- dije.

-      Si, suspendiste seis materias, y además algunas son troncales, como español. – dijo con ternura, intentaba Uriel ser tierno porque el mazazo ya me lo agarré al ver las notas.

-      Eso fue porque cambiaron al profe.- me excusé.

Uriel arqueó las cejas, pero aguantó la risa que escondía en las comisuras de sus labios.

-      Creo que es mejor que encontremos soluciones, porque culpables nadie lo querrá ser. – dijo Uriel.

-      Mira lo que ponen los profesoras en anotaciones <debe hacer la tarea y estudiar más en casa>. ¿Pero qué cuernos voy a hacer la tarea si la suben todas a la GIC?- dije enojada, perdiendo totalmente el sentido de la humanidad, en serio…

Con tan solo un mes de curso suspender seis, era una barbaridad, y en esas era porque subían la tarea en la GIC y a mí se me había denegado el acceso. La verdad es que los profesores tampoco ayudaban en ese sentido, recuerdo un día que ya estaba harta de tantas humillaciones, me acerqué a la mesa del profe…

-      Perdona pero ¿No hay alguna forma que me lo des en papel?- le dije al profe.

-      ¿Yo? ¡No, no! ¡Debes buscarte la vida, Laia!- respondió.

-      No tengo acceso, ¿qué quieres que haga?- le dije.

-      Mira… ¡buscate un compañero que te lo imprima o te lo pase!- dijo el profe.

Lo intenté muchas y tanto que muchas veces, pero NADIE me llevaba el papel al día siguiente o ni siquiera me pasaba el correo con la tarea. ¿Cómo cuernos querían que hiciese la puñetera tareita?

Debido a eso, todo el curso pendía de un hilo demasiado fino, tuve tanta presión ese curso, que yo pensaba que iba a repetir curso. Uriel y Gabriel estaban muy cabreados con toda la logística de ese curso en general, la Rachida, la amiga que había hecho el año anterior, debido a que se enganchó a otra telenovela, al final decidimos ya no irnos juntas del cole, ni al mediodía ni a la tarde. Se lo respeté, porque parecía que para ella era importante la novela colombiana, antes de conversar conmigo, no se preocupen, estoy acostumbrada a ese tipo de trato, mi mamá mismamente lo hace mucho, voy  a decirle algo y ella está viendo una serie, una peli o lo que sea en la televisión, y me manda a callar, porque es más importante la serie (que ahora se puede poner pausa) que lo que me pase.



Lo peor no fue, no tener amigos, ni que en clase se me ignorara tanto, sino que lo peor eran las notas, sobre todo cuando llegaban a casa, y tenía que enseñarlas a mí padre.

-      ¿Cómo puedes ser una fracasada? ¡Suspendiste casi todas! ¿Quieres terminar como tú madre que en su momento no se sacó el graduado y no pudo ni ir a trabajar en un lugar decente? ¿Eso quieres, eh?- me gritaba, no me hablaba, me gritaba.

-      Pero papá… es que…- no me dejaba terminar.

-      ¡Es que nada, Laia! ¡Se acabó! ¡Estás castigada! Te voy a controlar la agenda para que hagas las tareas, y se acabaron los Sims hasta nuevo orden.- decía mí papá.

Aunque le explicase lo ocurrido, no me escuchaba (y sigue sin hacerlo). Tras eso, bronca, sin darme la chance de poder explicarme, y además aquí fue cuando empezaron los insultos, hasta ese momento, mi padre me empezó a tratar así.

Nunca supieron lo que sucedió con la GIC ni el tema del BULLYING, porque pensaba que no me creería, y que acabaría yo pagando el pato pero el doble. No entendía por qué me empezó a tratar tan mal, pero eso no era todo, empezó a meterse en mí vida de una forma que NO HABLABA solo EXIGÍA. Como el hecho de que me obligaba a bañarme un día si y el otro no, cuando yo siempre he tenido problemas en la piel y tengo que esperar dos días y al tercero me puedo bañar, sino la piel empieza a picarme.

Pero no eran simples palabras, eran con amenazas verbales, esta vez me amenazaba con que alguien podría llamar a los servicios sociales y quitarles la custodia. 

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lunes, agosto 25, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 222 [3T]

 

Caminé hacia la pelota, con la mano izquierda con el bicho que me sacaba los dientes puntiagudos como alfileres, se quejaba más, en cuanto vi que ya no me prestaban atención, estampé el bicho contra la pared y le reventé la cabeza con la pierna derecha, hasta que todo se quedó como una especie de charco negro que acabó marcando la pared. Agarré la pelota y me volví al campo.

Perdimos los primeros diez puntos en menos de veinte minutos, hasta que me tocó a mí sacar la pelota. Íbamos 0-10.

Me entregaron la pelota, mientras que me colocaba en la línea, boté la pelota tres veces al suelo. Coloqué la pierna izquierda frente la línea de fondo, y la derecha atrás abriendo las patas, con la mano izquierda sujetaba la pelota, mientras que la derecha con el puño la estaba preparando. Me incliné casi a la altura de la cadera, respiré profundamente aislándome completamente del ruido externo, y entonces miré al campo contrario.

Observé un hueco, visualicé la pelota cayendo allí, y entonces simplemente me incorporé un poco y saqué la pelota. ¿A dónde fue? Al hueco que había visto. ¡Diana! Habíamos ganado nuestro primer punto en la competición, mientras que repetía el proceso de colocarme para sacar, vi como las del equipo contrario se habían ocupado de no dejar ese hueco más. Pensando que la tiraría allí de nuevo, pero no fu así. Esta vez la tiré dentro del campo contrario pero muy cerca de la línea de fondo, dónde habían dejado un hueco. ¡Diana de nuevo y ya eran dos puntos!

Conseguí empatar, hasta que al final simplemente la tiré para que pudiéramos jugar todos, eso sí, las mareé a los del instituto tanto que nadie podía percibir dónde iban a parar las pelotas que lanzaba.

-      Laia, ¡Sal!- me dijo Pepe cuando faltaban ya el último punto de partido a favor nuestro.

Me fui al banquillo, pero enseguida ganamos, ellas no volvieron a hacer ningún punto más y nosotros, todos hasta llegar a 15 que era cuando se terminaba el partido.

-      ¿Dónde has aprendido a lanzar así?- me preguntó la Cristina.

-      Nadie me enseñó.- respondí.

-      ¿De verdad?- dijeron todas.

-      Si, así es.- respondí.

En ese momento las chicas me estaban felicitando pero yo a ellas también, habíamos ganado, eso quería decir que habíamos eliminado de la competición al instituto. Fue en ese momento cuando me compartieron que el año pasado, ellas habían ganado el primer puesto de la Copa Cataluña.

A pesar que nos dimos las manos con todos los contrincantes, la Sofía ni me quiso mirar más, agarró sus cosas y se largó sin apenas decirme nada. Gabriel puso los pies en el suelo, y con su brazo derecho me abrazó por encima de los hombros.

-      Tranquila, algún día lo entenderá… - dijo Gabriel.

-      Estoy preocupada por ella, se está volviendo oscura.- dije.

-      He visto lo que le has hecho con el bicho. ¡Te felicito, amor! – dijo Gabriel.

-      Creo que ha quedado una mancha.- le dije mientras que caminábamos hacía él.

-      Tú prima está sintiendo mucha presión por parte de su mamá, pero ella no entiende lo que le sucede y por eso lo gestiona mal. – dijo Gabriel.

-      ¿Es irónico, no?- dije.

-      ¿Irónico? – repitió arqueando las cejas.

-      A mí me hacen Bullying y ella lo provoca. ¿Qué piensa el universo de eso?- le pregunté.

-      Cada uno cosecha lo que siembra, amor. Aún te queda mucho por aprender, ¿por qué sigues viéndolo todo des del punto de victima? – preguntó Gabriel.

Me detuve y le miré arrugando la frente mirándole a los ojos.

-      ¿Eso es lo que piensas que hago, lo veo des del punto de víctima? – dije pero Gabriel no dijo nada, solo me escuchaba y proseguí.- ¡Yo no elegí pasar por esto, Gab! Yo no hago nada, pero ellos se permiten lastimarme sin motivo.- dije.

-      ¿Crees que lo hacen por maldad? – preguntó Gabriel.

No respondí.

-      ¿Si les vieras a los ojos serías capaz de decirme que lo hacen por maldad? – volvió a preguntar Gabriel.

-      No lo sé, Gab. Pero me están lastimando tanto…- dije.

-      ¿Des de dónde te duele exactamente? – preguntó.

No entendí la pregunta.


Ahora las cosas son muy distintas en el presente dónde les estoy compartiendo todo esto. Uno de los motivos de hacerlo fue superar esta etapa tan complicada que todavía con 32 años, aún me lastima. Pero quizás ahora sí que entiendo la pregunta que me hizo Gab esa tarde de viernes. Hace poco comprendí que los compañeros de clase y los profesores ya los había visto en otras vidas, justamente en las que yo fui una mala persona y los lastimé, así que todo el Bullying fue un ajuste de cuentas del Karma.

Ya me avisó el Maestro Jesús en su momento, aunque cuando pasé por todo el Bullying se me fue borrado, para no condicionarme. Aún no recuerdo que hice en esas vidas y porqué les lastimé tanto, pero se me quedó tan claro que en el universo nada queda en vano, todo tiene su responsabilidad y todos debemos hacernos cargo de las acciones y decisiones que tomamos, porque todas tienen sus consecuencias tarde o temprano. Dicen que es el tiempo quién pone a todos en su sitio,  pero no es verdad, es el universo quién lo hace.

Desde que se habla del Karma en nuestra sociedad actual, que la gente está cagada cuando le dicen <esto tiene karma> como si tuvieran más miedo de que te la puedan devolver que de lo que acabas de hacer. Dios no es vengativo ni benévolo, pero el universo tiene sus propios procesos para hacerte aprender todo aquello que haces para beneficiarte de los demás o de no actuar correctamente des del corazón.

-      Desde dónde enfocas tú dolor es lo que el universo te está enseñando que tal y como te sientes en otra ocasión fuiste tú el responsable del dolor que les causaste a ellos en otra vida, ¿comprendes? – comentó Gabriel.

-      No lo entiendo.- respondí.

-      El karma que tienes actúa para que te des cuenta de los que hiciste en el pasado, en otras vidas, para que no vuelvas a cometer el mismo error. – explicó Gabriel.

Me quedé pensando en silencio mirándole a los ojos.

A mitades de Octubre, la situación en clase empezaba a ser muy rutinaria, clases y más clases, algunas me iban de maravillas y otras no tanto. Un día en tutoría la Dolores explicó a la clase que por primera vez en este colegio, habían hecho algo totalmente novedoso, y era que habían creado una pg web con un campus para los alumnos, dónde ahí algunos profesores podrían poner las tareas o se pudieran entregar algunos trabajos.

Me pareció un salto importante en la educación mezclarlo con la tecnología del momento, así que a todos los alumnos se nos dio un nombre de usuario y contraseña, allí teníamos acceso a las carpetas de las materias, al correo interno entre profesor y alumnos o entre alumnos también, aunque en ese tiempo solo se podían subir en MB (ahora se ha mejorado a los programas actuales).

Era una buena idea, porque así intentaríamos parar la desforestación de los bosques que estaba afectando al mundo vegetal, elemental y animal. Por ejemplo, si era clase de biología y el profe decía “les subo una ficha que me tendrán que traer hecha para el próximo día” pues estaba mejor, porque llegabas a casa, entrabas al campus te bajabas la ficha en Word, lo rellenabas y lo entregabas (en algunas ocasiones querían que lo llevases impreso), era más cómodo.

Un día que entré en casa al campus porque nos habían puesto un documento que teníamos que leer y hacer un resumen en la libreta, cuando entré, vi que tenía un correo, así que me fui a la zona de correo a ver ¿qué me habían mandado? Al abrirlo, me di cuenta de que no era de ningún profesor, que era de los compañeros de clase, concretamente de Guillem y Carla que me iban insultando, también hubo más personas del curso que lo hacían…

-      ¡No, no, no y no! ¿Pero qué hacen insultándome acá?- dije.

Uriel estaba tumbado en el sofá, estaba algo perezoso ese día, me miró arrugó la frente y se incorporó.

-      ¿Quién te insulta? – preguntó preocupado.

-      Ven Dary, mira… - dije diciendo que no con la cabeza.

Uriel se arrastró por el sofá y se acercó a la pantalla del PC, leyó los correos amenazantes e insultantes, automáticamente se levantó me apartó las manos del ratón y del teclado y le dio a responder, después se puso a escribir.

-      ¿Qué haces? ¡No, para Dary! ¡No!- le grité.

-      ¡Déjame defenderte! – dijo enojado.

-      ¡No, no Dary, PARA! – no me hacía caso, así que le agarré de los brazos y se los aparté del teclado.- NO TIENES PERMISO.- le dije.

-      Trato de defenderte, amor… - decía enojado.

-      ¿Diciéndoles lo peor? ¡No! Hay que pararles los pies, pero no usando el mismo juego, Dary.- le dije.

Uriel se sentó en el sofá, estaba bastante ofensivo, me miró a los ojos, pero se tuvo que calmar.

-      Ya lo hago yo. ¿Tú sabes que si me ven caer en su trampa también voy a pagar el pato? Esto no es el MSN es el campus de la Salle, alguien debe estar revisando todo esto.- le recordé.

-      ¡Hostias, tienes razón! Casi la cago por ti… lo siento amor. – dijo dándose cuenta Uriel.

Empecé a escribir, para decirles que pararan, pero resultaba que estaban conectados y no paraban de insultarme. Hasta que al final, me descargué lo que tenía que descargar y cerré el campus.

 Tres días más tarde, llegó la jefa de estudios de ciclo inicial llamada ANA, me miró a mí, en ese momento supe que me había puesto en problemas, porque nos sacaron al pasillo a la Carla al Guillem y a mí. ¡Ay dios!...

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martes, julio 08, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 221 [3T]

 

En segundo de la secundaria, algunos profesores cambiaban de materia y otras simplemente repetían. En Catalán nos lo hacía Jaime, mientras que durante ese año español sería la Carolina, matemáticas y biología lo impartió Pepe el tutor del curso anterior. Melchor seguiría siendo el profesor de Sociales, el Ángel el de plástica y tecnología, la de inglés la Elisabet, en religión sería la Marta, y la Eva seguiría siendo la profesora de gimnasia.

El inicio de curso fue bien, no tuve ningún problema con los profesores, de hecho Pepe se había vuelto más <bueno> cuando vio que en matemáticas era buena, se quedó sin palabras cuando nos enseñaron las ecuaciones de segundo grado y en el examen empecé a bordar la materia. Además se quedó más asombrado cuando vio que tenía amigos en clase de refuerzo y que además aparte de sacar mis notas, también ayudaba a mis compañeros a aprobar. El curso anterior no me había podido ver así, pero me alegré porque empezó a tratarme mejor, con respeto y yo simplemente hice lo mismo (aunque para mí nunca le falté al respeto).

En la preavaluación saqué mejores notas, aunque se me quedaron dos materias suspendidas pero con un 4,30… solo tenía que darle una vueltilla más de tuerca y ya… pero claro, en tecnología cuando tocaba teoría no tenía ningún problema, pero en práctica… ese año teníamos que hacer una casita para pájaros. Sé que si me esforzaba podía hacerla sin problemas, si a veces ayudaba a mí padre con los pesebres que él solía hacer a mano y desde cero (según el chico de ojos verdes… <hacía maquetas> como el castillo de Carcassone, una copia exacta pero en miniatura). Pero la verdad es que el taller era una mierda… no me sentía a gusto con los compañeros, así que me pasaba todo el tiempo simulando que hacía algo con la madera.


A la hora del recreo, me harté de estar sola, así que vi que los compañeros se reunían al Sol a charlar, y pensé <quizás si hago un esfuerzo me acepten y tenga su amistad>. Me fui con ellos, a escuchar las historias (que había cada culebrón… que vaya…), pensé que funcionaría pero tampoco tenía ganas de compartir cosas, porque me daba miedo lo que pensaban de mí, igual ¿Qué les podía ofrecer sin hablar de viajes en el tiempo, ángeles, maestros y Agartha? Fue cuando me enganché aún más a los Sims 2.

Me di cuenta que ellos dejaron de hacerme Bullying si me acercaba en los recreos y estaba allí, y en alguna ocasión compartía algún pensamiento. Lo agradecí mucho, porque eso de que me perseguían por la calle, dejó de pasar por lo menos en los primeros meses, incluso pensé que solo había sido un mal año el anterior y ahora tan amigos. De nuevo estaba dándole esperanza demasiado deprisa.

La cosa empezó a ir mal cuando en Octubre, me había apuntado a Aerobic de nuevo como extraescolar en clase, y curiosamente ese año nadie se había apuntado. ¡Mierda!

-      Gracias por avisar…- les dije a la Dolores y a la jefa de estudios de Ciclo inicial llamada Anna.

-      Pero no te preocupes, te hemos apuntado a Voleyball aprovechando que tus compañeras de clase se han apuntado también, para que hagas amigas.- dijo la Anna.

-      ¿Qué hiciste qué?- dije pero nadie contestó, entonces añadí- ¿Sin consultarme?- dije.

-      ¿Consultarte? ¡Hemos pensado que era lo mejor para ti.- dijo la Dolores.

-      ¿Perdona? En mi casa todas las veces que me he apuntado a una extraescolar, siempre me han dejado elegir qué quería hacer, y ustedes ¿qué derecho tienen de hacerlo sin consultarme?- les dije molesta.

-      Soy tú tutora y pienso que esto es lo mejor para ti.- respondió la Dolores.

Le miré a los ojos fijamente, ella me miraba aguantando la mirada.

-      ¿Y si no quiero?- les dije.

-      Mira… pruébalo y luego veremos.- dijo la Dolores.

-      ¿Qué? ¡Ya estás apuntada y punto, esta tarde a las cinco y media tienes tú primer entrenamiento!- exigió la Anna.

-      Hablaré con mis padres.- dije.

Se terminó la conversación ahí, pero no soportaba (y sino sin soportarlo) que alguien tome decisiones por mí, es mi vida y yo elijo. Además, ¿amigas mis compañeras de clase? Si apenas las podía aguantar en clase… pasar los recreos con ellos era duro, muy duro para mí, pero es que ya la soledad me hartaba tanto, que me vendí y me sentí peor.

Cuando lo hablé con mis padres, pensaban que estarían conmigo pero ambos dijeron “pruébalo, sino te gusta, no pasa nada, lo dejas y ya”. Al final tuve que probarlo.

Me daba terror tener que compartir una hora más con las compañeras de clase, durante las dos horas de clase de la tarde, no estuve nada atenta, solo me preocupaba lo que sucedería a partir de las cinco y media de la tarde. Finalmente sonó el timbre y me fui al campo de Voleyball, esperé merendando un croasan que me compré en Can Gaja ya que me daba tiempo.

Al final no fue una mala experiencia, cuando vi quienes eran las niñas, aunque habían de primero y segundo (nadie de tercero o cuarto, qué raro), eran el grupo de la Cris, Ariadna,… las que iba en primaria y eso fue todo diferente, porque ellas no tenía ningún problema. La pasé tan bien que les dije a mis padres que continuaría. Eso sí cuando empecé que curiosamente el entrenador era el Pepe, nada más empezar me dijo “Galí, espero que entiendas el juego rápido porqué mañana a las cinco tenemos el primer partido de la liga copa Cataluña”.

Ese entrenamiento era para que Pepe pudiera elegir a su equipo titular del partido, yo simplemente fui a pasarla bien, así que los ejercicios que estuvimos haciendo, en parejas toques, allí conocí a la Marta una chica de mí edad de procedencia de Polonia, pero en algún momento repitió curso así que iba a primero. Una chica encantadora que nos hicimos amigas enseguida, en cada entrenamiento nos poníamos juntas a hacer toques, ¡qué divertido!

Rondaba el buen rollo en los entrenamientos de hecho nos divertíamos mucho porque alguien siempre contaba algo gracioso y todos nos reíamos, incluso algún chiste.

Después entrenamos los saques, así que en dos equipos uno en cada campo, en la linia de fondo, practicábamos los saques por abajo (antes la competición los permitía ahora no). Después teníamos que armar una fila para hacer un pase y rematar, y después empezábamos a estirar y finalmente armábamos dos grupos y simulábamos un partido, intentando aprender técnicas y estrategias para los partidos de la liga.

Al terminar, Pepe nombró a sus titulares, y entre las siete estaba yo. ¿En serio? Le había gustado, de hecho se me da muy bien todo tipo de deporte, es algo innato, en gimnasia solía sacar notazas. Esa fue la primera vez que estuve en un equipo jugando a un deporte que quizás podría plantearme para algo más serio… o quizás simplemente para desahogarme un poco de todo.

-      Pepe, ¿con quién jugamos mañana?- le pregunté.

-      Con el Instituto Antonio Pous, tienes que venir con camiseta blanca. Aún no tenemos los equipos listos.- dijo.

-      Ok.- respondí ilusionada.

Llegué a casa feliz de la vida.

-      Papá, soy titular en voleyball para el partido de mañana contra el Instituto Antonio Pous.- le dije.

-      ¡Anda! ¿Así que vas a jugar contra tú prima Sofía?- dijo.

-      ¿Qué? ¡Pero si le quitaron las extraescolares!- le dije.

-      Solo el tenis, el Voley tenía que seguir para no perder la ficha de la liga.- dijo papá.

<No jodas que será contra ella…> pensé.

-      ¿Dónde juegan?- preguntó.

-      En casa.- dije.

-      ¿A qué hora?- preguntó.

-      A las cinco y media.- dije.

-      Intentaré ir.- dijo papá.

-      ¿Qué? No gracias…- dije.

-      ¿Por qué?- preguntó asombrado.

-      Por qué no va ningún padre…- le dije (le mentí).

-      Ok.- dijo triste.

Uriel me dijo que quizás podrían haber entidades negativas que vinieran del equipo invitado o del mismo colegio, así que preferí mejor poner a salvo a mis padres.

Cuando vi a la prima Sofía, por un lado me alegré que por fin estuviera en mí colegio, pero enseguida se me nubló la mirada al recordar lo que le había pasado recién. Cada día reconocía menos a la Sofía, se estaba volviendo de una forma que no me estaba gustando nada, por eso empecé a preocuparme, además si sus padres solo me aceptaban a mí como su compañía, es que por lo menos veían que mí comportamiento quizás le hiciera reflexionar.

Tenía algunas amigas en su equipo, ellas iban con una camiseta muy ancha azul y roja, con los números de la equipación, no recuerdo el número que llevaba ella. Pero en cuanto llegó Pepe, nos pusimos a calentar, primero dimos un par de vueltas por el patio corriendo, después estiramos y acto seguido nos pusimos a practicar los remates. En cuanto le pasé la pelota a una de las chicas del otro equipo que se había puesto a colocarlas, lancé con todas mis fuerzas al ver que la Sofía tenía un bicho enganchado en la espalda, un bicho del bajo astral que le iba susurrando cosas y al mismo tiempo le chupaba la energía.

Lancé la pelota dentro del remate con tanta fuerza, que acabó rebotando en el campo de baloncesto que había al fondo. Recuerdo como todos se quedaron pasmados y en silencio viendo la velocidad que iba la pelota, entonces, me agaché para pasar debajo de la red para ir a buscar la pelota, en el momento en que la Sofía me vio que había sido yo, le miré fijamente, ella hizo lo mismo. Me acerqué a ella sin dejar de mirarle a los ojos, decidida.

-      ¡Buena suerte en este partido, amiga!- le susurré.

Ella no respondió, me detuve un momento, puse la mirada encima de su hombro izquierdo, y fui para tocarle el hombro pero ella dio un paso atrás. Fue el tiempo necesario para que yo le pudiera arrancar ese bicho al mismo tiempo que reaccionó como si algo le hubiese quemado en el hombro. 

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El Espejo De Mí Vida - Capítulo 223 [3T]

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