Te has caído y no tienes fuerzas para levantarte y seguir
adelante por el camino. Quieres rendirte porque has perdido todas las
esperanzas. Te sientes perdido y no sabes cómo encontrar de nuevo el norte. Te
sientes solo, aunque vivas con gente, te sientes que nadie te entiende, que
eres el único de tú especie que es un bicho raro que nadie quiere.
Entonces te veo en el suelo llorando como si en realidad
hubieses perdido la batalla del vivir, quizás el momento que estás pasando no
es el adecuado, el desamor, el desacuerdo, y todo lo que te lastima el corazón
duele tanto, que siempre soy ese personaje que sale en los cuadros desde hace
tantos años, y que recoge cada pedacito de tú corazón para volver a
reconstruirlo, y con el tiempo veas una mano que te agarra para que te vuelvas
a aferrar a ella para levantarte de nuevo y seguir caminando.
Te sientes en el suelo y lloras, no me ves, no me percibes
porque tienes el corazón roto y llevas una venda en los ojos que te separa de
mí, pero solo son símbolos físicos que en realidad a mí no me ha hecho
separarme de ti. Yo me encuentro agachado delante de ti, mirándote de frente a
los ojos, te veo llorar y pidiendo mí ayuda pero la mayoría de las veces no
recuerdas ni mi forma ni mucho menos mi nombre. Pero me mantengo allí, te
acaricio el pelo, la cara y me quedo mirándote, en un momento mágico percibes
mi tacto como un pequeño escalofrío que te pone la piel de gallina, y algo te
indica que no estás tan solo como te piensas.
Acerco mis labios a tú frente y con amor te paso las fuerzas
para recuperarte y de golpe dejas de llorar, cuando abro los ojos y separo los
labios de tú frente. Después de agarro las manos y te doy un abrazo, mágicamente
notas que la esperanza recorre por todo tú cuerpo, notas el amor que siento por
ti que es gigante y empiezas a calmarte como si fuese por arte de magia. Cuando
dejo de abrazarte te agarro de las manos y te ayudo a levantarte, aunque no me
percibes, pero estoy aquí, y cuando llegas a estar de pie nuevamente, acaricio
tus ganas de seguir viviendo a tú lado.
PD. Esta reflexión va dedicado a todos aquellos ángeles que
nos ayudan cuando más lo necesitamos y a esa Hermandad Blanca que desde una
percepción distinta a la nuestra nos acompañan y nos ayudan siempre. Gracias
por todo lo que hacéis, os amo. Este mensaje está canalizado por todos los
ángeles, más concretamente el Arcángel
San Gabriel.
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